Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 44 miembros de IFEX, incluyendo miembros del Grupo de Trabajo de Género de IFEX, llaman la atención sobre la situación de la mujer que es blanco de ataques debido a su género dentro de la comunidad de la libertad de expresión.
(FIP/IFEX) – 23 de noviembre de 2010 – Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 44 miembros de IFEX, incluyendo miembros del Grupo de Trabajo de Género de IFEX, llaman la atención sobre la situación de la mujer que es blanco de ataques debido a su género dentro de la comunidad de la libertad de expresión:
Sra. Michelle Bachelet
Vicesecretaria General para la Igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer (ONU Mujeres)
c/o Sede de la Organización de las Naciones Unidas
First Avenue at 46th Street
New York, NY 10017 USA
Sra. Michelle Bachelet:
Antes que nada deseamos felicitarla por su asunción como Directora de ONU Mujeres, así como por la decisión de las Naciones Unidas de incrementar el estudio de violaciones y discriminaciones en contra de la mujer. Esto es particularmente importante dado que nos acercamos al 25 de noviembre de 2010, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y 15º aniversario de la Declaración de Beijing y Plataforma de Acción.
Los miembros del Intercambio Internacional por la Libertad de Expresión (IFEX), incluyendo aquellos del Grupo de Trabajo de Género de IFEX, desean llamarle la atención sobre la situación que sufren muchas mujeres en nuestras comunidades, siendo discriminadas y atacadas por su género. Esto se da particularmente en países donde la libertad de expresión no es respetada. Desafortunadamente, en muchas partes del mundo, la combinación de una cultura de impunidad y de sistemas judiciales débiles resultan en crímenes contra las mujeres frecuentemente no castigados o siquiera investigados.
Las mujeres cuya labor es informar sobre temas de interés público o defender los derechos humanos se ponen en riesgo para hacer escuchar sus voces. Es fundamental destacar que los desafíos a los que se enfrentan estas mujeres se extienden más allá de los medios tradicionales, hacia el reino cibernético. Este año se ha visto un perturbador incremento en la tendencia de intimidación, asalto y encarcelamiento de blogueras y activistas.
En Vietnam, las autoridades arrestaron a Le Nguyen Huong Tra, por supuesta difamación de un alto miembro del Partido Comunista y de su familia. Este año Lu Thi Thu Trang, una activista de internet asociada con un grupo pro-democrático, fue golpeada por oficiales de la policía frente a su hijo de cinco años y nuevamente en la comisaría. En Tailandia, la directora ejecutiva del sitio web de noticias independiente Prachatai.com, Chiranuch Premchaiporn, ha sido objeto de frecuentes hostigamientos judiciales por su rol de promotora del derecho de expresión. En setiembre fue arrestada y acusada por no remover de forma expeditiva posteos considerados como «ofensivos para la monarquía». De ser condenada, podría enfrentarse a la asombrosa sentencia de 82 años en prisión.
Esto sucede con periodistas y activistas de género femenino de otras partes del mundo, discriminadas por sus opiniones públicas así como por su género. En Colombia, por ejemplo, la activista de derechos humanos Norma Irene Pérez fue asesinada en agosto, poco después de haber participado de una manifestación reclamando la investigación de una fosa común donde se cree yacen los cuerpos de varios miles de colombianos asesinados por los militares. La periodista Claudia Ayola Escalón, una columnista de Cartagena, recibió una amenaza de muerte por e-mail advirtiéndola de que «ha llegado el momento de que pague por lo que ha escrito», amenaza que se extendió a su joven hija. Ayola escribe frecuentemente sobre temas sociales y políticos, así como sobre los derechos humanos y la sexualidad, y acababa de publicar un artículo sobre la violencia de género.
En México, considerado actualmente uno de los lugares más peligrosos para ser periodista, la escritora y activista por los derechos de la mujer Lydia Cacho continúa enfrentando la intimidación, el hostigamiento y amenazas de todo tipo por cubrir el abuso sexual y la trata de personas. El personal y las clientes del Centro Integral de Atención a la Mujer, una organización para mujeres abusadas fundada por Cacho, han sido amenazadas por la policía. De acuerdo con el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), México no posee mecanismos para proteger periodistas de género femenino.
Irán, que acaba de perder una puja por un asiento en el Consejo de la Mujer de las Naciones Unidas, es conocido por su trato espantoso de las mujeres. En Irán, hay tantas mujeres en prisión que no podemos mencionarlas a todas. Shiva Nazar Ahari, bloguera y activista de derechos humanos del Comité de Reporteros de Derechos Humanos, fue condenada a seis años de prisión en septiembre y se enfrenta a la pena de muerte, y Jila Baniyaghoub, fue encarcelada durante un año a cambio de la flagelación. La periodista Hengameh Shahidi fue condenada a seis años de prisión tras la represión del año pasado después de las elecciones, y la periodista Mahsa Amrabadi fue acusada de «atentar contra la seguridad nacional» por criticar públicamente la detención de periodistas; ella está apelando su condena de un año de prisión. Mientras tanto Noushin Ahamadi Khorasani editora del sitio web Escuela feminista (Feminist School) y una de las fundadoras de la campaña en línea «Un Millón de Firmas» (One Million Signatures) para cambiar las leyes discriminatorias contra las mujeres, ha sido victima de hostigamiento judicial por parte de los servicios de inteligencia, y Maryam Bidgoli, quien también participó de la campaña, fue sentenciada a un año de prisión.
