Su nombre tal vez no sea conocido, pero los nombres de sus clientes sí lo son. La abogada Jesselyn Radack defiende a informantes que incluyen a Edward Snowden, Thomas Drake y John Kiriakou.
Sobre su decisión de denunciar al Departamento de Justicia, : No podía vivir con la idea de que podrían matar a alguien porque yo no hablé.
Su nombre tal vez no sea conocido, pero los nombres de sus clientes sí lo son. La abogada Jesselyn Radack defiende al informante Edward Snowden (que fue recomendado por Julian Assange), y fue defensora de otro informante de la NSA, Thomas Drake, el informante del programa de drones, Brandon Bryant, y John Kiriakou, exanalista de la CIA, el primer funcionario del gobierno en confirmar el uso del gobierno de Estados Unidos de ahogamiento simulado en prisioneros de Al Qaeda. Una lista impresionante de clientes, sin lugar a dudas. Pero, ¿cómo es que terminó defendiendo a todos estos informantes? Radack también lo es.
En 2001, poco después de los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos, Radack trabajaba como asesora de ética en la Oficina Consultiva de Responsabilidad Profesional del Departamento de Justicia, y la contactó un abogado de contraterrorismo del FBI que quería saber si sería ético interrogar a John Walker Lindh, ciudadano estadounidense acusado de luchar con el Talibán en Afganistán, sin que su abogado estuviera presente. La familia de Lindh le había contratado un abogado en Estados Unidos, pero no tuvieron acceso a Lindh, detenido en una base militar en Afganistán. En más de una docena de correos electrónicos, Radack dijo al abogado que lo podían interrogar, pero que los resultados de cualquier interrogatorio no se podrían usan en un caso penal contra Lindh. El FBI llevó a cabo el interrogatorio, y sostuvo luego que Lindh no tenía abogado, y usó declaraciones del interrogatorio en su contra en el tribunal.
Durante el juicio de Lindh, al Departamento de Justicia se lo ordenó exhibir registros de la asesoría ética que Radack había proporcionado al abogado del FBI. Resultó que habían desaparecido convenientemente del archivo del caso. Radack sospechó que su departamento no estaba contando la historia completa sobre la asesoría que brindó al FBI. Decidió actuar. Recuperó los correos electrónicos perdidos, se los entregó a su jefe, y renunció. Después, cuando se enteró de que el Departamento de Justicia sostenía que nunca había dicho que Lindh tenía derecho a un abogado durante el interrogatorio, tuvo la sospecha de que sus correos electrónicos no habían sido incluidos en los registros de la corte. Los envió a un reportero de Newsweek que había estado informando sobre el caso, y que luego escribió un artículo al respecto.
Como consecuencia de sus acciones, a Radack le iniciaron una investigación penal, le iniciaron proceso disciplinario en asociaciones de abogados de diversos estados y la agregaron su nombre en la lista de exclusión. En un artículo que escribió en 2010 para Los Angeles Times, Radack describió cómo, después de encontrar trabajo en un bufete privado, la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia le dijo a su nuevo empleador que estaba bajo investigación penal y lo presionó para que la despidieran. Los funcionarios del Departamento de Justicia también la calumniaron en los medios, llamándola traidora.
En un artículo publicado en The Verge, Radack explicó cómo en un viaje a Moscú para reunirse con Snowden y entregarle el premio Sam Adams, creado por exfuncionarios de la NSA «para recompensar a agentes de inteligencia que demostraron un compromiso con la verdad y la integridad, sin importar las consecuencias”, se encontró con vigilancia rusa en su hotel. Hasta en casa, una vez logró ver una camioneta negra sospechosa en la calle afuera de su casa.
Desde su dura experiencia con el Departamento de Justicia, Radack ha representado al grupo Thinthread–cuatro informantes de la NSA anteriores a Snowden, incluido Thomas Drake. También trabajó como directora del Programa de Seguridad Nacional y Derechos Humanos en el Proyecto Responsabilidad del Gobierno, organización de protección para informantes y defensoría fundada en 1977. Ahora trabaja en ExposeFacts como directora de Seguridad Nacional y Derechos Humanos y hace poco lanzó el nuevo Programa de Protección de Informantes y Fuentes (WHISPeR). Según Radack, el nuevo programa «brindará a periodistas, fuentes, informantes y hacktivistas protección legal fundamental y asequible, defensoría pública y lo último en tecnología de encriptación».
Radack recibió el premio Sam Adams para la integridad en la inteligencia en 2009, el premio Hugh M. Hefner First Emendment en 2011 y fue nombrada una de las principales pensadoras globales de la revista Foreign Policy en 2013. Se desempeñó como profesora visitante de Woodrow Wilson en 2014 -2016.
Su experiencia está narrada en sus memorias, TRAITOR: The Whistleblower and the «American Taliban» (TRAIDORA: La denunciante y los «talibanes estadounidenses”) y en el documental Silenced (Silenciada).
Ilustración de Florian Nicolle