Según las cifras de Reporteros sin Fronteras, Asia (con 24) y Oriente Medio y el Norte de África (con 23) son las regiones con más periodistas asesinados este año por causas relacionadas con su profesión.
La cifra anual de periodistas asesinados por causas relacionadas con el ejercicio de su profesión ha vuelto a ser muy elevada en 2013, aunque los 71 profesionales asesinados suponen un 20% menos que el año anterior, según el último Balance de violaciones a la libertad de información, publicado anualmente por Reporteros sin Fronteras.
Los secuestros también han aumentado considerablemente, un 129%, y, en general, los ataques a los informadores de todo tipo.
«A pocos días del séptimo aniversario de la resolución 1738 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre la protección a periodistas, combatir la impunidad debe ser una prioridad de la comunidad internacional», afirma Christophe Deloire, secretario general de Reporteros sin Fronteras.
Asia (con 24) y Oriente Medio y el Norte de África (con 23) son las regiones con más periodistas asesinados este año por causas relacionadas con su profesión. El número de periodistas asesinados en el África subsahariana decae, de 21 en 2012, a 10 en 2013, sobre todo por la disminución de los asesinatos en Somalia (de 18 en 2012 a 7 en 2013), mientras que América Latina sigue una pauta similar, pasando de 15 en 2012, a 12 en 2013.
Siria, Somalia y Pakistán continúan en la lista de los cinco países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo. A ellos se ha juntado ahora Filipinas, que ha reemplazado a México y Brasil en las posiciones del año pasado, aunque Brasil ha tenido los mismos periodistas asesinados -5- que el 2012, mientras que, en México, dos periodistas han sido asesinados y otros tres han desaparecido. El regreso del PRI al poder y las nuevas presiones a los medios de comunicación han contribuido a aumentar la autocensura, motivo, quizás, por el que la cifra de periodistas asesinados haya disminuido con respecto a otros países.
El 39% de las muertes ocurren en zonas de conflicto, como Siria, Somalia, Mali, la provincia india de Chhattisgarh, la pakistaní de Balochistán, y la república rusa de Daguestán. Las demás muertes pueden atribuirse a acciones de grupos armados vinculados a organizaciones criminales (incluidos narcotraficantes), milicias islamistas, policía o fuerzas de seguridad, y oficiales corruptos.
De los 71 periodistas asesinados en 2013, el 37% trabajaba para medios impresos, el 30% para emisoras de radio, 30% también para canales de televisión y el 3% trabajaba para medios en Internet. La mayoría de ellos (un 96%) eran hombres.
El numero de periodistas asesinados por causas relacionadas con su profesión ha caído un 20% del 2012 al 2013, pero ello se debe a la excepcionalidad del curso pasado, especialmente mortífero para los periodistas, con 88 asesinatos a lo largo del año. Las cifras de 2013 se asemejan más a las de los años anteriores, con 67 periodistas asesinados en 2011, 58 en 2010 y 71 en 2009, sin embargo las agresiones y amenazas han aumentado, provenientes sobre todo de fuerzas de seguridad y grupos no estatales. Los periodistas han sido blanco constante de las fuerzas de seguridad en Turquía, por ejemplo, durante las protestas en el parque Gezi, y en Ucrania, por las manifestaciones en la plaza de la Independencia.
Durante la «primavera brasileña» se registraron más de 100 casos de acosos y agresiones a periodistas, la mayoría por parte de la policía militar. En Colombia y México también han aumentado las protestas y las agresiones por parte la policía a los profesionales de los medios de comunicación. Los periodistas también estuvieron entre las detenciones políticas que tuvieron lugar en Egipto y fueron víctimas de la violencia sectaria en Iraq, de las milicias libias y de la amenazas por parte del Gobierno y la oposición guineana durante las manifestaciones previas a las elecciones. En India, Bangladesh y Pakistán también han aumentado las amenazas y agresiones contra periodistas, así como las muertes.