Mientras tanto, en Túnez, las activistas de los derechos de las mujeres, periodistas y abogadas, incluidas las de la Asociación Tunecina de Mujeres Democráticas, son frecuentemente objeto de campañas de difamación, incluso a algunas de ellas se las ha tratado de prostitutas. A estas mujeres y sus familias se las ha desacreditado con fotos o videos pornográficos. Esto es vergonzoso en un país que se enorgullece de ser líder de los derechos de la mujer en la región.
En Gambia, las autoridades arrestaron a la activista de derechos de la mujer y periodista Amie Bojang-Sissoho y a la Dra. Isatou Touray, parte del Comité de prácticas tradicionales nocivas de Gambia (Gambia Committee on Traditional Harmful Practices), una organización que promueve el empoderamiento de mujeres y chicas, y lucha contra la mutilación genital y otras prácticas discriminatorias. Las activistas fueron liberadas solo después de que el caso captara la atención de los medios internacionales pero siguen en juicio por reportar la violencia contra las mujeres.
Al mismo tiempo, se detuvieron las investigaciones por el asesinato de dos periodistas rusas que eran abiertamente críticas. Natalya Estemirova, quien trabajaba junto al grupo de derechos humanos «Memorial», fue secuestrada de su hogar en Chechenia en julio de 2009. Su cuerpo fue encontrado con heridas de escopeta en la cercana República de Ingusetia. Estemirova estaba investigando casos de abusos a los derechos humanos en Chechenia cuando desapareció. No ha habido ningún avance en el caso. El asesinato de la periodista del «Novaya Gazeta», Anna Politkovskaya, en el 2006, también sigue sin ser resuelto.
Estos casos demuestran la gravedad de la violencia, del hostigamiento y de la intimidación que aquellas mujeres que no reprimen sus críticas enfrentan al informar sobre temas de interés público. Es por esto que, nosotros, los miembros firmantes de IFEX, la exhortamos a:
– Condenar todas las formas de violencia y represión contra las mujeres que hacen ejercicio de su derecho de libertad de expresión, y a llamar la atención sobre los casos de violencia de género, como se lista a continuación.
– Llamar a las autoridades de Vietnam pidiendo la liberación de la bloguera Le Nguyen Huong Tra, y que se lleve a cabo una investigación exhaustiva sobre los abusos en contra de la activista de internet Thi Thu Trang, para asegurar que los culpables sean llevados ante la justicia.
– Llamar a las autoridades tailandesas para que levanten todos los cargos y terminen con el hostigamiento judicial en contra de Chiranuch Premchaiporn.
– Apelar a las autoridades colombianas para que lleven a cabo una profunda y detallada investigación sobre el asesinato de Norma Irene Pérez, así como sobre las amenazas en contra de Claudia Ayola Escalón y otras activistas y periodistas que han sido objeto de violencia, asegurando así que los culpables sean llevados ante la justicia.
– Instar a las autoridades iraníes a liberar a Shiva Nazar Ahari, Jila Baniyaghoub, y otras periodistas, y a cesar el hostigamiento judicial en contra de Noushin Ahamadi Khorasani
– Pedir a las autoridades de Gambia que pongan fin al hostigamiento y a la intimidación oficial de las activistas por los derechos de la mujer.
– Reclamar a las autoridades rusas que lleven a cabo una cuidadosa y detallada investigación sobre los asesinatos de las periodistas Natalya Estemirova y Anna Politkovskaya, y que aseguren el enjuiciamiento de los culpables.
– Solidarizarse con las mujeres que desafían en todas partes del mundo la injusticia y la violencia de género por cumplir con sus tareas cívicas y profesionales, así como por atender las áreas críticas y los puntos débiles de los derechos de las mujeres globalmente, incluyendo la violencia y la libertad de expresión, como fue señalado en la Plataforma de Acción de Beijing.
– Pedir a las autoridades nacionales que lleven a cabo investigaciones comprometidas y exhaustivas en los casos de periodistas, escritoras, activistas y blogueras que han sido víctimas de la violencia de género, con el fin de que sus atacantes y asesinos enfrenten la justicia.
Es tiempo de que los gobiernos, instituciones internacionales y la sociedad civil tomemos medidas concretas para terminar con las atrocidades que nuestras colegas enfrentan en el ejercicio de su labor.
Haga clic aquí para ver la lista de periodistas, escritoras, blogueras y activistas han sido discriminadas por cumplir sus deberes profesionales.
Firman,