El renombrado caricaturista Khalid Gueddar lanzó recientemente el primer semanario satírico de Marruecos. Lo llamó Baboubi, y declaró que no respetaría 'líneas rojas' ni tabús sociales. IFEX conversó con Gueddar para analizar su nueva aventura, los desafíos que encuentra en su camino y sus aspiraciones para el futuro de la sátira en Marruecos.
A diferencia de las ideas equivocadas occidentales comunes, la sátira ha existido mucho tiempo en el mundo árabe, como una manera de encontrarle sentido y reatar situaciones injustas, regímenes despóticos e intolerancia social.
Mientras la región se precipita hacia el conservadurismo islámico y entra en más confusiones, la sátira ha permanecido resiliente ante la represión. Es más, hasta ha prosperado.
En Marruecos, un país que ha evitado mucho del conflicto y matanza que le rodea, ha habido una rápida disminución de la tolerancia al desacuerdo. El derecho a la libertad de expresión –un derecho que recién ha sido garantizado en la Constitución marroquí en 2011– se está entregando a cambio de promesas de seguridad y estabilidad.
Durante décadas, periodistas, caricaturistas y analistas marroquíes han debido navegar por un campo de periodismo que un reportero comparó con un campo minado. «Nunca sabes cuándo algo va a explotar», dijo el reportero de investigación Ali Anouzla, que se arriesga a recibir hasta cinco años en prisión de acuerdo con el artículo 41 del actual código de prensa, que configura como delito publicar algo que «perjudique a la religión islámica, el régimen monárquico o la integridad territorial».
Pero ¿cómo se determina el perjuicio’? ¿Es la mera mención de la monarquía causal de persecución? ¿Qué hay con criticar a un imam islámico por mala conducta? ¿O, como hizo Anouzla, publicar un artículo en su sitio web de noticias sobre un video yihadista?
El lenguaje en el código de prensa de Marruecos y su Constitución con respecto a la libertad de expresión es bastante impreciso. Como resultado, los marroquíes continuamente afinan su sentido de dónde yacen las ‘líneas rojas’ editoriales, es decir, se informan sobre qué los meterá definitivamente en problemas –y evitan cruzar esas líneas.
Es en este ambiente que el renombrado caricaturista marroquí Khalid Gueddar – que ha sido perseguido por las autoridades, figuras religiosas y políticos influyentes– decidió lanzar el primer semanario satírico de Marruecos. Lo llamó Baboubi, y declaró que no respetará las ‘líneas rojas’ ni los tabús sociales.
Para llegar a una audiencia tan grande como sea posible, Gueddar eligió publicar el periódico en darija, o árabe marroquí –idioma desconocido para la mayoría de hablantes nativos de árabe, pero con el que Baboubi sería accesible incluso para los menos instruidos en la sociedad marroquí.
El primer ejemplar de Baboubi, publicado el 12 de mayo de 2016, no escatimó esfuerzos. Se burló de los movimientos islámicos que trabajan para establecer un califato, criticó al Parlamento por una decisión tomada por uno de sus comités de legalizar el uso de menores y ridiculizó la programación de televisión fijada para el mes de Ramadán. Desde entonces, el semanario ha abordado asuntos de corrupción con relación a los Panama Papers, las relaciones difíciles relaciones del país con Estados Unidos, y el extremismo y la radicalización en Marruecos y Occidente por igual.
IFEX conversó con Gueddar para analizar su nueva aventura, los desafíos que encuentra en su camino y sus aspiraciones para el futuro de la sátira en Marruecos.
Lanzó Baboubi originalmente en 2011. ¿Qué pasó?
Nuestro primer intento de lanzar Baboubi en internet fue un intento para averiguar qué tan interesados están los marroquíes en la sátira como género. Nuestro experimento demostró ser exitoso —los marroquíes estuvieron interesados, y se mostraron entusiastas de participar con nosotros y debatir entre ellos los asuntos que presentamos en forma satírica. El sitio web se convirtió en uno de los tres sitios web más leídos del país. Desafortunadamente, tuvo que interrumpirse por dificultades financieras.
Dijo usted que Baboubi es un periódico que no respeta tabús. ¿La sociedad marroquí acepta y respeta hoy la libertad de expresión sin “líneas rojas”?
Al lector marroquí le interesa la calidad. Los marroquíes han estado esperando que el periodismo pueda romper estereotipos y transcender las líneas rojas que restringen la libertad de expresión. Sin embargo, el estado actual del periodismo marroquí ha creado menosprecio en el lector marroquí por el periodismo impreso. A los medios les falta profesionalismo. Esquivan los asuntos difíciles, evitan criticar al gobierno, el rey o a personas poderosas. Ha habido un gran declive del verdadero rol del periodismo marroquí, que debería exponer la corrupción e informar al público de las noticias que les afecta. De otro lado, Baboubi no cree en líneas rojas. Respetamos la ley, pero no reconocemos esas líneas rojas como ley.
