El asesinato descarado del escritor Nahed Hattar frente al Ministerio de Justicia de Jordan fue llevado a cabo por un solo hombre, pero fue posible gracias a un Estado que lo acusó de "insultar al Islam" por una caricatura que compartió en Facebook y en un entorno donde supura el pensamiento extremista y la intolerancia a las opiniones diferentes.
El 25 de septiembre de 2016, mientras el escritor Nahed Hattar, rodeado de sus amigos y familiares, hizo su camino hasta las escaleras que conducen al Ministerio de Justicia jordano, tres disparos perforaron su cuerpo, y lo hirieron fatalmente. El asesino, un ex imán de una mezquita local, informó más tarde que su acto fue motivado por la ira por una caricatura que Hattar había compartido en Facebook unas semanas antes.
Cuando el Estado predica con el ejemplo
La caricatura mencionada con anterioridad, que representa a un hombre con barba, fumando y en la cama con dos mujeres, pidiéndole a Dios que le traiga vino y castañas de cajú, fue la causa de la detención y encarcelamiento de Hattar bajo las órdenes del Primer Ministro jordano Hani Al-Mulqi en agosto. Después de enfrentarse a una gran reacción pública por haber compartido la caricatura, Hattar fue acusado de «insultar a Dios y el Islam», antes de ser liberado bajo fianza a principios de septiembre.
El día de su asesinato era también el día en que debía comenzar el juicio de Hattar, un juicio que ha sido denunciado por grupos de la sociedad civil locales y regionales, medios de noticias en línea, y organizaciones internacionales de libertad de prensa.
El escritor Nahed Hattar había sido durante mucho tiempo una figura polarizante y controvertida en la escena política jordana. Había previamente expresado puntos de vista críticos sobre la familia real de Jordania, que apoya al régimen dictatorial de Bashar Al-Assad, y es favorable a las políticas de exclusión.
Hattar era cristiano de nacimiento, pero se describió a sí mismo como un «no creyente». En el pasado, había sido acusado de insultar al rey, se le prohibió escribir o aparecer en los medios de comunicación jordanos, y fue encarcelado en varias ocasiones por su activismo político. Es doblemente lamentable que lo que causara la aniquilación permanente de la voz de Hattar no haya sido un enojo por sus escritos. Fue brutal y públicamente asesinado por algo que ni siquiera reclamaba como suyo; una caricatura que más adelante borró insistiendo en que no había tenido intención de «insultar al Islam», sino exponer cómo el grupo extremista radical Daesh «visualiza a Dios y el paraíso».
Jordania todavía se está recuperando de la conmoción de un acto terrorista tan descarado, pero si la progresión en la incitación de amenazas públicas de muerte al asesinato que caracterizaron las semanas anteriores a su juicio era indicativa de algo, es de que su vida estaba en grave peligro. La inicial criminalización por parte del Estado de su acto, la imposición de una orden de mordaza en su caso, y la posterior falta de protección física, fueron factores importantes en el clima que condujo a su muerte.
«Sostenemos que el Primer Ministro, el Ministro del Interior y los servicios de seguridad son responsables de la muerte de Nahed,» dijo el hermano del periodista a medios de comunicación locales. «Nahed Hattar fue asesinado a sangre fría frente a la más alta institución de la justicia en Jordania.» La familia de Hattar también anunció que se había puesto en contacto con el gobierno varias veces para pedir que las amenazas de muerte se tomaran en serio.
La familia de Hattar no está sola en su creencia de que el gobierno es responsable de su muerte. Las declaraciones dadas a conocer por los miembros de IFEX, incluyendo la Federación Internacional de Periodistas (FIP), el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), PEN internacional, y la Red árabe por la Información de Derechos Humanos (ANHRI), han vinculado el asesinato al clima represivo del Estado hacia la libertad de expresión. A partir del día de su asesinato, más de 900 jordanos han firmado una declaración diciendo que ellos también consideran al gobierno responsable.
Un entorno propicio
«A pesar de que fue el asesino que tomó el arma de una bolsa de plástico que llevaba, y aunque fue él quien apretó el gatillo tres veces, fue el ambiente que le proporcionó el motivo, la motivación y la oportunidad de hacerlo. Y si no hubiese sido él, hubiese sido otra persona,» dijo el prominente comentarista jordano Naseem Tarawneh. En una entrada de blog publicada en el Iris Negro (The Black Iris), Tarawneh subrayó lo crucial que es abordar el entorno propicio para un incidente de este tipo.
El asesinato de Hattar debe servir como una llamada de atención al gobierno de Jordania y su gente. La reforma nominal, superficial, sólo ha servido para tranquilizar al país dándole una falsa sensación de seguridad. Mientras tanto, con el surgimiento de grupos militantes extremistas como Daesh y en las sombras de un gobierno que penaliza a sus críticos, así como el estancamiento económico, y una serie de otros factores, el pensamiento extremista y la intolerancia hacia opiniones diferentes, crece y se encona. Un desconcertante gran número de jordanos se tornó a los medios de comunicación social para pedir la muerte de Hattar antes del hecho y para celebrarlo después. Muchos demostraron estar desinformados sobre los detalles de su caso, sobre todo pensando erróneamente que Hattar había creado la caricatura.
Una vez más, el gobierno ha impuesto una orden mordaza; esta vez sobre la noticia de su asesinato, alimentando aún más la desinformación y enterrando un debate nacional crucial y necesario bajo tierra.
¿»Soy el siguiente»?
Muchos de los que se levantaron para condenar tanto el enjuiciamiento de Hattar como su asesinato, en el interior de Jordán y en otras partes de la región, están en desacuerdo con algunas de sus opiniones y posturas más polémicas. Pero como Tarawneh explicó en su nota, «esto es más grande que Nahed Hattar».
«Ya seas un musulmán moderado o liberal, laico, ateo, pluralista o progresista – tú también eres una minoría, y tú también enfrentas esta realidad.»
Después del asesinato, los jordanos han demostrado que son muy conscientes de esta realidad. El comediante popular jordano Ahmad Massad, que está siendo investigado por cargos de desprecio a la religión, preguntó en Facebook en árabe el día que Hattar murió, si sería el próximo. «¿Seré asesinado incluso si soy declarado inocente?», escribió. «¿El día del juicio ha sido cancelado? ¿Las personas son las que condenan ahora? »
El poeta Jumana Mustafa, un secularista autodeclarado, escribió un comentario punzante en Facebook que inicia con la declaración, «Soy laico. ¿Quieres matarme?»
«Somos muchos», afirmó, «y no tenemos cuernos en la cabeza, y no nos crecen escamas en la piel. Somos muchos, y vivimos en medio de ustedes».
Los jordanos no fueron los únicos que sintieron el frío del asesinato de Hattar. El caricaturista marroquí Khalid Gueddar, que compartió la caricatura en solidaridad con Hattar. Por difundir la noticia, ha recibido amenazas de muerte y ha pedido protección a su propio gobierno por las mismas. ¿Dará la talla el gobierno marroquí?
El asesino de Nahed Hattar fue capturado en el lugar y acusado de asesinato premeditado. Si es declarado culpable, podría enfrentar la pena de muerte.