El 9 de junio de 2020, Nabeel Rajab fue excarcelado, y según su familia, podrá terminar su condena en casa. Rajab estaba cumpliendo una sentencia de 5 años por unos tuits que denunciaban abusos en la prisión Jaw de Bahréin y criticaban la intervención armada de la coalición liderada por Arabia Saudita en Yemen, así como una sentencia de 2 años por criticar al gobierno bahreiní en entrevistas televisadas.
En una entrevista con Frontline Defenders dónde describe sus experiencias en la cárcel, Nabeel Rajab dijo: Tengo una lucha para continuar y una lucha que hacer por mi pueblo. La cárcel no me derrotó, yo derroté a la cárcel.
Es en parte gracias a líderes como Nabeel Rajab y Abdulhadi Al-Khawaja que el levantamiento de Bahréin de 2011 se conoce hoy en día como uno de los muy pocos movimientos pro-democracia en el Oriente Medio y el Norte de África que han seguido constantemente los ideales de resistencia no-violenta.
A pesar de una disposición demostrada del régimen de Bahréin para reprimir a toda costa las críticas a sus políticas, los manifestantes – bajo la dirección y el liderazgo de algunas figuras de la oposición – siguen pidiendo reformas democráticas de manera pacífica y firme.
Desde la década de 1990, cuando la primera ola de protestas masivas reunió a los izquierdistas, liberales e islamistas en contra de la injusticia del Estado, la lucha por los derechos humanos y la igualdad ha sido un tema que ha ocupado a Rajab, un empresario de la construcción y una de estas figuras de la oposición.
Antecedentes
En 2000, junto con otras personas que participan en los círculos de activistas en Bahréin, Rajab fundó la Sociedad de Derechos Humanos de Bahréin, una de las primeras organizaciones de derechos humanos en la isla. Desde entonces, ha ayudado a fundar y a poner en marcha dos grupos respetados e independientes de la sociedad civil; el Centro de Bahréin para los Derechos Humanos y el Centro del Golfo para los Derechos Humanos. Ambos grupos son miembros de la red IFEX.
Cuando la popularidad de Twitter se disparó durante los levantamientos árabes en 2011, Rajab llevó su activismo y sus derechos humanos en línea. Con más de 300.000 seguidores en la plataforma de medios sociales, las palabras en línea de Rajab han sido influyentes en Bahréin y en toda la región. También la causa de varios encontronazos con la ley.
En mayo de 2012, fue acusado de «insultar a un organismo de derecho público a través de Twitter» y fue detenido durante tres semanas. A principios de julio de 2012, fue acusado de insultar al primer ministro en un tweet y condenado a tres meses de cárcel. El 16 de agosto de 2012, fue condenado a tres años de prisión por actividades políticas ilegales que involucran el uso de sitios de redes sociales. Fue puesto en libertad el 24 de mayo de 2014, después de pasar dos años en prisión.
Su más reciente roce con el poder judicial tuvo lugar el 13 de junio de 2016. Fue detenido por «difundir información falsa y rumores» por Twitter y retuitear declaraciones que criticaban las acciones de las fuerzas de Bahréin en Yemen, donde se unieron a la coalición liderada por los sauditas en contra de los rebeldes de Houthi.
Rajab permaneció en confinamiento solitario hasta diciembre de 2016, cuando un juez accedió a una solicitud para su liberación temporal después de que la fiscalía no pudiera proporcionar evidencia suficiente que vinculara los tuits a su cuenta. Sin embargo, Rajab fue arrestado de inmediato el mismo día en relación con las entrevistas que dio en 2015 y 2016, donde habló sobre el pobre historial de derechos humanos de Bahréin.
En abril de 2017, Rajab se sometió a una cirugía para extirpar una úlcera de su espalda. Al regresar a su celda después de la operación, su recuperación corrió un riesgo adicional por las condiciones insalubres de la prisión, lo que lo llevó a recibir atención médica de emergencia.
Al no poder asistir a sus audiencias de juicio durante este tiempo, Rajab fue sentenciado en ausencia el 10 de julio de 2017 a dos años de prisión. Condenado por “difundir deliberadamente información falsa y rumores maliciosos con el objetivo de desacreditar al Estado”, su sentencia generó protestas tanto dentro de Bahréin como internacionalmente y fue condenada por los gobiernos de la UE, Estados Unidos, Alemania y Noruega. La Alta Comisión de Derechos Humanos de la ONU exigió la liberación de Rajab en una declaración del 14 de julio, y agregó: “Los defensores de los derechos humanos en Bahréin deben poder hacer su trabajo sin temer represalias, y no deben enfrentar detención o enjuiciamiento por ejercer su derecho a la libertad de expresión. Criticar al gobierno no debería ser un delito.”
En febrero de 2018, mientras cumplía su condena de dos años, Rajab fue sentenciado a cinco años de prisión en relación con publicaciones en su cuenta de Twitter en 2015, así como retuits sobre presuntas torturas en la prisión de Jaw de Bahréin y el asesinato de civiles en el conflicto de Yemen por parte de la coalición liderada por Arabia Saudita. Anticipándose a su audiencia del 31 de diciembre sobre su caso, más de 50 ONG exigieron su liberación incondicional. Desafortunadamente, el Tribunal de Casación de Bahréin confirmó su sentencia de prisión, una decisión que IFEX condena enérgicamente.
El 17 de septiembre de 2019, la solicitud de Rajab de una sentencia no privativa de libertad fue rechazada por el Tribunal Superior de Apelaciones de Bahréin sin justificación. Después de agotar todas las vías legales para garantizar su libertad, la familia de Rajab respondió a la decisión del tribunal y dijo: “todos estos rechazos para un hombre que está en la cárcel por un tuit, ilustra el estado de injusticia al que está sometido nuestro padre.”
Mientras es admirado y recibe apoyo internacionalmente, dentro de Bahréin Rajab es considerado por algunos como una figura pública conflictiva. Con el fin de conseguir apoyo para su brutal represión de la oposición, el régimen de Bahréin y los medios de comunicación que siguen la línea oficial pusieron en marcha una campaña de difamación contra muchos de los líderes del movimiento, incluyendo a Rajab. Enmarcaron el tema en cuestión en términos sectarios y acusaron a la oposición de trabajar con Irán para imponer un régimen chiíta a la nación de Bahréin y a su gente. El mismo Rajab ha sido acusado por muchos individuos que están a favor del gobierno de ser un espía chií en busca de la destrucción de la identidad nacional de Bahréin.
Sabiendo con qué facilidad puede ser desacreditado bajo líneas sectarias, Rajab es cuidadoso de no emplear discurso sectario en su trabajo. Hace campaña y se solidariza con cualquiera y con todas las comunidades que sufren injusticia. En 2003, Rajab fundó uno de los primeros comités de protección de los trabajadores migrantes en los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCG). Aún intenta llamar la atención sobre la vulnerabilidad excepcional de los trabajadores migrantes y la explotación de sus comunidades por las empresas y los representantes de los gobiernos de todo el CCG.
La situación en Bahréin sigue siendo grave. El gobierno continúa persiguiendo a sus críticos y sigue adelante con las ejecuciones.
El 9 de junio de 2020, Nabeel Rajab fue excarcelado, y según su familia, podrá terminar su condena en casa. Rajab estaba cumpliendo una sentencia de 5 años por unos tuits que denunciaban abusos en la prisión Jaw de Bahréin y criticaban la intervención armada de la coalición liderada por Arabia Saudita en Yemen, así como una sentencia de 2 años por criticar al gobierno bahreiní en entrevistas televisadas.
Ilustración de Florian Nicolle