Mae Azango, una de las pocas mujeres periodistas en Liberia, ha abordado el tema tabú de la mutilación genital femenina (MGF). Su tenacidad y valentía ha llevado a un gobierno liberiano, anteriormente reticente, a avanzar hacia la prohibición de la práctica.
Durante la Conferencia Mundial de la Liberta de Prensa de la UNESCO en mayo 2013, Mae Azango le dijo a Internews: Las mujeres y las niñas son el grupo vulnerable de la sociedad. Si nosotras mujeres no hablamos de lo que afecta a la mayoría de las mujeres, los hombres periodistas no lo harán. Si las mujeres periodistas callan, esas cosas nos seguirán pasando.
En su memoria, La voz de la trompetista, publicada en 2017, Mae Azango habla de su compromiso de contar las historias de la gente común y su sufrimiento. La célebre periodista también escribe sobre sus propias luchas.
Azango, una de las pocas mujeres periodistas en Liberia, ha abordado el tema tabú de la mutilación genital femenina (MGF), lo que la llevó a ser amenazada y a tener que esconderse por un tiempo. Sin embargo son su tenacidad y valentía las que llevaron a un gobierno liberiano anteriormente reticente a avanzar hacia la prohibición de la práctica.
En Liberia, donde según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, alrededor del 58% de las niñas han sido sometidas a la MGF, llegar a la verdadera magnitud del problema es obstaculizado por el secreto en el que se lleva a cabo este rito de iniciación tradicional. En marzo de 2012, Azango escribió un artículo que tendría un impacto dramático. Publicado en Front Page África, la nota «Dolor en aumento: tradición Sande de cortar genitales amenaza la salud de la mujer liberiana” hizo a un lado los tabúes, describiendo cómo se realiza el corte, el dolor sufrido y las complicaciones médicas que a menudo perduran toda la vida. Azango también escribió acerca de cómo las víctimas estaban demasiado asustadas para hablar por temor a ser «cazadas» por la sociedad secreta de las mujeres Sande que lleva a cabo el procedimiento en sus escuelas donde preparan a las niñas para la vida matrimonial y para criar una familia.
El artículo dio lugar a un escándalo, dentro del país y a nivel internacional. El periódico fue inundado de amenazas de muerte de miembros Sande, así como de otras personas que sentían que este no era un tema del que debía hablarse. Azango se vio obligada a huir de su casa con su hija de 9 años, diciéndole al Comité para la Protección de los Periodistas que había sido advertida de «que me atraparían y cortarían para que me callara».
Tal es la sensibilidad en torno al tema de la MGF que incluso la primera mujer presidente de Liberia y ganadora conjunta del Premio Nobel de la Paz 2011, Ellen Johnson Sirleaf, había sido reacia a poner en marcha medidas que prohibieran la práctica. Sin embargo, la protesta luego del informe de Azango y su partida forzada, llevaron a que los funcionarios liberianos anunciaran que la práctica debía ser detenida y se le retiraron las licencias a las escuelas administradas por Sande. En septiembre de 2015, en una reunión en la que participaron más de 80 líderes de gobierno en la ONU en Nueva York para expresar su compromiso con la eliminación de la desigualdad de género y la violencia contra la mujer, la presidenta Sirleaf prometió «Mi Gobierno se compromete a continuar el esfuerzo de presentar leyes bajo mucha dificultad en nuestra legislatura existente para garantizar la abolición [y] la aplicación de la prohibición de la Mutilación Genital Femenina». Su regalo de despedida al dejar el cargo en 2018 fue emitir una orden ejecutiva que aboliera la mutilación genital femenina en Liberia.
Azango ha recibido varios premios, entre los cuales en el año 2012 los premios de liberta de expresión del Comité para la Protección de los Periodistas y de Periodistas Canadienses por la Libertad de Expresión. En 2011, le otorgaron una subvención del Pulitzer Center para un proyecto sobre salud reproductiva en África. Luego, en 2014, el virus mortal del Ébola golpeó África, y Liberia fue uno de los países más afectados. Azango, firme como siempre, empezó a informar sobre la dura realidad de la vida bajo la epidemia, arriesgando su propia vida trabajando en un documental que luego fuera premiado, «Viviendo con el Ébola», transmitido por Al-Jazeera en noviembre de 2014. La película fue galardonada Mejor Documental en los Mohamad Amin Media Awards en mayo 2015, por «la mejor calidad, el contenido más innovador y nuevas plataformas que están cambiando el rostro de África».
El periodismo de Azango es resultado de su propio pasado. En 1990, durante la primera guerra civil liberiana, su padre, un juez, fue sacado de su casa por los rebeldes de Charles Taylor. Murió en cautiverio. En 1996, Azango huyó a Costa de Marfil donde vivió como refugiada hasta su regreso a Liberia en 2002.
Ilustración de Florian Nicolle