El prolífico periodista y abogado constitucional, Glenn Greenwald, es un combativo y valiente defensor de las libertades civiles.
«Es un atributo heroico el estar tan comprometido con un principio que lo aplicas no cuando es fácil, no cuando apoya tu posición, no cuando protege a la gente que quieres, sino cuando defiende y protege a la gente a la que odias».
El autodenominado «Sumo Sacerdote» y fundador de la Iglesia Mundial del Creador, Matthew F. Hale, es un bicho raro excepcionalmente peligroso con un historial de violencia. Desde 2005, ha estado cumpliendo una pena de 40 años de prisión por solicitar el asesinato de un juez federal. La «iglesia» de Hale (ahora renombrada «Creatividad») es en realidad una organización supremacista blanca que exige una guerra santa racial para librar al mundo de judíos y no blancos. Como ocurre frecuentemente con grupos como este, también promueve el odio hacia la comunidad LGBT.
Antes de que intentara matar a alguien, Hale había fracasado en su intento de convertirse en abogado practicante. En 1998, después de pasar el examen de abogados, el Comité de Carácter y Aptitud de Illinois rechazó la solicitud de licencia de Hale, citando su falta de «carácter y aptitud requeridos para la práctica legal.» Hale presentó una demanda federal en un intento de revocar la decisión. El abogado que lo representaba sostenía que la decisión de negar a su cliente una licencia no se había basado en ningún acto de «mala conducta», sino únicamente en las opiniones reprobables que su cliente había expresado; La decisión, argumentó el abogado, era una violación del derecho constitucionalmente garantizado de Hale a la libertad de expresión.
El juicio fracasó, pero el caso proporcionó algunos detalles deliciosos para los fanáticos de la ironía: Hale, el homófobo devoto de Hitler, estaba representado por un joven abogado judío llamado Glenn Greenwald.
«Para mí», diría muchos años más tarde Greenwald, de 49 años, sobre el caso «es un atributo heroico el estar tan comprometido con un principio que lo aplicas no cuando es fácil, no cuando apoya tu posición, no cuando protege a la gente que quieres, sino cuando defiende y protege a la gente a la que odias».
Greenwald es mejor conocido por su trabajo periodístico en el 2013 con el denunciante Edward Snowden, a través del cual expuso los programas masivos de vigilancia no autorizada y en masa del gobierno estadounidense. Pero Greenwald también era bien conocido antes de esto como un abogado constitucional, prolífico bloguero y feroz defensor de los derechos humanos. Sus habilidades de debate son formidables; Cualquiera que vea a Greenwald defendiendo las libertades civiles quedará impresionado no sólo por su dominio de los hechos y las habilidades de razonamiento jurídico, sino por la velocidad y precisión con que la que comunica puntos complejos. Es implacable en una discusión y con frecuencia, como lo descubrió el comediante/locutor de programa de entrevistas Bill Maher, suele tener la última palabra.
El intelecto, la confianza y la agresión siempre han estado allí: siendo niño, los compañeros de clase veían a Greenwald como «muy inteligente, fastidioso, excéntrico» y tendiente a una autoridad desafiante. También fue precoz: se postuló para el ayuntamiento de Lauderdale Lakes, Florida cuando apenas tenía 17 años.
El ingenio rápido y la naturaleza combativa de Greenwald le llevaron a elegir la ley (específicamente el litigio) como carrera. En 1996, con tan sólo un par de años de experiencia luego de graduarse, estableció su propia práctica de litigios donde trabajó en casos relacionados con el derecho constitucional de EE.UU. y las libertades civiles (incluido el caso Hale). Sin embargo, en 2005, después de más de una década de litigio, Greenwald decidió que necesitaba un nuevo reto y redujo su práctica legal con el fin de dedicarse a la escritura política. Comenzó un blog llamado Unclaimed Territory (territorio no reclamado).
El agudo sentido de justicia de Greenwald y su indignación por las irregularidades gubernamentales le llevaron naturalmente a escribir sobre temas como el infame escándalo de Valerie Plame (donde un miembro del gobierno del presidente George W. Bush reveló deliberadamente la identidad de un agente activo y encubierto de la CIA) y las actividades de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). En 2007, a medida que creció su número de lectores, comenzó a escribir sobre temas similares para la revista en línea Salon.
El estilo de escritura de Greenwald está claramente influenciado por su formación jurídica: plantea los argumentos con fuerza y el lector es bombardeado con evidencia en textos que a menudo son muy largos. Es intensamente productivo. Mientras blogueaba, Greenwald también logró escribir cuatro libros en cinco años sobre libertades civiles y política, incluyendo el libro del 2011 «Con libertad y justicia para algunos: Cómo la ley se utiliza para destruir la igualdad y proteger a los poderosos» (With Liberty and Justice for Some: How the Law is Used to Destroy Equality and Protect the Powerful).
Fue cuando Greenwald se trasladó al periódico Guardian en 2013 que hizo su mayor contribución periodística a las libertades civiles. Junto con la documentalista Laura Poitras y su colega periodista Ewan McAskill, Greenwald hizo la famosa visita a una habitación de un hotel en Hong Kong para conocer a un ex empleado de la CIA y la NSA que tenía una historia importante que contar: Edward Snowden. La publicación de las revelaciones de Snowden – acerca de la NSA espiando ilegalmente la vida digital de cientos de millones de personas inocentes (en cooperación con empresas de telecomunicaciones y gobiernos europeos) – causó indignación en todo el mundo. Snowden fue finalmente acusado en ausencia de robo y – bajo la Ley de Espionaje de 1917 – de comunicar información clasificada a una persona no autorizada; Algunos comentaristas de televisión y políticos pidieron que se procesara a Greenwald.
Las revelaciones de Snowden tuvieron un impacto real y legislativo. Muchos han argumentado que llevaron a la Ley 2015 de Libertad de los EE.UU., que puso límites al alcance de las operaciones de vigilancia del gobierno de EE.UU. e introdujo una mayor transparencia y medidas de supervisión.
En 2014, Glenn Greenwald recibió el Premio George Polk por su periodismo exponiendo los programas de vigilancia masiva de la NSA y también el premio Pionero de la Electronic Frontier Foundation. Actualmente es editor colaborador en la publicación en línea independiente The Intercept (El interceptor).