El aumento de periodistas secuestrados ha sido considerable (de 38 en 2012 a 87 en 2013). La mayoría de los casos han tenido lugar en Oriente Medio y el Norte de África (71), seguidos del África subsahariana (11). En 2013, 49 periodistas fueron secuestrados en Siria y 14 lo han sido en Libia. El caso sirio se ha vuelto cada vez más sistemático, disuadiendo de forma creciente a los periodistas de viajar al país. Los periodistas extranjeros han sido víctimas, tanto del Gobierno sirio, como de los grupos islamistas, como ISIS y Jabhat Al-Nosra. Pero los periodistas sirios siguen siendo los más expuestos. En total, al menos 18 periodistas extranjeros y 22 informadores sirios están secuestrados o desaparecidos.
Las amenazas y la violencia han forzado también a muchos profesionales a huir de sus países. La violencia en Siria deja al menos 31 periodistas, profesionales y ciudadanos, exiliados en 2013. Muchos de ellos están ahora en Turquía, Jordania, Líbano o Egipto. Pero su situación sigue siendo muy complicada, víctimas de la xenofobia en Egipto y de apoyar a los Hermanos Musulmanes; interrogados y amenazados por los servicios de seguridad jordanos; o amenazadas o por las milicias libanesas pro Assad.
En Irán, pese a la elección del candidato “moderado” Hassan Rohani, como Presidente, en junio de 2013, y pese a las promesas de reforma formuladas por éste, un total de 12 periodistas han tenido que dejar el país huyendo de la persecución del Gobierno.
Cinco periodistas eritreos han escapado también del régimen del Presidente Issaias Afeworki. Tras negarse a doblegarse ante la propaganda gubernamental han optado por huir, temiendo ser detenidos o encarcelados en alguna de las deplorables prisiones del país.
Mientras, en Somalia, el éxodo de periodistas continua. La mayoría termina en la vecina Kenia, donde también han visto disminuida su seguridad este año ante la creciente xenofobia desatada tras la ofensiva militar de Kenia sobre Somalia, en 2011, y tras la incertidumbre en torno a solicitudes de protección por parte de somalíes en la Agencia para los Refugiados de Naciones Unidas.
Al menos 178 periodistas están encarcelados en la actualidad. China, Eritrea, Turquía, Irán y Siria siguen siendo las cinco mayores cárceles del mundo para los informadores, como ya lo eran en 2012. El número de periodistas encarcelados se mantiene en China, Eritrea e Irán, mientras que decae algo en Turquía, donde las reformas legislativas han puesto en libertad condicional a una veintena de periodistas, una situación que, no obstante, sigue distando mucho de las necesidades de enmienda de las represivas prácticas del sistema judicial turco.
Estas violaciones a la libertad de información afectan a todo tipo de informadores, en el sentido amplio de la palabra, incluidos periodistas profesionales, periodistas ciudadanos e internautas. A los 71 asesinatos de periodistas deben sumarse 39 asesinatos de periodistas ciudadanos e internautas, en 201 -poco menos de los 47 de 2012- que han tenido lugar, sobre todo, en Siria. Estos periodistas ciudadanos son civiles que actúan como reporteros, fotógrafos y cámaras intentando documentar sus vidas diarias y la violencia y persecución política a la que están expuestos.
El secretario general de Reporteros Sin Fronteras hizo un llamamiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que tuvo lugar el 13 de diciembre sobre «Protección a Periodistas», para poner fin a la impunidad. Deloire pidió la enmienda el artículo 8 del estatuto del Tribunal Penal Internacional para que «los ataques deliberados contra periodistas, trabajadores de los medios y otro personal asociado a la profesión» sean considerados crímenes de guerra.
Además, Reporteros Sin Fronteras recomendó la creación de un grupo de expertos independiente o un grupo de vigilancia vinculado al secretariado de Naciones Unidas que tenga como principal tarea vigilar el respeto de los Estados miembros de sus obligaciones de garantizar la persecución justa e imparcial de los casos de violencia contra periodistas. Finalmente RSF pide a Naciones Unidas y a los Estados miembros que promuevan y tomen las medidas necesarias para proteger a los informadores y defensores de los derechos humanos que estén en peligro en los países donde estén exiliados, y que creen igualmente mecanismos de alerta específicos.
