(RSF/IFEX) – RSF está alarmada ante la nueva oleada de agresiones y amenazas contra periodistas, que se han constatado en los meses de mayo y junio de 2007 y que frecuentemente son obra de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). A RSF le preocupa también el clima de violencia contra los […]
(RSF/IFEX) – RSF está alarmada ante la nueva oleada de agresiones y amenazas contra periodistas, que se han constatado en los meses de mayo y junio de 2007 y que frecuentemente son obra de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). A RSF le preocupa también el clima de violencia contra los medios de comunicación en las recientes manifestaciones estudiantiles, después de que el Estado anunciara una reducción en los medios económicos destinados a las universidades públicas.
«Las FARC no desmienten su reputación de predadores de la libertad de prensa en las regiones donde permanecen activas. Sus amenazas son cada vez más premeditadas y directas. Los odiosos métodos que emplean no tienen nada que envidiar a los de los paramilitares. Es urgente que se revisen los planes de protección de periodistas, que ligan al Gobierno con la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, en el sentido de una mayor eficacia. Por otra parte, condenamos sin reservas las agresiones cometidas por algunos manifestantes estudiantiles que, estúpidamente, equiparan a la prensa con un poder dirigido contra ellos. Esperamos que lleguen hasta el final las denuncias presentadas por algunas redacciones», ha declarado RSF.
Entre el 14 de mayo y el 6 de junio, Afranio Franco, periodista independiente, recibió cuatro amenazas telefónicas, atribuidas a las FARC. A principios de mayo, cuando se encontraba en Planadas (Departamento de Tolima, Centro), al periodista le despertaron por la mañana dos hombres armados, en la habitación de su hotel. Los dos individuos le ordenaron que les diera la cámara que había usado. El periodista les contestó que estaba en la habitación de su camarógrafo, donde los agresores detuvieron a ambos periodistas y se llevaron su material y su equipo.
El 20 de mayo, Rodrigo Callejas, de la emisora de la emisora de radio Fresno Estéreo, recibió una llamada telefónica de un tal Luis Alfonso, que reivindicaba pertenecer a las FARC y le advirtió: «Esto es serio, escuche: está usted a punto de inmiscuirse en nuestras cosas y por eso va a morir». La víspera, el periodista había cubierto la visita del gobernador de Tolima al municipio de Fresno, y había notado la presencia de un hombre sospechoso, que escondía el rostro con un sombrero. Alfonso ordenó también al periodista que «no tocara a René Quitiná», nombre de un individuo recientemente condenado a cinco años de cárcel, por «rebelión». También acusó al periodista de tener relaciones con un comerciante, sospechoso de convivencia con los paramilitares de la Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Alfonso finalizó sus amenazas avisando al periodista de que estaba siendo escuchado y seguido.
El 8 de junio, Juan Alberto Giraldo, periodista del canal local Telecafé y corresponsal de Noticiero CM&, resultó herido en la cabeza de una pedrada en unos enfrentamientos entre policía y estudiantes en Manizales (Oeste).
El 13 de junio, el diario «El Nuevo Día de Tolima» recurrió a más de 60 policías ante la presencia de unos estudiantes que lanzaban piedras a la redacción, y llenaban sus muros con graffiti. Cinco días antes, el periódico publicó unas fotos en las que se veían los desbordamientos de una manifestación estudiantil. El 12 de junio, la redactora Adriana Montealegre y el fotógrafo Helmer Parra fueron amenazados, y conminados a borrar sus imágenes, cuando cubrían una asamblea general en la Universidad de Tolima. En el mismo período, en otras sedes, algunos manifestantes encapuchados atacaron a fotógrafos y obstaculizaron su trabajo
La policía y el ejército no se han quedado al margen. El 10 de mayo en Tulúa (Sudoeste), algunos miembros de las fuerzas armadas expulsaron, disparando al aire, a una docena de periodistas llegados para cubrir la muerte de algunos militares, en un ataque de las FARC. Dos días después, en Barranquilla (Norte), unos policías dieron una paliza a cuatro periodistas en la vía pública. Isis Beleño, del diario «El Heraldo», resulto herida.