Anas Aremeyaw Anas, de Ghana, es probablemente el periodista de investigación más popular de África, y su misión ha sido nombrar, avergonzar y que se haga justicia con los violadores de los derechos humanos y los funcionarios corruptos.
"Pongamos lo poco que tenemos a nuestra disposición, a buen uso - un buen comienzo es desafiar la tradición y desmantelar el status quo que genera la corrupción..."
Conocido a menudo como el «James Bond del periodismo», Anas Aremeyaw Anas de Ghana es un periodista de investigación como ningún otro. Durante casi dos décadas, Anas ha tenido la misión personal de «nombrar, avergonzar y encarcelar» a los abusadores. Dado que normalmente usa disfraces para llevar a cabo sus investigaciones, muy pocas personas conocen su identidad.
Hubo una fuerte reacción del público cuando se afirmó que su identidad había sido descubierta. De inmediato, el público lanzó una campaña en las redes sociales #IAmAnas (yo soy Anas) con fotos de ellos mismos o personas al azar e incluso imágenes cómicas que se asemejan al rostro cubierto que es la marca de Anas.
Escribiendo para la BBC, la experiodista Elizabeth Ohene habló sobre cómo los ghaneses recurren al humor para lidiar con la tragedia de la corrupción. Luego acuñó algunos términos relacionados con la corrupción mientras rindió homenaje al periodista encubierto.
“No sé cuándo aparecerán estas palabras en Wikipedia o en el Oxford English Dictionary, pero por el momento me puedes tomar la palabra de que:
- Ir de incógnito es ir anas;
- Hacer grabaciones secretas es un anas-anas;
- Usar disfraces es hacer un anas;
- Ser sorprendido en el acto es ser anasiado, y
- Exponer a alguien aceptando sobornos es hacerle a esa persona un Anas Aremeyaw Anas«
Cuando Anas publica nuevas investigaciones, los periódicos se agotan en cuestión de horas. Cuando lanza películas de sus acciones encubiertas, llena las salas de cines en todo el país y causa atascos en el tráfico. Los ghaneses están tan confundidos por la capacidad de Anas para capturar evidencia al punto que algunos creen que él es un espíritu con habilidades sobrenaturales. A nivel mundial, Anas ha sido descrito como el mejor periodista de investigación de África, popularizado por sus colaboraciones con Al Jazeera. Su trabajo ha sido alabado por Barack Obama, Bill Gates y el Obispo Desmond Tutu.
El trabajo de Anas le ha ganado una reputación de generar historias que tienen un impacto. «El periodismo es acerca de los resultados. Se trata de afectar a su comunidad o su sociedad de la manera más progresiva», dice. Para él, esto ha significado perseguir a personas como abusadores de niños, traficantes de personas y funcionarios corruptos.
Su trabajo más influyente hasta la fecha es Número 12, un documental de 2018 que expone la corrupción desenfrenada que se extiende por numerosos países, en el mundo del deporte más querido de África: el fútbol.
El documental de casi 2 horas de duración implicó a casi toda la administración del fútbol en Ghana y expuso a árbitros y funcionarios de 15 países que aceptaban sobornos a cambio de arreglar partidos tanto de clubes como internacionales. En Ghana derribó al presidente de la asociación de fútbol, Kwesi Nyantakyi, quien fue capturado en una grabación aceptando un soborno, y el escándalo finalmente resultó en el desmantelamiento de la asociación nacional.
Aunque la exposición de la corrupción en el mundo futbolístico le valió elogios internacionales a Anas y a su unidad de investigación, existe una fuerte sospecha de que el asesinato de su colega Ahmed Hussein-Suale Divela es resultado directo de dicho escándalo. Lejos de disuadirlo, este hecho fortaleció la determinación de Anas: «Me llevó a estar más alerta, a ser crítico y serio, pero no impactó significativamente [en mi trabajo]».