Para obtener estas cifras Reporteros Sin Fronteras ha usado información detallada de toda su actividad de vigilancia a lo largo del año sobre violaciones a la libertad de información. Sólo se han contado los asesinatos de periodistas y todo tipo de informadores relacionados con su actividad de difundir información. RSF no incluye los casos relacionados con su actividad política o activismo social, ni otras razones no relacionadas con el ejercicio de difundir información. RSF sigue investigando las muertes cuyas causas todavía están por aclarar.
Los cinco países más mortíferos para los periodistas
Siria, un cementerio para los informadores
Al menos 10 periodistas y 35 periodistas ciudadanos asesinados
La sangrienta represión en Siria por parte del régimen de Bachar al-Assad sigue cayendo sobre la población civil y quienes se ocupan de las noticias. Estos últimos son también, y cada vez de forma más frecuente, el objetivo de los grupos armados islamistas afiliados a Al-Qaeda, intolerantes con los medios y rápidos al catalogar a cualquier generador de información como un espía o infiel. En este sentido, el año 2013 marca un punto de inflexión en las llamadas zonas «liberadas»: los grupos yihadistas multiplican los secuestros y asesinatos de periodistas por primera vez desde que comenzó el levantamiento en marzo de 2011. A finales de 2013, eliminaron al periodista sirio Mohammed Saeed y al iraquí Yasser Faisal Al-Joumaili.
India: odio y venganza
8 periodistas asesinados
En 2013, India ha establecido un triste récord: al menos ocho periodistas han sido asesinados en el marco de su actividad profesional. Sobre los periodistas se ha desatado una ola sin precedentes de violencia. De grupos mafiosos, manifestantes y partidarios políticos… Pero también la policía y las fuerzas de seguridad locales son a su vez responsables de amenazas y agresiones físicas, rara vez castigadas, contra los periodistas que se ven obligados, por tanto, a la censura.
Los asesinatos de los trabajadores del periódico Dainik Ganadoot Ranjit Chowdhury, Sujit Bhattacharya y Balaram Ghosh, y la ejecución a disparos de Rakesh Sharma, periodista de Dainik Aaj, muestran un nivel de inseguridad sin precedentes para los medios de comunicación. El 19 de mayo 2013, dos individuos se adentraron en los locales del diario bengalí Dainik Ganadoot y apuñalaron hasta la muerte a los tres trabajadores de la redacción que se encontraban presentes.
El 23 de agosto, en el estado de Uttar Pradesh, el reportero Rakesh Sharma de Dainik Aaj, fue acribillado a balazos por unos individuos en una emboscada. En los estados de Cachemira y Chhattisgarh los periodistas se encuentran frecuentemente en el punto de mira de las fuerzas de seguridad y de los rebeldes armados. Aunque estas regiones no tienen el mayor número de víctimas, sí se encuentran ahora entre las más peligrosas del país para los periodistas y sometidos a una creciente censura de las autoridades federales.
Filipinas: las motocicletas de la muerte
8 periodistas asesinados
¿Qué tienen en común el asesinato de Rogelio Butalid, perpetrado el 11 de diciembre de 2013 en la isla de Mindanao, o el de Jesús Tabanao, a quién dispararon el 14 de septiembre en Cebú? En cada uno de estos asesinatos, unos encapuchados abatieron a su objetivo a sangre fría, sin preocuparse por los testigos y huyeron en una motocicleta. El fenómeno está tan extendido que un editorial del Philippine Star decía que «la motocicleta se ha convertido en el vehículo elegido para darse a la fuga por los asesinos de periodistas y activistas (…). La mayoría de los crímenes son cometidos durante el día, cuando los atascos de tránsito ayudan a los motociclistas a eludir los autos de la policía que los persiguen». En 2013, estos secuaces de los políticos corruptos, asesinos a sueldo pagados con pocos miles de dólares, o miembros de milicias privadas, continúan amenazando y matando periodistas con una impunidad casi total. Ocho periodistas han sido víctimas de esta mano criminal en 2013. Menos del 10% de los asesinatos desembocan en condenas en los tribunales. En los raros casos en que se completan las investigaciones policiales, los jueces a menudo resultan incapaces, o no están dispuestos a asumir su papel.
