El periodista, poeta y dramaturgo eritreo-sueco Dawit Isaak ostenta el récord nada envidiable de ser el periodista más largamente encarcelado del mundo.
"Pagó un precio para beneficio de las generaciones futuras. El precio más alto. Pagó con su libertad".
Isaak lleva más de 20 años en prisión en Eritrea y la última vez que se tuvo noticias de él fue en 2005, cuando se le permitió salir de prisión para recibir atención médica.
Desde entonces, Isaak quedó recluido en régimen de incomunicación y se le ha negado todo contacto con familiares, amigos, colegas e incluso con su abogado. Además de estar completamente aislado del mundo exterior, no ha comparecido ante un tribunal de justicia y, hasta la fecha, no se han presentado cargos formales en su contra.
Si bien las averiguaciones sobre su paradero y su situación han sido en su mayoría ignoradas, en una entrevista con Radio France International (RFI) en 2016, el ministro de Relaciones Exteriores de Eritrea, Osman Saleh, anunció que Isaak seguía vivo y que “recibirá su sentencia en su debido momento, cuando el gobierno del país lo considere conveniente”.
“No habrá ningún juicio ni lo liberaremos. Sabemos cómo lidiar con gente como él”.
Palabras pronunciadas por el presidente de Eritrea Isaias Afwerki en 2009 en referencia al escritor Dawit Isaak
En 2001, Isaak fue llevado de su casa en la madrugada en un operativo narrado en detalle por su amigo y colega Martin Schibbye, editor sueco y ferviente impulsor de la campaña #FreeDawit (liberen a Dawit), en su discurso de apertura en la conferencia anual Raoul Wallenberg en 2019.
En 2023, en una extraordinaria muestra de cómo se puede usar la inteligencia artificial para apoyar a la libertad de expresión, la cadena sueca de supermercados Pressbyrån, en colaboración con Reporteros Sin Fronteras (RSF) en Suecia, reconstruyó los escritos de Dawit Isaak en un texto titulado «Oda a la libertad de expresión».
Su detención por fuerzas estatales se produjo en el marco de una ola de represión gubernamental contra las voces críticas del país. En ese contexto, Isaak no tardaría en llamar la atención de las autoridades, ya que, como lo describió Schibbye, sus “artículos eran directos, provocativos, ampliaban la esfera pública y trazaban un nuevo comienzo que ayudaba a los lectores a respirar mejor en el nuevo país. Pero pagó un precio para beneficio de las generaciones futuras. El precio más alto. Pagó con su libertad”.
Dawit perdió esa libertad abruptamente el 23 de septiembre de 2001, cuando fue arrestado en su casa de Asmara al mismo tiempo que varios otros periodistas independientes y funcionarios gubernamentales.
El presidente Isaias Afewerki había rechazado las críticas del G-15, un grupo de ministros y políticos que habían escrito una serie de cartas exigiendo que se cumpliera la promesa de celebrar elecciones y se aplicara la constitución propuesta. Después de informar sobre el conflicto entre los reformadores y el presidente, medios de comunicación independientes como Setit, del que Isaak era copropietario, fueron clausurados por el gobierno y hoy están cerrados de manera permanente.
En su informe paralelo a la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, PEN Eritrea y PEN International calificaron a Eritrea como el país más peligroso del mundo para periodistas, escritores y librepensadores, subrayando “el deplorable estado de la libertad de los medios de comunicación y de la libertad de expresión en Eritrea, así como la persistente práctica de detención de escritores y periodistas en régimen de incomunicación”.
Origen humilde
Nacido en Eritrea en 1964, Isaak se crío en Asmara, donde sus padres tenían una pequeña charcutería italiana. Su amor por la escritura fue evidente desde una corta edad. Según el perfil de Isaak de la Biblioteca Fritz Bauer, “su hermano menor Esayas recuerda que Dawit escribía literalmente todo el tiempo: en el desayuno, antes de ir a la escuela; en su tiempo libre, cuando otros niños jugaban; de noche, en su cama. Cuando todavía estaba en la escuela primaria, comenzó a escribir obras de teatro y ponerlas en escena. Ya adulto publicó dos novelas en su lengua materna, tigriña, con las que ganó varios premios y se hizo conocer en el país”.
A los veinte años, ante la intensificación del conflicto entre el Frente Popular de Liberación de Eritrea y el ejército etíope, tomó la decisión de exiliarse en Suecia. Isaak acabó por convertirse en ciudadano naturalizado de Suecia y, aunque se adaptó a la sociedad sueca, su identidad cultural y sus raíces siguieron siendo parte esencial de su espíritu. Tanto que solía repetir como mantra la frase “no olvides tu idioma, tu país, tus raíces”.
No fue sorprendente, entonces, que Isaak decidiera regresar a su país cuando Eritrea declaró su independencia en 1993. En un almuerzo de despedida poco antes de partir de Suecia dijo: “Voy a hacer democracia en Eritrea”.
En Asmara, la vida de Isaak giró en torno a su amor por el teatro, trabajando con niños pequeños en el Teatro Infantil Shewit y con el grupo de acróbatas Circus Eritrea. Pronto se hizo famoso a lo largo y ancho del país cuando una emisora de Eritrea adaptó su cuento “Los treinta mil” en formato de serie radial.
Incursionó en el periodismo poco después de que el país aprobara una nueva ley que autorizaba que medios impresos estuvieran en manos de privados. Isaak integró el primer periódico independiente de Eritrea, Setit, inicialmente como colaborador y luego como copropietario, junto a su colega Aaron Berhane.
La búsqueda de la justicia y la rendición de cuentas
A lo largo de los años, se han realizado numerosos esfuerzos e intervenciones reclamando su liberación, pero como se afirma en un editorial del Washington Post: “El régimen de Afwerki ha ignorado sistemáticamente todas las peticiones y fallos pertinentes para la liberación de Isaak, incluido un fallo definitivo y vinculante pronunciado por la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos en 2016”.
En mayo de 2009, el presidente Afewerki declaró: “No habrá juicio ni lo liberaremos. Sabemos cómo lidiar con gente como él. Para mí, Suecia es irrelevante. El gobierno sueco no tiene nada que ver con nosotros”.
RSF celebró la decisión adoptada en julio de 2023 por el Grupo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria, en la que instaba al gobierno de Eritrea a informar sobre el paradero del periodista Isaak y pedía explícitamente su liberación inmediata e incondicional.
Esta decisión respondió a una denuncia presentada por RSF, siete organizaciones internacionales de derechos y dos abogados suecos por la detención prolongada de Isaak y por lo menos otros diez colegas del periodista. Todos ellos fueron encarcelados arbitrariamente y son los periodistas que han estado más tiempo tras las rejas en el mundo.
En julio de 2022, una coalición encabezada por el Centro Raoul Wallenberg para los Derechos Humanos e integrada por RSF, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), el Instituto de Derechos Humanos de la Asociación Internacional de Abogados (IBHARI), Parlamentarios para la Acción Mundial (PGA), PEN Internacional, Defender a los Defensores, la Fundación por los Derechos Humanos (HRF) y el abogado sueco de Isaak, presentaron una denuncia ante el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre la Detención Arbitraria.
En la denuncia exigían que el gobierno de Eritrea rindiera cuentas por las graves violaciones de los derechos humanos cometidas contra Isaak – de doble ciudadanía eritrea y sueca – y sus colegas, al tiempo que reclamaban su inmediata e incondicional liberación.