Rakel Dink es la viuda del periodista turco-armenio Hrant Dink. Es la fundadora de la Fundación Hrant Dink, cuya misión es acabar con todo tipo de discriminación y promover un diálogo intercultural.
En un discurso pronunciado en la Universidad de Harvard, en noviembre de 2014, Rakel Dink reflexiona sobre la memoria de su difunto esposo, Hrant Dink: Aquellos que sueñan con la paz no deben darse por vencidos. La capacidad de soñar es nuestro mayor poder. Al soñar, la paz florecerá; tendrá espacio para respirar. Que las armas se detengan primero, que la muerte se haga silencio, y que hable la vida.
El 19 de enero 2007, el editor y activista de los derechos armenio Hrant Dink fue asesinado a tiros afuera de la oficina del periódico en el que trabajaba en Estambul. Rakel Dink, su esposa, había vivido junto a él sabiendo que estaban en peligro, pero la pareja estaba decidida a seguir luchando por justicia. Al año del asesinato, Rakel Dink había fundado la Fundación Hrant Dink que trabaja para poner fin a la discriminación y la incitación al odio en Turquía. Al igual que muchos socios de defensores de los derechos que han muerto por su causa, Rakel ha desafiado lo que los asesinos buscaban, silenciar y reprimir, y – a través de la Fundación – mantiene vivo el legado de su marido.
Hrant Dink fue editor de Agos, el primer periódico publicado en Turquía en turco y armenio. Fue creado en 1996 para dar voz a los cerca de 80.000 armenios turcos que viven bajo una discriminación generalizada. Su objetivo general es mejorar las relaciones entre armenios y turcos, y se ha ganado el respeto de la cobertura imparcial que no rehúye la autocrítica. El periódico también amplió sus reportajes para incluir los problemas que enfrentan otros grupos étnicos y minorías, las mujeres y las personas LGBTQI+.
Sin embargo, desde la década de 2000, se pusieron en marcha una serie de casos judiciales contra Dink por sus escritos, los cuales exigían el reconocimiento y reparación a las matanzas y deportaciones de armenios en 1915. Acusado de «insulto a la identidad turca», atrajo la ira de la derecha extremista que protestaron frente a las oficinas de Agos. Le llovieron amenazas de muerte, hasta llegar a recibir más de mil en una semana. Luego, el 19 de enero de 2007, Hrant Dink fue asesinado a tiros afuera de su oficina mientras retiraba dinero de un cajero automático. Su asesinato provocó una manifestación sin precedentes: 100.000 personas tomaron las calles en forma de protesta. Finalmente un joven – un menor de edad en ese momento – fue condenado junto a otros dos ultranacionalistas. La familia Dink continuó presionando para el enjuiciamiento de una red más amplia que vincula la policía con el crimen organizado y los grupos extremistas de derecha ya que creían que estaban implicados en el crimen.
El profundo amor entre Rakel y Hrant Dink los mantuvo claramente de pie mientras crecían las amenazas y los casos judiciales en su contra, y fue lo mismo lo que permitió que Rakel siguiera adelante tras el asesinato de Hrant. Rakel provenía de una familia armenia conservadora, y conoció a Hrant siendo niños cuando ambos asistieron a un campamento de verano de los niños armenios, Tuzla en Estambul. Se casaron cuando Rakel tenía tan solo 17 años, a pesar de la antipatía inicial de su padre por verla casarse fuera de su clan. La pareja pasó a trabajar como consejeros en el campamento hasta que el mismo fuera cerrado por la fuerza en 1984, momento en el que Dink empezó una carrera en el periodismo.
Un año luego de la muerte de Hrant, Rakel creó la Fundación Hrant Dink. Su misión: trabajar para poner fin a todo tipo de discriminación, promover el diálogo intercultural y el respeto por la diversidad cultural. La fundación publica informes, lleva a cabo talleres y monitorea discursos del odio en la prensa turca. Su premio anual Hrant Dink está entre los premios de más alto perfil en el campo de los derechos humanos en Turquía. El mismo se entrega anualmente a un turco y a una figura internacional. El abanico de destinatarios es amplio: en 2015 se le concedió a Kaos GL, una organización que promueve los derechos LGBTQI+ en Turquía, y Samar Badawi, un activista saudí de los derechos de la mujer árabe. En 2014 se le dio a Şebnem Korur Financi, un científico forense que dio a conocer la tortura en Turquía y la guerra de Yugoslavia en la década de 1990, y Angie Zelter, una defensora de la paz británica. En 2020, el premio fue entregado al líder turco de la sociedad civil encarcelado Osman Kavala y a la activista egipcia por los derechos de las mujeres Mozn Hassan.
Los asesinos de Hrant Dink intentaron extinguir su sueño de un mundo sin discriminación y sin odio. A través de la Fundación, Rakel Dink intenta asegurar de que no tengan éxito. Sin embargo, este trabajo no está exento de riesgos: en mayo de 2020, Rakel Dink y un abogado de la Fundación recibieron una amenaza de muerte por correo electrónico. El mensaje, que exigía que la fundación abandonara Turquía, contenía la frase, “Podemos aparecer una noche, cuando menos lo esperes”. Esta frase, privilegiada en los mensajes de los grupos nacionalistas, se usó varias veces antes de que Hrant Dink fuera asesinado. Dos sospechosos fueron arrestados en relación con la amenaza de muerte.
El 26 de marzo de 2021, tras un proceso judicial que se había prolongado durante años, el 14.º Tribunal Penal Penal de Estambul emitió su veredicto en el juicio de decenas de personas acusadas en relación con el asesinato de Hrant Dink. El tribunal condenó a los ex jefes de policía Ali Fuat Yılmazer y Ramazan Akyürek a cadena perpetua agravada por el delito de «asesinato premeditado». Otros 26 acusados fueron condenados a diversas penas de prisión; treinta y siete acusados fueron absueltos.
En junio de 2022, Hüseyin Ateş y Ersin Başkan fueron condenados a penas de prisión de dos años y medio y dos años respectivamente después de haber sido declarados culpables de enviar amenazas de muerte a la Fundación Hrant Dink en mayo de 2020.]
Ilustración de Florian Nicolle