Cirujana, escritora y comentarista política, Ma Thida pasó 5 años y medio en prisión en la década de 1990 por su activismo. Desde su liberación ha supervisado y escrito sobre los acontecimientos en su país, y después del levantamiento del régimen militar, fundó el Centro de Myanmar de PEN Internacional.
“Hasta y a menos que haya unos medios de comunicación libres y justos, no podremos tener ni elecciones libres y justas ni un gobierno libre y justo.” Ma Thida, 2015
La vida de Ma Thida ha reflejado la del movimiento democrático en Myanmar (antes llamado Birmania) desde su nacimiento a mediados de la década de 1980, pasando por su brutal represión a lo largo de las décadas de 1990 y 2000, hasta su ascenso al gobierno en 2015, y su resurgimiento después de que la junta tomara nuevamente el poder en 2021.]
Cirujana, escritora y comentarista política, Thida pasó más de cinco años en prisión en la década de 1990 por su activismo. Desde su liberación, ha monitoreado y escrito sobre los eventos en Myanmar y, con el levantamiento del régimen militar, se convirtió en miembro fundadora del Centro de Myanmar de PEN Internacional y miembro de la Junta Directiva de PEN Internacional. Fue elegida presidenta del Comité de Escritores en Prisión de PEN Internacional el 14 de septiembre de 2021.
Thida fue una niña estudiosa, académica. Tenía sólo 16 años cuando empezó la escuela de medicina, y a pesar de la exigente agenda, encontró tiempo para escribir historias cortas durante sus estudios. Causó tal impresión que pronto fue publicaba en la revista semanal Yokeshin. Sus historias estaban centradas en cuentos de la pobreza, algo que había observado al visitar la casa de sus abuelos en el campo, y que fue una fuerza impulsora en su involucramiento con la política en la década de 1980. Thida más tarde se convirtió en la asistente de Aung San Suu Kyi, líder de la recientemente creada Liga Nacional para la Democracia (NLD). Viajó por el país en la campaña electoral hasta que Suu Kyi fue puesta bajo arresto domiciliario en 1989, donde permanecería hasta el año 2010.
A pesar de la represión sistemática de los activistas por la democracia, Thida continuó haciendo campaña hasta que, en agosto de 1993 fue arrestada. Fue condenada a 20 años, penada por “poner en peligro la tranquilidad pública, tener contacto con las asociaciones ilícitas y por distribución de literatura ilegal”.
Las condiciones en la prisión de Insein fueron nefastas. Como a menudo se la mantenía en régimen de aislamiento y se le negaba la medicación adecuada, la salud de Thida declinó, y contrajo tuberculosis pulmonar entre otras dolencias. Tras una campaña internacional encabezada por PEN Internacional y Amnistía Internacional, fue puesta en libertad anticipada en febrero de 1999.
Thida regresó a la medicina, estudiando en línea por las noches para un doctorado en gestión de la salud mientras trabajaba como voluntaria en las mañanas para el Hospital Musulmán Libre, que proporciona atención médica gratuita para las personas de todas las denominaciones. Por las tardes editaba una revista literaria. Se ganaba la vida trabajando en una práctica médica privada. En 2008, cuando la prohibición de viajar contra ella se levantó, se fue a los EE.UU. a comenzar becas universitarias – primero en Brown, y luego en Harvard.
Thida regresó a Myanmar, donde reanudó sus trabajos de escritura y edición de revistas literarias. Como las restricciones disminuyeron, pudo publicar más libremente. Su novela «Girasol» (Sunflower), prohibida cuando fue detenida, se hizo disponible. En 2011 su novela Hoja de Ruta (Roadmap), escrita en inglés y basada en el movimiento por la democracia, tuvo que ser publicada bajo un seudónimo en Tailandia. Sin embargo, sólo un año más tarde sus memorias carcelarias fueron publicadas en Myanmar.
