Secuestrado, torturado y enviado a la cárcel por acusaciones falsas de calumnias, el calvario de Mehman Huseynov es emblemático de cómo Azerbaiyán trata sus voces disidentes.
"Lo que se haya dispuesto desde arriba [por el gobierno] sucederá. Yo no he cometido ningún crimen: esto está dirigido directamente a sofocar la libertad de expresión."
Mehman Huseynov, de 25 años, es un bloguero que se centra en exponer la corrupción política; también es miembro de IFEX y presidente del grupo de libertad de prensa de Azerbaiyán, el Instituto para la Libertad y la Seguridad de los Reporteros (IRFS). Huseynov fue condenado en marzo de 2017 por acusaciones falsas de calumniar a toda una comisaría de policía y condenado a dos años de prisión. Antes de su encarcelación, el joven bloguero sufrió una serie de injusticias a manos de los servicios de seguridad de Azerbaiyán. Los eventos que llevaron a su encarcelamiento, empezaron a principios de 2017.
En la noche del 9 de enero de 2017, Huseynov fue agarrado y obligado a entrar en un coche en espera por hombres no identificados en el centro de Baku. El vehículo arrancó y el paradero de Huseynov permaneció desconocido hasta el día siguiente. Mientras estaba recluido en régimen de incomunicación, la familia y los colegas del bloguero, preocupados por su bienestar, se comunicaron repetidamente con la policía para pedir ayuda, pero fue en vano.
Cuando llegó la noticia de que Huseynov había sido secuestrado por agentes de policía no identificados (no era una experiencia nueva para la pequeña comunidad de voces disidentes de Azerbaiyán), no fue la más perturbadora. Meses más tarde, en su juicio de calumnias en marzo de 2017, el bloguero describiría con escandalosos detalles lo que le había ocurrido aquella noche:
«Después de conducir por la ciudad por un tiempo [con una bolsa en mi cabeza], me llevaron a un lugar, pero no me quitaron la bolsa… Tanto en el camino y en el lugar donde me llevaron, me sujetaron la cabeza para abajo, con la bolsa sobre mi cabeza y mi boca cubierta. En el departamento policial, uno de ellos estaba encima de mí, atormentándome aún más. Me filmaron de una manera insultante y se rieron. Después, me sacaron la bolsa de la cabeza. Reconocí a dos de los que estaban en la habitación. Yo sabía que estaban trabajando para la 22 ª estación de policía del Departamento de Policía del Distrito de Nasimi porque uno de ellos había participado previamente en el arresto de mi hermano Emin Huseynov. Me dijeron abiertamente que estaba detenido por mi actividad [periodística]. Me desmayé en la comisaría. Tengo una trombosis venosa (coágulo de sangre) en mi pierna, y ninguno de los hospitales quizo admitirme para la cirugía porque no he tenido ningún documento durante mucho tiempo… Llamaron a una ambulancia. Entonces, me llevaron a otra habitación y comenzaron a insultarme. Incluso me abofetearon un par de veces. Los doctores vinieron y me dieron una inyección de alguna droga desconocida. En ese estado inconsciente, me hicieron firmar algunos documentos. Incluso los doctores de la estación de primeros auxilios le preguntaron a los policías: ¿Por qué le han hecho esto a un ciudadano normal?»
El 10 de enero, al día siguiente de su secuestro, Huseynov fue llevado al tribunal de distrito de Nasimi. Fue rápidamente -y ridículamente- juzgado bajo cargos de resistencia a la detención (artículo 535.1 del Código de Delitos Administrativos). Aunque se enfrentó a una sentencia potencial de hasta 30 días en la cárcel, la Corte le ordenó pagar una multa de 200 AZN (aproximadamente 100 euros) y lo liberó. En el juicio, su abogado pidió al fiscal del distrito que abriera una investigación sobre los malos tratos que su cliente había sufrido.