El gran salto de Anas se produjo cuando todavía era estudiante de periodismo en pasantía en el The New Crusading Guide, un periódico de investigación semanal. Sabía que la policía aceptaba de manera rutirnaria sobornos de los vendedores ambulantes que vendían ilegalmente sus productos en las carreteras de Accra, y Anas fue encubierto para exponerlos. Después de publicar una historia escandalosa, se convirtió en el principal periodista de investigación del periódico y, hoy, es copropietario.
Con los años, las historias de alto perfil de Anas han conmocionado al país. En 2006, reveló corrupción dentro de una agencia de pasaportes que fabricaba documentos para funcionarios, incluido el presidente. En 2007, fue encubierto como sanitario a un burdel para revelar que habían adolescentes trabajando como prostitutas.
En una investigación de 2009, Anas pasó semanas haciéndose pasar por un paciente mentalmente enfermo en la mayor institución psiquiátrica de Ghana. Documentó el tráfico de narcóticos, el abuso y la negligencia médica que conducen a la muerte de los pacientes. En 2010, una de sus investigaciones reveló abuso infantil en un orfanato estatal.
Después de una investigación de dos años que finalizó en 2015, Anas reveló su historia más grande hasta el momento: los jueces en Ghana aceptaban sobornos de sexo y dinero. Su documental: Ghana a los ojos de Dios; una saga de injusticia – se mostró en la capital, Accra, y luego se proyectó de forma gratuita en todo el país. Con base en cientos de horas de cintas de video que documentan el crimen y la corrupción, parece mostrar a los jueces y los trabajadores de la corte aceptando sobornos de los litigantes, así como algunos exigiendo relaciones sexuales para manipular la justicia.
Su evidencia implicó a más de 30 jueces y 170 funcionarios judiciales, y condujo a la suspensión de siete de los jueces del Tribunal Superior del país.
Chameleon, un documental de 2014 sobre Anas, revela cómo su equipo colabora con la fuerza policial de Ghana. Por lo general, esto implica que Anas vaya de incógnito con cámaras ocultas para documentar el presunto abuso o corrupción mientras la policía espera hacer arrestos. Anas también ha sido contratado para trabajar para el gobierno de Ghana, planteando un supuesto conflicto de interés, y preguntas sobre si está cruzando líneas éticas como periodista. Él desestima las críticas e insiste en que lo que hace es necesario en un país con instituciones débiles. «Si soy periodista y no puedo servir a mi país, ¿a quién más puedo servir? De modo que si mi gobierno me pide ayuda, lo haré», dice.
Anas va más allá de publicar denuncias para asegurarse de que la evidencia que recopila se utilice en los enjuiciamientos. «Lo que he hecho es dar un paso adelante para ayudar a las instituciones policiales a arrestar y castigar a los malos», explica. Anas completó la escuela de derecho en el 2008. No le interesa practicar abogacía, sino asegurarse de que sus conocimientos se usen plenamente cuando presenta evidencia en la corte, lo que hace habitualmente.
«Mi trabajo ha permitido encarcelar a tantas personas y hacerles perder sus medios de subsistencia, que hay personas enojadas que quisieran acabar con nuestras vidas», comparte Anas. Su compañía de investigación privada Tiger Eye, que emplea a un equipo de investigadores y periodistas, pasa desapercibida, ubicada en un edificio residencial en la bulliciosa ciudad de Accra. No tiene un hogar permanente, se mueve con frecuencia para su protección. Para las apariciones públicas, su aspecto típico incluye un sombrero con cuentas colgando para ocultar su rostro, o una túnica con capucha. A veces, hay varios hombres encapuchados que se paran junto a Anas, actuando a la vez como una distracción y como guardaespaldas.
A pesar de los horrores que ha visto, algunos de los cuales comparte en esta charla TED, su determinación sigue siendo fuerte. «Esto no se detendrá. Voy a continuar con este tipo de periodismo, porque sé que cuando los hombres malvados destruyen, los hombres buenos deben construir y unir».
Ilustración de Florian Nicolle