Cuando el acceso a Internet está limitado por la infraestructura, el costo, o la censura del gobierno, la capacidad de los ciudadanos para aprender, compartir ideas y hacerse cargo de su propio desarrollo está igualmente limitado. En Cuba, El Paquete intenta mejorar la situación.
Internet, que muchos describen como un facilitador de los derechos humanos, «aumenta el desarrollo económico, social y político, y contribuye al progreso de la humanidad en su conjunto». Algunos argumentan que el acceso a Internet en sí debería ser considerado un derecho humano.
Sea esta un derecho o un facilitador de los derechos, es fácil tomarla por sentado en un país donde casi todas las casas tienen acceso a la misma, donde los bancos, las escuelas y el gobierno prestan servicios en línea, y donde es rápido y sencillo acceder a noticias internacionales, o conectarse con personas de todo el mundo. Pero cuando el acceso está limitado por la infraestructura, el costo o la censura del gobierno, la capacidad de los ciudadanos para aprender, compartir ideas y hacerse cargo de su propio desarrollo está igualmente limitado. En Cuba, ahí es donde entra en juego El Paquete.
El problema de Cuba
La falta de acceso
Cuba es uno de los países menos conectados del planeta. Las estadísticas sobre qué tan poco, varían dependiendo de a quién se le pregunte. En 2014 la Oficina Nacional de Estadística de Cuba informó que el 27% de las personas tenía acceso, pero este número refleja los conectados a la intranet interna del país, en lugar de Internet. En los últimos años, algunas organizaciones sin fines de lucro y agencias de noticias han reportado que el 5% de la población tiene acceso desde sus hogares, mientras que aproximadamente el 25% de la población son usuarios de Internet.
Para aumentar el ancho de banda y mejorar el acceso, en 2011 se instaló un cable submarino que conecta a la isla con Venezuela, lo que generó la esperanza de un acceso generalizado. Dos años más tarde, en 2013, la bloguera Yoani Sánchez señaló que Renesys, una compañía estadounidense que monitorea la actividad de Internet, informó que el cable estaba activo, desde antes de que se hiciera un anuncio público sobre su inicio de funcionamiento. A finales de 2013 el acceso al cable fue puesto a disposición de los ciudadanos, pero a pesar de los gastos de instalación y conexión, parece que el proyecto ha tenido poco impacto.
Acceso caro
Hasta el verano de 2015, el acceso a Internet sólo era permitido a los funcionarios del gobierno y a los turistas, pero desde entonces el gobierno de Castro ha abierto más de 30 puntos WiFi públicos y los cubanos ahora convergen cerca de torres de telefonía móvil para obtener la mejor conexión. Aún así, la cuota de aproximadamente US$2 por hora de acceso está fuera del alcance de muchos cubanos, que en promedio ganan US$20 al mes. El acceso en los cyber-cafés administrados por el gobierno es aún más caro, entre US$6 y US$10 por hora.
Acceso restringido
El Internet al que la mayoría de los cubanos tiene acceso no es la versión sin restricciones ni censura. De acuerdo con el informe del 2016 de la Sociedad Interamericana de Prensa sobre Cuba, la censura de sitios web dentro del país es un hecho, sobre todo en el caso de blogs y sitios de noticias críticos del gobierno, como 14ymedio.com, de Yoani Sánchez. Por lo tanto, incluso si la gente pudiera permitirse algún tipo de dispositivo con la capacidad de acceder a internet, ir hasta un punto de acceso WiFi y pagar por el acceso, lo que estarían recibiendo sería sólo una fracción de lo que realmente está ahí fuera.
Una solución cubana
Para estas personas, e incluso para aquellos que no cuentan con ningún tipo de acceso, existe El Paquete – una solución creativa para las personas determinadas a conectarse, compartir y aprender a través de la World Wide Web. Pero, ¿qué es?
El Paquete es un paquete de contenido que de otro modo sería inaccesible para el cubano promedio. Llega a Cuba todos los martes y rápidamente se comparte en todo el país, de mano en mano, a través de gente esperando por los últimos episodios de series de TV, noticias del exterior, libros electrónicos, música, programas informáticos, y aplicaciones para dispositivos móviles.
Los creadores de El Paquete, y su método de entrega, no son exactamente de público conocimiento. Las personas que lo crean y comparten son desconocidos, como lo son el puñado de personas con conexiones de alta velocidad que supuestamente lo descargan en discos duros portátiles, listos para que se compartan de persona a persona. Debido a la lenta velocidad de conexión a la Internet disponible en la isla, otra teoría sugiere que el contenido se entrega físicamente desde los EE.UU. De cualquier manera, El Paquete no contiene ni pornografía ni contenido en contra del gobierno, lo que lleva a especular a otros que el gobierno cubano puede estar involucrado en su creación y distribución.
El Paquete contiene una copia de la Wikipedia en español y un mercado digital llamado Revolico, similar a Craigslist, donde las personas compran y venden todo tipo de cosas, incluyendo el acceso a Internet a precio rebajado. Revolico es uno de los sitios bloqueados dentro de Cuba, así que algunos usuarios lo descargan de El Paquete y luego lo utilizan fuera de línea para ver lo que está en oferta, o, si tienen acceso a Internet, ingresan directo al sitio.
Mientras que El Paquete incluye contenido bloqueado, la mayoría de las negocios, incluyendo talleres de reparación de teléfonos inteligentes, lo venden por menos de US$1, e incluso muchos publicitan abiertamente su venta. Otras personas tienen una suscripción y reciben el paquete a través de una entrega directa.
Es un trabajo creativo, y le ofrece a muchos cubanos mayor acceso a los medios de comunicación de lo que de otra manera tendrían. Pero no es un reemplazo de la necesidad a un acceso libre y abierto a la web sin censura.
El cambio, ¿está llegando?
Antes de 2014, el año en el cual los EE.UU. y Cuba dieron los primeros pasos hacia la normalización de sus relaciones, el embargo de Estados Unidos convertía la adquisición y el mantenimiento de la infraestructura de Internet en una empresa muy dificultosa y costosa para Cuba. También hizo imposible que empresas estadounidenses invirtiesen en tecnología en Cuba. Ello, en combinación con un deseo de controlar la información, su acceso, y la percepción de la gente de las políticas del gobierno, lo convirtieron en la “tormenta perfecta” en lo que refiere el acceso a Internet.
Mientras que el embargo aún no ha finalizado, el presidente Obama está tornando el trabajo con las empresas estatales cubanas un poco más sencillo para las empresas estadounidenses. Google está explorando la posibilidad de llevar un mayor acceso a Internet a la isla, empezando por llevar Chromebooks a un museo en La Habana, donde la gente podrá conectarse a la Internet interna propiedad del gobierno. A principios de 2016 el gobierno cubano anunció planes para hacer que el acceso residencial a Internet de banda ancha se convierta en una realidad para dos barrios de La Habana.
Incluso con estos avances, quedan muchas preguntas. ¿Permitirá el gobierno cubano el acceso sin restricciones a la internet, pleno, libre, sin censuras? ¿Querrán siquiera los cubanos el acceso, proporcionado en gran parte por los EE.UU., a la luz de las revelaciones de recopilación masiva de datos de la NSA? Por ahora, parece que los cubanos continuarán creando sus propias soluciones para superar la censura en Internet, y las muchas barreras para siquiera acceder a ella.
El nuevo centro de tecnología de Google que ofrecerá acceso gratuito a Internet en La Habana, CubaAP Photo/ Ramón Espinosa