Al otorgarle a Reyot Alemu el Premio 2013 Guillermo Cano de la Libertad de Prensa, la UNESCO reconoce la valentía de la periodista encarcelada de cara a la hostilidad del gobierno de Etiopía hacia la libertad de prensa.
“Valiente” es la palabra que sigue apareciendo en las descripciones de Reyot Alemu, la periodista etíope cuyos reportajes y columnas, sobre todo en relación a cuestiones políticas y económicas, le valieron cinco años de prisión por «promover el terrorismo», y que fue recientemente galardonada con el Premio 2013 UNESCO-Guillermo Cano de la Libertad de Prensa por su contribución a la libertad de prensa.
«Su verdadero delito fue el coraje», afirmó al IPI Martin Schibbye, un periodista sueco que pasó más de un año en una prisión de Etiopía y que se ha reunido varias veces con Alemu.
Elias Kifle, un comentarista exiliado, dijo que nunca conoció a Alemu en persona, pero que estaban en contacto. «Es una periodista valiente», escribió, citando su trabajo crítico sobre un proyecto del gobierno para represar el río Nilo. «Es un proyecto que ningún otro periodista en Etiopía se atrevería a explorar, o enfrentaría un peligro inminente», le dijo al IPI.
Kifle, él mismo, fue condenado in absentia el año pasado a cadena perpetua. Algunos artículos que Alemu escribió para su sitio web, The Ethiopian Review, eran al parecer una de las evidencias que la acusación presentó en su contra.
El año pasado, la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF) reconoció la firmeza de Alemu con su Premio Valentía en el Periodismo. El perfil que hicieron de Alemu describe a la periodista y ex profesora de secundaria como el tipo de persona que entregaba una parte de su salario a sus estudiantes, que hacía preguntas difíciles, y que no paraba, incluso cuando se ensuciaba su nombre en la prensa propiedad del gobierno.
Alemu fue una de los muchos periodistas críticos y opositores detenidos en el 2011 y posteriormente condenados por delitos relacionados con el terrorismo. Entre ellos, se encuentran los periodistas suecos Schibbye y Johan Persson, que más tarde fueron liberados, así como Alemu, Woubshet Taye, Eskinder Nega y otros que no lo fueron.
IPI ha condenado reiteradamente los esfuerzos del gobierno etíope para silenciar a sus críticos. Varias de las publicaciones para las que escribió Alemu han cerrado, incluyendo Feteh, Addis Were, y una revista mensual fundada por ella, Change.
En enero de 2012, Alemu, Taye y Kifle, fueron condenados por terrorismo. Los grupos de derechos humanos que monitorearon los juicios de los periodistas condenaron la falta de garantías procesales y el hecho de que la fiscalía utilizó artículos en línea escritos por los acusados como prueba.
Schibbye recordó cómo un día vio a Alemu salir del palacio de justicia en Addis Abeba después de una audiencia, con pilas de sus artículos en sus brazos. «Los artículos escritos y publicados por ella en su profesión legítima como periodista [eran] de repente pruebas en apoyo de las alegaciones de terrorismo», escribió.
Alemu fue condenada a 14 años de prisión por lavado de dinero, conspiración para cometer un acto terrorista, y por apoyar el terrorismo. En agosto de 2012, los tribunales anularon las dos primeras condenas, pero en enero de 2013 se confirmó su condena por «promover el terrorismo».
Esto hace que Alemu tenga que vivir tres años más en la cárcel Kality de Etiopía, donde se reportan condiciones terribles que han afectado su salud. En 2012, se le permitió a la periodista salir de la cárcel para que le retiraran un tumor maligno en el seno, pero regresó inmediatamente después, sin tener tiempo para recuperarse, afirmó IWMF.
Pero encarcelar y silenciar a los periodistas sólo hace que el mundo esté más dispuesto a escuchar lo que tienen para decir. Antes de su encarcelamiento, Alemu era «bien conocida entre los periodistas políticos», pero no en los medios de comunicación de Etiopía en su conjunto, afirmó un periodista que pidió no ser identificado al IPI. Ahora es objeto de un sinnúmero de artículos, y ha recibido dos premios internacionales de periodismo, de la UNESCO y la IWMF. El alto precio, por supuesto, es su libertad.
De los columnistas tras las rejas, Schibbye escribió: «Son inteligentes y bien educados, podían haber elegido una vida fácil, podrían haber elegido otra profesión» Pero, escribió que su «amor por la verdad, por su país, por sus semejantes y para Etiopía los convirtió en periodistas».
De acuerdo con informes y periodistas locales, Alemu podría haber solicitado un indulto a cambio de su liberación, pero se ha negado hasta ahora a decir que ella es culpable. Alemu dijo: «Estaba preparando artículos que se oponen a la injusticia. Cuando lo hice, supe que iba a pagar el precio por mi valentía y estaba dispuesta a aceptar ese precio. «
Naomi Hunt, es una asesora senior de Libertad de Prensa para IPI, donde se centra en África y el Medio Oriente. Konstantin Balev es pasante en IPI y está realizando una maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Webster. IPI es una red global de editores, redactores y periodistas líderes con sede en Viena, Austria, y dedicada a la defensa de la libertad de prensa en todo el mundo. Usted puede leer más acerca de IPI en: www.freemedia.at