Somalia: la furia de Al- Shabaab
7 periodistas asesinados
El año 2013 no ha sido tan sangriento como 2012, un año horrible para Somalia, que perdió a 18 periodistas. Sin embargo, el comportamiento asesino de la milicia islamista Al- Shabaab sigue teniendo como objetivo a quienes trabajan en la información. Siete periodistas han sido asesinados durante el año, en ataques atribuidos a Al- Shabaab, cuyos métodos asesinos son notorios. El 27 de octubre 2013 un periodista de televisión murió a causa de las heridas tras ser acribillado a balazos en un ataque perpetrado desde una motocicleta. En marzo, una joven productora de radio del interior del país fue ejecutada en las calles de Mogadiscio. Estos asesinatos selectivos siembran un clima de temor en la comunidad de los medios nacionales.
Víctimas de Al-Shabaab, los periodistas somalíes también se ven amenazados por la falta de protección del Gobierno, que considera demasiado libre el tono de los medios independientes. Para limitar sus desplazamientos los periodistas de Radio Shabelle habían llegado a pernoctar en sus propias oficinas, hasta que el Ministro del Interior los expulsó en octubre de 2013.
Pakistán: bombas y extremismo
7 periodistas asesinados
Pakistán tuvo el rango de país más mortífero para la prensa entre 2009 y 2011, con su cortejo de atentados con bombas que se cobraba la vida de un periodista al mes entre 2010 y 2012. Siete personas perdieron la vida al tratar de informar a sus conciudadanos durante el año 2013. Aunque concentran gran parte de la violencia contra los medios de comunicación, las zonas tribales y Baluchistán no tienen el monopolio ni de la inseguridad, ni de la impunidad. Prueba de ello es el ataque del 2 de diciembre de 2013, perpetrado por individuos que se desplazaban en moto, contra el edificio del grupo Express Media; o el asesinato de Haji Abdul Razzak, periodista que apareció muerto el 22 de agosto después de varios meses desaparecido. Estas tragedias hacen de Karachi una de las ciudades más peligrosas del país para los medios. La brutalidad policial y el abuso de poder por parte de algunos potentados locales, así como las demandas judiciales en nombre de la lucha contra el terrorismo siguen poniendo en peligro la libertad de prensa. Pakistán sigue siendo uno de los primeros países seleccionados para poner en práctica el “Plan de Acción de la ONU para la seguridad de los periodistas y la impunidad».
Las cinco prisiones más grandes del mundo para los periodistas
La obsesión de China con la vigilancia
Al menos 30 periodistas y 70 internautas encarcelados por su trabajo de información
Oficialmente, China cuenta con cerca de un centenar de informadores encarcelados, sin contar los secuestrados en sus famosas «cárceles negras». Al multiplicar las detenciones de periodistas y blogueros, y endurecer su política de represión contra los disidentes, las autoridades intentan fortalecer el control de la información y fomentar la autocensura online. La policía se centra en los más destacados defensores de los derechos humanos, activistas comprometidos con las reformas políticas, como Xu Zhiyong y Guo Feixiong (Yang Maodong), encarcelados bajo falsos pretextos y sin ser llevados ante un juez. Los periodistas y blogueros avergüenzan a los funcionarios del Partido al revelar escándalos de corrupción. La última víctima del Partido Comunista Chino en la campaña oficial contra la corrupción en sus propias filas, es el periodista de Modern Express (Xin Kuai Bao) Liu Hu. Juzgado el 30 de septiembre y acusado formalmente de «difamación» tras 37 días de prisión preventiva, había informado en su cuenta de Weibo de casos de corrupción que implican al subdirector de la Administración Estatal de Industria y Comercio, Ma Zhengqi .