¿Cuáles son las mayores líneas rojas en Marruecos hoy en día?
Los mayores problemas considerados líneas rojas en Marruecos hoy en día –donde una mera conversación sobre el tema puede instigar emociones y reacciones fuertes– son sexo, religión y el rey. El problema del Sahara Occidental era una línea roja antes, pero ya no es tabú.
Insultar a la religión es muy grave. He sido citado al Poder Judicial para investigaciones debido a caricaturas consideradas ofensivas a la religión. Una caricatura en particular –que criticaba a un imam de quien se presume solicitó los servicios de una prostituta en una mezquita en Fez– llevó a mi detención en 2012.
Me interrogaron durante seis horas con acusaciones de haber ofendido al Islam.
Dijo usted en una entrevista anterior que la ley marroquí está empezando a proteger tabús más de lo que protege libertades. ¿Puede explicarlo más?
La ley de prensa que se aplica hoy en Marruecos protege los tabús estatales y sociales. La mayoría de las disposiciones dentro de la ley están llenas de términos vagos y amplios que fácilmente pueden ser mal usados. En su esencia, esta es una ley que protege y complace la santidad percibida de algunos conceptos.
Si realmente queremos libertad de expresión en este país, tiene que ser con libertad completa. Sin líneas rojas. Sin tabús. Pero por supuesto que debemos trabajar dentro del marco de trabajo de la actual ley, a pesar de que tenga defectos. Así que no traspasamos la ley, sino que la criticamos para reformarla.
A fin de cuentas, si nos persiguen judicialmente, nos sentenciarán –no de acuerdo a tabús ni líneas rojas– sino de acuerdo con disposiciones legales. Estas disposiciones legales es lo que queremos cambiar. Estas son las disposiciones que queremos que los marroquíes conozcan y presionen al gobierno, pues al final son quienes restringen nuestro derecho a expresarnos libremente en este país.
¿Le preocupa una posible reacción violenta en respuesta a alguna de sus polémicas caricaturas?
Por supuesto que son posibles algunas reacciones negativas a nuestras caricaturas, pero no creo que serán para nada similares a los ataques contra Charlie Hebdo. Estamos acá para hacer sonar algunos de las ideas y conceptos retrógrados que han estado arraigados en la psiquis del lector marroquí. Esas ideas, a fin de cuentas, son las que llevan a la radicalización y a la larga, a la violencia.
Baboubi ha sido comparado con Charlie Hebdo muchas veces en los medios. ¿Cómo se siente con esa comparación?
Lo único que tenemos en común es que ambos somos periódicos satíricos. Charlie Hebdo dibuja para los franceses y Baboubi dibuja para los marroquíes. En su diseño es similar a Charlie Hebdo, pero cuando se trata de cómo aborda los temas, lo hace de manera muy diferente. Queremos mostrarle a la gente que no todo el periodismo satírico es Charlie Hebdo. Cada revista lidia y rompe tabús según sus propios métodos. Baboubi depende del profesionalismo. No comentamos sobre un asunto serio de manera cómica. El punto no es solamente hacer que la gente se ría. No. Usamos nuestro rol como periodistas para entregar la noticia o la verdad, pero lo hacemos satíricamente.
¿Qué efecto espera que Baboubi tenga en la sociedad marroquí?
Estamos aquí para mostrarle a los marroquíes que es posible burlarse de todo sin hacer daño a nadie. No solamente dibujaremos lo que pensamos que complacerá al lector, dibujaremos lo que tengamos que dibujar para poder cambiar algunos conceptos perjudiciales inculcados en nuestra cultura. Queremos ayudar a ilustrar a la sociedad marroquí. No estamos aquí para ofender a los marroquíes, sino para ayudarlos, con el mayor tacto posible, a aceptar y adoptar las críticas, y para animarlos a hablar y analizar asuntos que antes se consideraban prohibidos.
¿Qué sigue para usted y Baboubi?
Baboubi, el semanario, es solamente el comienzo de un proyecto enorme. Este proyecto incluirá dos sitios web electrónicos, un sitio web de noticias satíricas y un programa satírico de televisión. El semanario está aquí para consolidar este concepto de periodismo satírico en la psiquis marroquí y para promover la cultura de la sátira en la sociedad marroquí.
La caricatura en cuestiónKhalid Gueddar