Al defender a los tártaros de Crimea contra la persecución de los ocupantes rusos, Emil Kurbedinov también se ha convertido en un blanco.
«Ellos quieren que la gente haga lo que se les dice… Rusia está endureciendo su control: arrestaron a 11 personas en un día y las encerraron durante cinco días bajo cargos inventados».
Emil Kurbedinov es un tártaro de Crimea. También es un destacado abogado de derechos humanos que defiende a los tártaros y no tártaros que levantan sus voces contra la ocupación de la península de Crimea por parte de Rusia. Es una carga de trabajo pesada y que tiene un significado especial para Kurbedinov, cuyo pueblo ha sufrido períodos de violenta represión a lo largo de su historia, a menudo a manos de Rusia.
Los tártaros de Crimea han vivido en la conflictiva península de Crimea durante más de 1.000 años, y actualmente constituyen aproximadamente el 13% de la población del área. Con un idioma turco y adheriendo tradicionalmente a la rama sunita del Islam, ha ocurrido que los tártaros de Crimea han sido retratados como un «enemigo del Estado» por los autoritarios rusos que buscan reprimirlos. El ejemplo más terrible ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial cuando Josef Stalin acusó a los tártaros de aliarse con los nazis y ordenó la deportación de 180.000 tártaros de Crimea a Asia Central (muchos terminaron en campos de trabajo). Después de la muerte de Stalin, la Unión Soviética decidió abandonar los cargos de colaboración nazi pero, para entonces, la política tártara de Stalin ya había causado alrededor de 100.000 muertes.
Hoy, aunque la terminología en uso es diferente – y la escala de la acción mucho menor – Rusia está nuevamente persiguiendo a los tártaros de Crimea.
Desde que anexara ilegalmente la península en febrero de 2014, Rusia ha estado reprimiendo las protestas de Crimea contra la ocupación. Muchos de los manifestantes más prominentes han sido los tártaros, que han sufrido mucho por su activismo. Según reportes recientes, en los últimos dos años, 43 activistas han sido secuestrados -al parecer por las autoridades rusas. La mayoría de estos desaparecidos han sido tártaros. Dieciocho siguen desaparecidos y seis han sido encontrados muertos. Se han efectuado numerosas detenciones de tártaros bajo acusaciones de pertenecer al grupo islamista Hizb ut Tahrir, que -esencialmente- es una organización completamente legal en Ucrania (aunque es ilegal en Rusia). Las autoridades rusas también han estado reprimiendo la cultura tártara de Crimea: en abril de 2016, el Congreso del Pueblo Tártaro de Crimea (un cuerpo representante elegido por los tártaros) fue declarado «organización extremista» y prohibida. Los medios de comunicación tártaros y otros también han sido perseguidos: se han cerrado algunos medios de prensa y allanado los hogares de los periodistas. Desde la invasión rusa, unos 20.000 tártaros han decidido abandonar Crimea.
Pocos abogados de derechos humanos eligen trabajar en este tipo de ambiente, pero Emil Kurbedinov es una excepción. Su lista de clientes es como el «quién es quién» de la resistencia de Crimea e incluye al líder tártaro Ilmi Umerov, quien fue acusado de «llamados públicos para violar la integridad territorial de Rusia» tras su declaración pública de que Crimea era ucraniana y que se debía obligar a Rusia a irse. También entre los clientes de Kurbedinov está Suleiman Kadyrov, un policía jubilado y tártaro de Crimea (nacido en el exilio) que volvió a la península en 1991; fue acusado del mismo delito que Umerov después de expresar puntos de vista similares. Ambos se enfrentan a cinco años de prisión si son condenados, aunque sólo hayan expresado la opinión de las Naciones Unidas.
Además de defender a sus clientes, Kurbedinov critica públicamente las violaciones de derechos de Rusia en Crimea. Como era de esperar, su trabajo lo ha convertido en un blanco de las autoridades rusas.
El 26 de enero de 2017, Kurbedinov y un compañero abogado fueron informados de que agentes de seguridad rusos habían realizado búsqueds en la casa de un cliente, el activista tártaro Seyran Saliev. Mientras se dirigían en auto a la casa de su cliente, los abogados fueron detenidos e interrogados por un grupo de hombres armados y enmascarados que se identificaron como miembros del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB). Más tarde, los hombres llevaron a Kurbedinov al tribunal de distrito de Zheleznodorozhny de Simferópol, donde fue juzgado y declarado culpable de realizar «propaganda para organizaciones extremistas» y condenado a diez días de detención; la casa de Kurbedinov también fue registrada y sus computadoras portátiles y otros equipos electrónicos fueron incautados. La acusación claramente fabricada en contra Kurbedinov se basó en una publicación de medios sociales en el 2013 – un video que el abogado había subido a su página personal de una demostración de Hizb ut Tahrir a la que había asistido.
Organizaciones internacionales de derechos humanos y activistas locales hicieron campaña por la liberación de Kurbedinov, argumentando que estaba siendo castigado únicamente por su trabajo en el área de los derechos humanos. Tras su liberación, Kurbedinov agradeció a los que hicieron campaña por él, diciendo que «me demostró que la sociedad civil está viva; que las personas no son indiferentes a las violaciones de los derechos humanos».
Pero el hostigamiento continuó. En marzo de 2017, Kurbedinov fue informado por el Comité Ruso de Investigación en Crimea que sería interrogado durante una investigación penal preliminar, supuestamente por divulgar información de una audiencia previa al juicio. Kurbedinov sostuvo que esto era simplemente otro intento de castigarlo por su trabajo y lo relacionó específicamente con su asistencia a un evento del Parlamento Europeo a principios de mes, en el que había condenado los abusos contra los derechos humanos que se están produciendo actualmente en la Crimea ocupada.
En diciembre de 2018, Kurbedinov fue objeto de hostigamiento judicial una vez más cuando fue condenado a cinco días de detención administrativa, nuevamente por una antigua publicación en Facebook que el tribunal dictaminó como «propaganda de organizaciones extremistas». Luego, en enero de 2019, la Dirección de Crimea del Ministerio de Justicia de la Federación Rusa le escribió a Kurbedinov para decirle que sería expulsado del Colegio de Abogados de Crimea antes del 1ro de marzo de 2019; sin embargo, en febrero, el Colegio de Abogados de Crimea decidió mantener su membresía.
En mayo de 2017, Emil Kurbedinov fue galardonado con el Premio Anual Front Line Defenders para defensores/as de derechos humanos en riesgo.