A medida que la crisis de Burundi amenaza con volverse nuevamente una guerra civil con la escalada de asesinatos de manifestantes y opositores al gobierno, en su epicentro se encuentra la figura calma del defensor de los derechos humanos Pierre Claver Mbonimpa.
En un mensaje enviado desde Brjuselas al funeral de su hijo en Burundi, el defensor de derechos humanos Pierre Claver Mbonimpa dijo: No pierda valor. El tiempo pasará. Las tragedias que nos enfrentamos terminarán con una resolución del conflicto en Burundi. Mantengo esperanza de que llegue pronto.
A medida que la crisis de Burundi amenaza con volverse nuevamente una guerra civil con la escalada de asesinatos de manifestantes y opositores al gobierno, en su epicentro se encuentra la figura calma del defensor de los derechos humanos Pierre Claver Mbonimpa. Durante más de dos décadas, Mbonimpa ha sido una voz para los que no pueden hablar. A pesar de la enorme estima que se le tiene dentro de Burundi y en el exterior, su vida – y la de su familia – están en gran peligro. En el espacio de sólo cuatro meses, sobrevivió a un intento de asesinato, y su hijo e hijastro fueron asesinados.
Ex policía, Mbonimpa pasó dos años en prisión a finales de 1990, bajo cargos falsos. Torturado y golpeado mientras se encontraba allí – y testigo del tratamiento atroz de sus compañeros de prisión – se sintió inspirado a su liberación y estableció la Association Burundaise pour la Promotion de Droits Humains et des Personnes Détenues (APRODH). El trabajo de la Asociación en exponer las condiciones de tortura e inhumanas en las cárceles de Burundi ha llevado a una mejora en el sistema penitenciario, el enjuiciamiento de los funcionarios de prisiones e, inevitablemente, amenazas y acoso. En un video durante la concesión del Premio Martin Ennals 2007, Mbonimpa habla sobre su misión de ser la voz de los presos que no pueden hablar por sí mismos.
En mayo de 2014, Mbonimpa fue arrestado y enfrentó un juicio supuestamente por difundir rumores que incitan a la violencia y ponen en peligro la seguridad. Esto surgió de los comentarios que hizo en la radio cuando afirmaba que los miembros del ala juvenil del partido gobernante estaban recibiendo entrenamiento militar en la República Democrática del Congo, alegando que tenía pruebas fotográficas que apoyaban esta tesis. Cientos de personas que lo apoyan se presentaron fuera de la sala del tribunal animando y cantando y demostrando la gran estima pública que le tienen, hasta el punto de que se emitió una prohibición contra las manifestaciones en su apoyo y nadie tenía permitido hablar acerca de sus reclamaciones en los medios. Fue liberado bajo fianza médica en septiembre de 2014.
Mientras tanto, se intensificó la crisis en Burundi, desatada por la decisión del presidente Pierre Nkurunziza de postularse para un tercer mandato, lo que podría significar un retorno a la guerra civil. Las protestas estallaron y cientos han sido asesinados, entre ellos un periodista, su esposa y sus dos hijos adolescentes. En julio, Nkurunziza ganó con 69% de los votos en elecciones que las Naciones Unidas describió como empañadas por la violencia y las restricciones a los medios de comunicación, un «entorno [que] no era propicio para la celebración de elecciones libres, creíbles e incluyentes». Esto es un eufemismo. La situación se ha disparado desde entonces en una crisis que podría significar el regreso a los extremos de la guerra civil de 1993-.006.
Fue en este clima que el 3 de agosto de 2015, Mbonimpa resultó gravemente herido cuando le dispararon hombres en motocicletas al dirigirse de la casa al trabajo. La prohibición de viajar que pesaba en su contra fue levantada y se fue a Bélgica para un tratamiento hospitalario por heridas en la cara y el cuello. Los eventos luego tomaron un giro aún más oscuro cuando, en octubre de 2015, el hijastro de Mbonimpa, Pascal Nshirimana, un hombre de negocios, fue asesinado a tiros frente a su casa por motociclistas que también lanzaron granadas. Luego, el mes siguiente, ocurrió otra tragedia cuando el hijo de Mbonimpa, Welly Nzitonda, también fue asesinado. Un testigo que estaba con Nzitonda cuando fue arrestado, dice que cuando la policía vio sus documentos de identidad que lo identificaban como el hijo de Mbonimpa, fue atacado. Su cuerpo fue encontrado en una casa cercana vacía. No hay duda de que los asesinatos fueron en represalia por las críticas de Mbonimpa a los militares y al liderazgo de Nkrunziza.
A pesar de estos crímenes atroces, y del atentado contra su propia vida, Menimpa le dijo a la BBC en diciembre de 2015 desde Bruselas que prometía regresar pronto: «Debo defender a la población. Debo defender a los que no tienen voz». Permanece en Bruselas, y continúa hablando por APROHD, como en marzo de 2016 cuando la organización descubrió fosas comunes en Burundi.
Mientras tanto, la situación en Burundi sigue siendo grave. Human Rights Watch informa regularmente sobre asesinatos y torturas de opositores gubernamentales atribuidos tanto a miembros de la juventud del gobierno como a miembros de las agencias de inteligencia. Quizá sea típico de Mbopima que en estas circunstancias aún pida paz. En marzo de 2017 aconsejó a los burundenses a «… ser pacientes. Entiendo su frustración, pero recurrir a la violencia sólo empeorará las cosas. Recordemos las lecciones de nuestra historia: sólo el diálogo terminará con la crisis.»
En septiembre de 2016, Pierre Claver Mbonimpa fue galardonado con el Premio Alison Des Forges de Human Rights Watch 2016 por Activismo Extraordinario.