En 2016, Thida se convirtió en la primera en recibir el premio “Perturbar la paz” otorgado por la Fundación de la Biblioteca Vaclav Havel en Nueva York, que señaló la injusta persecución que sufrió debido a sus creencias.
En las Elecciones Generales de noviembre de 2015, la NLD obtuvo la mayoría absoluta de los escaños parlamentarios en las primeras elecciones abiertas a partir de 1990. Mientras que la NLD es criticada por no hablar de los derechos de las minorías, Thida era editora de The Independent, que se centra en cuestiones étnicas. En una declaración de junio de 2013 del Comité para la Protección de los Periodistas, Thida dijo: «A menos que tengamos ese tipo de periódico, no podemos decir que tenemos libertad. De lo contrario no podemos oír las voces de las áreas remotas, lejanas: ¿Qué están sufriendo? ¿Cuáles son sus necesidades? ¿Qué está sucediendo? No tenemos ni idea». También comenta con frecuencia las continuas restricciones de la libertad de los medios de comunicación.
En 2015, Thida, aún admirando a Aung San Suu Kyi, no dejaba de ser crítica. Señaló que la gente “tiene expectativas demasiado altas de ella … no es justo que nadie tenga que cargar con ese peso. Así es como la veo: atrapada en una prisión de alabanza.» Thida, libre de esta carga, siguió hablando por todos. En 2013, fundó el Centro PEN Internacional de Myanmar, que trabaja en el fortalecimiento de la libertad de expresión y de los marcos jurídicos necesarios para garantizarla. El Centro se ha visto atacado por los cada vez más influyentes budistas de la línea dura. Un evento PEN tuvo que ser cancelado cuando «varios camiones llenos de monjes budistas» llegaron, exigiendo que dos oradores musulmanes fueran removidos de un panel, y que Thida no formara parte por su trabajo para el Hospital Musulmán Libre.
Como señalaba Thida, las nuevas libertades trajeron consigo nuevos retos. «Pensamos en la propiedad de los medios como una forma de censura. Incluso antes del final de la censura estatal, las licencias de los medios de comunicación siempre han desempeñado un papel importante en la prohibición de la libertad de expresión. Es mucho más fácil para los compinches de los militares o miembros de la familia obtener licencias para iniciar un periódico, una revista o un canal de televisión. Los reporteros y editores se enfrentan a amenazas directas del propietario de los medios. Los escritores pueden ser despedidos o multados dentro de su organización si no escriben lo que el propietario quiere.»
En poco tiempo, PEN Myanmar tuvo un impacto.
En junio de 2017 se anunció que los periodistas ya no serían encarcelados por «difamación» y que se reforzarían otros ámbitos de la libertad de prensa. El mismo mes, PEN Myanmar publicó lo que planea ser una serie de «tarjetas de puntuación» de 6 meses. Las mismas supervisan la libertad de expresión basadas en las calificaciones de otras ONG, y recomiendan cambios que deben hacerse para abordar los problemas persistentes de censura.
Pero la transición democrática del país se revirtió repentinamente cuando el ejército dio un golpe de estado en febrero de 2021 e inmediatamente desató una ofensiva dirigida contra la oposición, los artistas contrarios a la junta y los activistas. Thida pudo salir del país y se unió a los Estudios del Sudeste Asiático en el centro McMillan de la Universidad de Yale, como investigadora asociada.
En 2016, Thida destacó la necesidad de que los militares se responsabilicen por lo que sucedió en el país durante la era de la junta: “Lo que realmente quiero es una disculpa pública, no solo para mí sino para mi gente. Debería haber un mecanismo para reconocer y admitir qué estaba mal y quién es el responsable, sin amargura ni odio”.
Su dedicada lucha por la democracia de Myanmar es inquebrantable, mientras continúa escribiendo poemas, participando en entrevistas en podcast y participando en conferencias para condenar al régimen militar y promover la resistencia ciudadana y el movimiento prodemocrático en su país.
Ilustración de Florian Nicolle