Después de un juicio en 2014, Ilham Tohti - un defensor pacífico de los derechos uigures en China - está cumpliendo una sentencia de cadena perpetua.
El camino que he seguido todo el tiempo es un camino honorable y pacífico. Sólo he dependido en el lápiz y el papel para solicitar diplomáticamente derechos humanos, derechos legales y derechos regionales autónomos para los uigures.
El 28 de octubre de 2013, un vehículo utilitario deportivo recorrió la plaza de Tiananmen de Pekín, tocando su bocina a peatones confusos. Frente a la famosa Ciudad Prohibida, el coche invistió un grupo de turistas y luego estalló en llamas. Aproximadamente cuarenta personas resultaron heridas en el incidente y otras cinco murieron. Entre los muertos estaban los ocupantes del vehículo: Usman Hasan, su esposa, Gulkiz Gini, y su madre, Kuwanhan Reyim.
Inmediatamente luego del incidente, las autoridades chinas se volcaron a los medios sociales, borrando imágenes e informes de lo que había sucedido. Los medios de comunicación estatales abordaron sólo ligeramente el incidente, pero las autoridades rápidamente lo declararon como un «ataque terrorista rigurosamente planeado, organizado, premeditado y violento». Los nombres de los ocupantes del coche sugirieron que eran miembros de la minoría étnica uigur, predominantemente musulmana. La policía dijo que el coche era de Xinjiang, una región autónoma en el noroeste de China, donde los uigures son mayoría, y que ha sido testigo de brotes de violencia entre la etnia uigures y los chinos Han.
El mes siguiente, un grupo islámico radical llamado Partido Islámico de Turquestán anunció que había sido responsable del incidente, una afirmación que fue recibida con escepticismo por grupos uigures exiliados y expertos en derechos humanos. Sin embargo, era una versión de los acontecimientos que le convenía a los extremistas de ambos lados. Los expertos dedicados al tema de la creciente tensión entre los uigures y las autoridades chinas, sabían lo que vendría después: una ola de represión contra la minoría musulmana de China e inevitablemente, como respuesta, actos de violencia al azar.
Uno de estos expertos fue Ilham Tohti, escritor uigur y defensor de los derechos uigures en China de renombre mundial. Exhortó públicamente a las autoridades a no recurrir a sus típicas tácticas en Xinjiang: detenciones masivas, patear puertas e incrementar la vigilancia: «Lo mejor sería que las autoridades dieran un paso atrás y examinaran lo que lleva a la gente a tal desesperación en primer lugar», dijo.
Unas semanas más tarde, en un acto de vengativa ironía, el coche de Tohti, que llevaba a su esposa e hijos, fue atropellado por un vehículo conducido por agentes de seguridad vestidos de civil que le advirtieron que mantuviera su boca cerrada.
Era un signo de las cosas que estaban por venir: antes de finales de 2014, Tohti se encontraría encarcelado cumpliendo una sentencia de cadena perpetua, condenado bajo una dudosa acusación de «separatismo».
Tohti es profesor de la Universidad Minzu de China en Beijing. Aunque es economista de formación, es más conocido en China como franco abogado de los derechos uigures y de la coexistencia pacífica entre su propio grupo étnico y la mayoría de chinos Han. En 2006, como forma de promover el entendimiento interétnico, cofundó el sitio web Uighur Online. En los últimos años, las relaciones entre los dos grupos étnicos se han vuelto cada vez más tensas. Los uigures se quejan de discriminación en manos de los chinos Han, tanto culturalmente – sus prácticas religiosas y culturales (islámicas) están severamente restringidas – como económicamente: los uigures afirman que en Xinjiang se les niega sistemáticamente empleos a favor de los chinos Han. El enojo y el resentimiento resultantes de esta situación han provocado explosiones de violencia en la región. Las autoridades culpan estos incidentes a grupos terroristas separatistas o islámicos y los tratan con severidad: en junio de 2014, los tribunales de Xinjiang habían condenado a 113 personas a largas penas en la cárcel por actividades terroristas. La situación de los derechos uigures en China sigue siendo crítica.
Tohti nunca ha apoyado la violencia ni ha hecho campaña por el separatismo, pero su defensa pública de los derechos provocó frecuentemente la ira de las autoridades chinas. Sufrió abundante acoso después del lanzamiento de su sitio web y, en julio de 2009, fue puesto bajo arresto domiciliario (y luego se mantuvo incomunicado en un lugar desconocido) por hablar públicamente sobre disturbios uigures en Xinjiang. Entre 2009 y su encarcelamiento en 2014, hubo otros períodos de arresto domiciliario.
