La periodista Gao Yu ha estado defendiendo la democracia en China durante más de tres décadas. Un tribunal de Beijing confirmó la condena en su contra por “filtrar secretos de Estado” en 2015. Le dieron una sentencia de cinco años, pero fue puesta en libertad condicional médica debido al deterioro de su estado de salud. Su arresto domiciliario terminó supuestamente en 2019, pero ella permanece bajo estricta vigilancia.
Durante su discurso de aceptación del premio 1995 de IWMF por el valor en el periodismo, la periodista y abogada Gao Yu dijo: Entre la libertad y la dictadura, entre la verdad y la mentira, no hay término medio... me gustaría recordar las palabras de Shi Liangcai, una periodista y pionera de los medios independientes de China, 'Usted tiene un arma. Yo tengo un bolígrafo'. La historia me ha dado la elección de una pluma.
La periodista Gao Yu ha estado defendiendo la democracia en China desde hace más de tres décadas. Un tribunal de Beijing recientemente confirmó una condena en su contra por «filtrar secretos de Estado». Se espera que cumpla el resto de su sentencia bajo arresto domiciliario, una noticia que fue bien recibida dada su deteriorada salud. Sin embargo, las organizaciones internacionales siguen reprobando su condena y sentencia, y han pedido a las autoridades chinas que le concedan a Gao Yu una atención médica adecuada.
En abril de 2014, Gao Yu fue detenida y acusada de «entregar ilegalmente secretos de Estado a extranjeros» por haber transmitido un documento confidencial a un sitio web extranjero. Enigmáticamente denominado «Documento No. 9», se trata de un documento de estrategia del Partido Comunista, que advierte contra «siete peligros» que incluyen «valores universales», la sociedad civil y una prensa libre «al estilo occidental». En 2013, Gao Yu escribió un comentario sobre el documento, pero dice que no lo filtró a los medios de comunicación occidentales.
Ya en 1966, Gao Yu mostró por primera vez su voluntad de arriesgar su libertad cuando ayudó a un disidente conocido, Ding Zilin, a escapar de una detención inminente. Empezó como periodista en 1979, trabajando para el medio convencional China News Service. En 1988 se incorporó al equipo del semanario progresista Economics Weekly como subdirectora. Dirigido por intelectuales disidentes, el semanario fue cerrado después de las protestas de 1989 en Tiananmen. Para entonces, Gao Yu ya era conocida y respetada por su análisis político crítico y el conocimiento interno del Partido Comunista de China. Obtuvo la etiqueta de «enemiga del pueblo» por sus artículos descritos por el alcalde de Beijing como un «programa político» para «la agitación y rebelión».
En mayo de 1989, Gao Yu fue una figura clave en las protestas de la Plaza de Tiananmen, y, cuando el estado de ánimo general empezó a ensombrecerse, se reunió con los estudiantes para alentarlos a abandonar la plaza antes de que los soldados entraran. Como no tuvo éxito, ayudó a redactar una propuesta en la que se afirmaba que los estudiantes terminarían las protestas si el ejército no entraba en Beijing. Ella fue de las primeras en ser arrestada justo antes de la represión. Como su paradero era desconocido, durante tres meses su familia temió que estuviera muerta. Fue detenida sin acusación formal hasta su liberación 15 meses más tarde.
Luego, en 1993, Gao Yu fue detenida nuevamente, esta vez por seis años por filtrar «secretos de Estado» a los periódicos de Hong Kong. Su detención se produjo apenas días antes de que saliera para los EE.UU. para una beca en la Universidad de Columbia. Fue liberada por razones de salud en 1999, unos meses antes de que se cumpliera su condena. A su liberación, continuó trabajando independientemente para varios medios de prensa en China y Hong Kong, así como para la Deutsche Welle.
Sus amigos fueron alertados del último arresto de Gao Yu cuando no apareció como se esperaba a un evento que marcaba el 25 aniversario de las protestas de la Plaza de Tiananmen el 26 de abril de 2014. Nada se sabía de su paradero hasta el 8 de mayo, cuando la televisión estatal transmitió una «confesión» en la que Gao Yu, con la cara borrosa, admitió haber «amenazado intereses nacionales» y que estaba «profundamente arrepentida». Más tarde se retractó de esa confesión, diciendo que la misma había sido realizada bajo coacción cuando hicieron amenazas de arrestar a su hijo. En julio de 2015, el Comité para la Protección de los Periodistas habló con el abogado de Gao Yu, quien dijo que su salud no era buena y que cuando la había conocido en la cárcel, le dijo que temía que pudiera morir antes de que fuera liberada. También habló acerca de la presión que se ejerce sobre su familia, y que su hijo había sido advertido de no hablar en público sobre su madre.
Después de una audiencia privada celebrada el 24 de noviembre, la Corte Suprema de Beijing dictaminó el 26 de noviembre que se redujera su condena a cinco años. Sin embargo, no se anuló la convicción de Gao Yu por «filtrar secretos de Estado al extranjero». Aunque acogen con satisfacción la noticia de que cumplirá el resto de su sentencia bajo arresto domiciliario, PEN y otras organizaciones internacionales siguen reprobando su condena y sentencia y piden su liberación inmediata e incondicional.
Con los años, Gao Yu ha ganado numerosos premios, incluyendo en 1995 el premio del valor en el periodismo de la International Women’s Media Foundation, el premio Golden PEN de libertad de expresión de la Asociación Mundial de la Prensa también en 1995, y en 2000 fue honrada como héroe de la libertad de prensa mundial por el Instituto de Prensa Internacional.
En 1997, Gao fue la primera persona en recibir el premio UNESCO/Guillermo Cano de Libertad de Prensa, lo que llevó a China a amenazar con retirarse de la organización. Hoy en día, el gobierno chino no es más abierto al escrutinio de lo que era entonces.
El 26 de noviembre de 2015, fue liberada bajo libertad condicional médica y desde entonces cumplió el resto de su condena bajo arresto domiciliario.
En marzo de 2016, su casa fue allanada por al menos 20 policías vestidos de civil por construir un jardín, algo que supuestamente constituía una violación de la ordenanza. Pero esto fue considerado como una represalia después de que su trabajo como periodista fuera alabado por el entonces presidente alemán Joachim Gauck. Ella se derrumbó después de que su hijo fuera golpeado y detenido por la policía. Según se informó, no tenía acceso a su pensión estatal o seguro médico, y varios grupos pidieron que se le permitiera buscar atención médica en el extranjero.
Las actividades de Gao, especialmente sus publicaciones en línea, permanecieron bajo estricta vigilancia. Fue visitada por agentes de seguridad en 2017 después de expresar su preocupación en las redes sociales por el premio Nobel de la Paz a Liu Xiaobo. Su condena de cinco años en prisión supuestamente terminó en 2019, pero otros ex detenidos temen que las autoridades estatales la sigan vigilando y que se le siga negando el ejercicio pleno de sus libertades.
En junio de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia, su familia fue hostigada y su hijo fue despedido del trabajo después de que compartiera publicaciones sobre el impacto del COVID-19 en la comunidad. «El precio que pagué por publicar noticias sobre barricadas y escenas de autos de policía es que mi hijo perdiera su trabajo. Es un claro caso de implicación política y de persecución.”
Ilustración de Florian Nicolle