Eritrea: en las mazmorras del olvido
28 periodistas encarcelados
El infierno se eterniza para los 28 periodistas encarcelados en Eritrea. De los 11 periodistas detenidos en 2001 sin que doce años más tarde hayan visto un juez, 7 han muerto víctimas de malos tratos o el desánimo en el silencio y el olvido. Las condiciones carcelarias son inhumanas: régimen de aislamiento en celdas subterráneas y hacinadas, privación de alimentos y agua, confinamiento en barracones de metal que quedan al sol durante horas…
Ninguna voz que no sea el gobierno es permitida en este país, uno de los últimos regímenes totalitarios en el mundo, y por octavo año consecutivo a la cola de la Clasificación Mundial de Reporteros Sin Fronteras. Los partidos de la oposición, la prensa privada y las organizaciones religiosas no registradas están, simplemente, prohibidos. Los hombres y mujeres de los medios sospechosos de «poner en peligro la seguridad nacional» o, simplemente acusados de echar una mirada crítica sobre el régimen, mueren lentamente.
Turquía: los periodistas, presuntos culpables
Al menos 27 periodistas y 2 empleados de medios, encarcelados en relación con sus actividades profesionales
Las tímidas reformas legislativas y la apertura de negociaciones históricas con la rebelión kurda no han cambiado nada de momento: Turquía sigue siendo una de las mayores prisiones del mundo para los periodistas. Una paradoja en un país con instituciones democráticas y medios de comunicación aún plurales y vivos. Pero la práctica judicial, ampliamente partidaria de la seguridad y voluntariamente paranoica, es poco respetuosa con la libertad de información y el derecho a un juicio justo. Apoyado por un arsenal legislativo liberticida, tiende a calificar como «terroristas» a los periodistas críticos. Los sospechosos son a menudo detenidos durante años antes del juicio. Entre los 60 periodistas encarcelados hasta la fecha, al menos 29, como Turabi Kisin y Merdan Yanardag, han sido detenidos en relación sus actividades de recopilación y difusión de información. Pero hay muchos otros casos siguen bajo investigación.
Irán: a la espera de la apertura
20 periodistas y 51 internautas encarcelados
El 15 de junio de 2013, el candidato conservador Hassán Rohaní ganó las elecciones con el apoyo de los reformistas moderados, y con más del 51 % de los votos. A pesar de la promesa de apertura y la puesta en libertad de algunos presos de conciencia -incluyendo algunos periodistas e internautas- siguen en prisión la mayoría de los informadores, buena parte de ellos detenidos después del 12 de junio de 2009, fecha de la reñida reelección de Ahmadinejad como presidente.
Desde el 1 de enero de 2013, al menos 76 periodistas han sido detenidos en el país, 42 de ellos desde junio. Otros 17 fueron condenados a largas penas de prisión que van de uno a nueve años de cárcel. Doce medios fueron suspendidos u obligados a interrumpir su publicación bajo la presión de las autoridades. El trato inhumano hacia los presos de conciencia sigue siendo una realidad cotidiana. Muchos prisioneros aún están privados de atención médica, incluso cuando están enfermos o muy débiles física y psicológicamente.
En Siria, informando entre dos fuegos
20 periodistas encarcelados (así como otros 20 informadores y 18 periodistas extranjeros y 22 informadores sirios detenidos o desaparecidos)
Si bien el ritmo de detenciones practicadas por las fuerzas de seguridad ha disminuido de forma regular, más de 40 profesionales de la información siguen languideciendo en las cárceles del régimen, colocando al país entre las cinco mayores cárceles del mundo para quienes se dedican a informar. Mientras tanto, el número de secuestros de periodistas extranjeros por parte de los grupos yihadistas sirios se ha incrementado en las llamadas zonas «liberadas» del país desde la primavera de 2013, y el fortalecimiento del ISIS en el norte del país. Desde el otoño, han pasado a ser rutinarias.
El CPJ también ha difundido sus datos hoy. La información está difundida en su web.
«Combatir la impunidad debe ser una prioridad de la comunidad internacional»
Reporteros sin fronteras