En los meses transcurridos entre el incidente en la plaza de Tiananmen y el arresto de Tohti, las autoridades implementaron un nuevo plan estratégico (criticado como represivo por los grupos de derechos humanos) para «mantener la estabilidad social» en Xinjiang. Las críticas de Tohti a sus tácticas de mano dura no iban a ser toleradas en ese ambiente.
El 15 de enero de 2014, alrededor de 40 agentes de seguridad irrumpieron en el apartamento de Tohti en Pekín, detuvieron a Tohti y confiscaron computadoras, memorias flash, libros, papeles y deberes de sus estudiantes. Los hijos jóvenes de Tohti fueron amenazados. Al día siguiente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China emitió una declaración en la que decía que Tohti había sido «detenido criminalmente» bajo sospecha de «cometer crímenes y violar la ley».
Durante los primeros seis meses de su detención, se le negó a Tohti el acceso a representación legal y se lo mantuvo en condiciones extraordinariamente duras. Durante los primeros veinte días que siguieron a su detención, estuvo encadenado; En marzo de 2014 se le negó comida durante diez días. En septiembre de 2014, después de lo que se describió como una «farsa de juicio», Tohti fue condenado a cadena perpetua por «separatismo».
En junio de 2015, se le permitió a Tohti una primera visita familiar, dieciocho meses después de su detención, pero estas visitas se limitan a una sola cada tres meses. Como explicó la hija de Tohti, Jewher, en mayo de 2017, la distancia entre Pekín y Urumqi es de 2,400 km, la familia no siempre puede hacerlo debido al tiempo y costo del viaje.
La familia y amigos de Tohti también han sido víctimas de persecución. Su sobrina de 25 años, proveniente de Atush, fue sentenciada en 2016 a diez años de prisión por tener fotos de él y dos artículos sobre él en su teléfono celular. Siete de sus estudiantes han sido encarcelados por cargos de separatismo, pero se desconoce su paradero.
El valor y el compromiso de Ilham Tohti para defender los derechos de los Uigures ha sido reconocido con una serie de premios: el Premio PEN/Barbara Goldsmith a la Libertad de Escribir en marzo de 2014; el Premio Martin Ennals a los defensores de los derechos humanos en octubre de 2016; el Premio Weimar de Derechos Humanos de 2017, presentado en una ceremonia que marcaba el 10 de diciembre Día Internacional de los Derechos Humanos. Un año antes, más de 120 escritores de todo el mundo, entre ellos Salman Rushdie, Margaret Atwood, Neil Gaiman y JM Coetzee, firmaron una petición pidiendo la liberación de escritores encarcelados en China, entre ellos Ilham Tohti. Decía: «El silencio forzado de estos amigos y colegas es ensordecedor y la desaparición de sus voces ha empeorado el mundo por esta flagrante injusticia y pérdida».
En una carta abierta publicada en enero de 2019, 132 académicos y 18 grupos de la sociedad civil le pidieron al gobierno de China que libere de inmediato a Tohti y otros académicos detenidos arbitrariamente en varios campos de adoctrinamiento político.
En mayo de 2019, Tohti recibió, en ausencia, el Premio a la Libertad del organismo de vigilancia de la democracia Freedom House. El Consejo de Europa le otorgó el Premio de Derechos Humanos Václav Havel el 30 de septiembre de 2019. Luego, recibió el Premio Sájarov del Parlamento Europeo por la Libertad de Pensamiento el 24 de octubre. Su hija aceptó el premio del Parlamento Europeo en su nombre en diciembre y compartió que Tohti está recluido en régimen de incomunicación desde el año 2017.
En diciembre de 2023, más de 180 destacados funcionarios y expertos de todo el mundo nominaron a Tohti para el Premio Nobel de la Paz de 2024. El mes siguiente, grupos de la sociedad civil conmemoraron el décimo año de detención de Tohti exigiendo su liberación inmediata.
En un ensayo autobiográfico escrito en 2011, Tohti insistió en que él no es una “figura política” y enfatizó su trabajo como académico y defensor del entendimiento étnico.
¨Fuera de mi labor académica, deseo ser conocido únicamente como un emisario y un conducto que ayuda a establecer conexiones y promover el intercambio y la comunicación étnica”.
Ilustración de Florian Nicolle