En vísperas de la Cumbre de Líderes del G20 en San Petersburgo, organizaciones de derechos humanos piden a los líderes del mundo denunciar las leyes rusas que discriminan a las personas LGBTI y impiden que las organizaciones no gubernamentales pueden hacer su trabajo.
Usted sabe que un país se encuentra bajo escrutinio cuando la gente de todo el mundo comienza a boicotear su bebida emblemática.
La campaña «tira el Stoli» (dump Stoli), una iniciativa lanzada por el columnista y activista LGBTI Dan Savage, llama a un boicot de una de las principales exportaciones de Rusia, el vodka Stolichnaya.
La campaña se inició a finales de julio, poco después de que la Duma Rusa aprobara una ley que prohíbe a las personas compartir información sobre las minorías sexuales.
Preocupados porque la ley no sólo sería discriminatoria para las personas LGBTI rusas, sino también para los atletas LGBTI en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, los activistas de todo el mundo comenzaron a protestar contra ella. Algunos llamaron a un boicot de los Juegos Olímpicos, mientras que otros se unieron al boicot del vodka tirando galones de Stoli a las calles de West Hollywood, y retirándolo de los bares en la ciudad de Nueva York, Seattle y Londres.
A finales de agosto, todos los ojos estaban puestos en Rusia, y organizaciones de derechos humanos vieron a la próxima Cumbre de Líderes del G20, que se desarrolla en San Petersburgo los días 5-6 de septiembre de 2013, como una buena oportunidad para llamar la atención sobre el clima de deterioro de los derechos humanos en el país anfitrión.
El 28 de agosto, organizaciones rusas e internacionales lanzaron la campaña “Keep Hope Alive” (mantén la esperanza viva) como una forma de llamar la atención sobre la represión de Rusia sobre la sociedad civil, que se ha fortalecido desde que Vladimir Putin fue reelegido como Presidente el año pasado.
La iniciativa denuncia una serie de leyes discriminatorias que se han aprobado desde 2012, incluyendo una que requiere que las organizaciones no gubernamentales que reciben financiamiento extranjero se registren como «agentes extranjeros».
En un comunicado de prensa expresando su apoyo a “Keep Hope Alive”, Freedom House señala que la mencionada ley «… alimenta la violencia y la discriminación contra los grupos minoritarios más vulnerables en Rusia, incluidos los trabajadores inmigrantes, las minorías étnicas y religiosas y las personas LGBTI.»
“Keep Hope Alive” también es apoyada por ARTICLE 19, Civil Rights Defenders, Front Line Defenders, ILGA-Europa (Región europea de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex), la Red Rusa LGBT y UNITED para la Acción Intercultural (Red europea contra el nacionalismo, el racismo, el fascismo y en apoyo de los inmigrantes y refugiados).
La campaña incluye un video informativo sobre abusos contra los derechos humanos en Rusia, así como páginas de medios sociales en inglés y ruso que animan a la gente a visitar, compartir y colaborar.
“Keep Hope Alive” no es la única iniciativa que busca poner la libertad de expresión y los derechos humanos en la agenda del G20.
PEN Internacional también ha pedido a las personas que denuncien las acciones cada vez más represivas en el país, incluyendo el encarcelamiento de los miembros de Pussy Riot Nadezhda Tolokonnivova y Mariya Alekhima, que fueron condenadas por cargos de vandalismo junto con su compañera de banda Yekaterina Samutsevich, después de realizar una «oración punk» en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú el año pasado.
En un reciente comunicado de prensa, PEN solicitó a las personas que escribieran a sus funcionarios electos, que contactaran periódicos y periodistas o que publicaran ellos mismos artículos sobre la represión en Rusia.
Otras organizaciones que se dedican a la libertad de expresión, también han hecho un llamado a los líderes del G20 antes de su reunión.
Human Rights Watch escribió recientemente cartas a los líderes de Estados selectos del G20 – incluyendo Australia, Brasil y Argentina – pidiéndoles de reunirse con las organizaciones no gubernamentales rusas para conocer de primera mano acerca de cómo la represión estatal afecta a su trabajo.
“Una sociedad fuerte y abierta es esencial para la transparencia”, dijo Tanya Lokshina, director del programa de Rusia de Human Rights Watch, en un comunicado de prensa. “El liderazgo de Rusia necesita saber de parte de sus socios del G20 que la represión no sirve sino que contradice los intereses de una sociedad abierta.”
Los continuos esfuerzos de campaña de todas estas organizaciones ya pueden estar teniendo algún efecto.
El 3 de septiembre de 2013, Reuters informó que el presidente de EE.UU. Barack Obama había invitado a los activistas de derechos humanos rusos a un encuentro el 5 de septiembre. Entre los invitados estaban Vykhod, o «Salir del armario», un grupo de derechos gay que ha protestado contra la «ley de propaganda homosexual” de Putin.
Sin embargo, activistas como Lyudmila Alexeyeva – quien también asiste a la reunión con Obama – son escépticos acerca de los motivos de Obama. Reuters cita al activista diciendo “Esto es política, esto es debido a Snowden y lo demás.”
El mes pasado, Obama canceló la reunión bilateral entre EE.UU. y Rusia a principios de septiembre, citando, entre otras cosas la “decisión decepcionante de Rusia de conceder asilo temporal a Edward Snowden”, según The Guardian.