El alivio de Huseynov al ser liberado no duró mucho. En febrero de 2017, en un acto de intimidación (motivado por la valiente decisión de Huseynov de hablar públicamente sobre la violencia que había sufrido mientras estaba detenido), el Ministerio del Interior de Azerbaiyán (MIA) presentó una demanda privada de acusación contra él, pidiendo que Huseynov fuera procesado bajo los artículos 147 (calumnias) y 148 (insultos) del Código Penal.
El juicio resultante el 3 de marzo de 2017 fue breve y plagado de irregularidades que le negaron a la defensa tiempo suficiente para prepararse. Huseynov sabía que la justicia no se cumpliría y, al dirigirse a la corte, declaró: «Todo lo que se haya dispuesto desde arriba [por el gobierno] sucederá. No he cometido ningún crimen. El juicio no se llevó a cabo de una manera normal, lo que prueba que la orden vino [desde arriba]. Esto está dirigido directamente a sofocar la libertad de expresión.»
Después de dos minutos de deliberación, el juez encontró a Huseynov culpable de los cargos en su contra y lo sentenció a dos años de prisión; fue llevado esposado.
Hubo indignación mundial ante la noticia de la condena de Huseynov. En los días posteriores al juicio, el Representante de la OSCE para la Libertad de los Medios reprobó la condena y pidió la liberación de Huseynov; el Servicio de Acción Exterior de la Unión Europea dijo que la condena planteaba «graves cuestiones tanto en lo que respecta al respeto de la libertad de expresión como al debido proceso legal», y llamó a una investigación de los informes de Huseynov sobre malos tratos policiales. Se organizaron una serie de protestas coordinadas en Alemania, Suecia y Francia pidiendo la liberación del bloguero.
En una audiencia de apelación en abril de 2017, un tribunal de Bakú confirmó la condena de Huseynov. En septiembre de 2017, el Tribunal Supremo de Azerbaiyán consideró que el tribunal de apelación no había abordado adecuadamente las peticiones de la defensa y devolvió el caso para una segunda audiencia ante el Tribunal de Apelación de Bakú. En diciembre de 2017, esta apelación fue desestimada.
Mientras estaba en la cárcel, a Huseynov se le negó la liberación temporal y compasiva para visitar a su madre terminalmente enferma; ella murió en agosto de 2018.
El 27 de diciembre de 2018, el IRFS informó que Huseynov había sido acusado de agredir a un empleado de la prisión: si lo condenaban, enfrentaba otros siete años de cárcel. Huseynov negó el cargo y comenzó una huelga de hambre en protesta. Otros prisioneros políticos pronto se unieron a él en un acto de solidaridad. La huelga de hambre de Huseynov atrajo la atención nacional e internacional: en Azerbaiyán hubo enormes manifestaciones callejeras que pedían su liberación (y la liberación de todos los presos políticos); también hubo protestas de miembros de IFEX e instituciones europeas. El 22 de enero de 2019, Azerbaiyán retiró el cargo por agresión que pesaba sobre Huseynov.
Organizaciones de derechos humanos, incluyendo IFEX y muchos de sus miembros, continuaron haciendo campaña para la liberación inmediata de Huseynov y para que su condena sea cancelada.
El 2 de marzo de 2019, Huseynov fue liberado de prisión, cumpliendo su condena completa. Al salir de la cárcel, se dirigió directamente al cementerio para asistir a un evento en conmemoración de Elmar Huseynov, un periodista independiente que fue asesinado en 1995 y cuyos asesinos siguen gozando de impunidad.
El 27 de diciembre de 2019, en Bakú, Huseynov fue detenido por la policía durante la noche, golpeado y luego liberado en las afueras de la ciudad. Recientemente se había presentado, sin éxito, como candidato en las elecciones municipales de diciembre y había estado protestando por la detención de un conocido rapero, Paster, antes de ser arrestado.
Ilustración de Florian Nicolle