Desde los años 90, la socióloga Pinar Selek ha trabajado con el pueblo romaní, niños de la calle, trabajadores sexuales, personas transgénero y otros grupos vulnerables en Turquía. En 1998, fue sometida a uno de los juicios más prolongados y desconcertantes de la historia turca reciente.
Hablando en enero de 2013, Pinar Selek reflexionó sobre su sentencia a cadena perpetua: «Es tan difícil expresar lo que siento sobre esta escandalosa situación legal. Es como preguntarle a una mujer cómo se siente luego de haber sido víctima de violencia. Pero puedo decirles que sigo de pie luego de 15 años. Hay una increíble solidaridad hacia mí»
El juicio contra Pinar Selek, socióloga y activista para personas marginadas, debe estar entre los más prolongados y desconcertantes de cuantos hayan ocurrido en Turquía en décadas recientes. En un juicio comparado con el del Caso Dreyfuss, da la impresión de que a Selek se le castiga por su investigación de los asuntos kurdos y su defensa de los más relegados de la sociedad, entre ellos las personas sin hogar, trabajadores sexuales y personas transgénero.
En julio de 1998, una explosión en el Bazar de las Especias en el centro de Estambul causó la muerte de siete personas y dejó más de 120 heridos. Selek fue arrestada dos días después, junto con otras cinco personas. La evidencia contra Selek se basó en el testimonio de un sospechoso acusado de ser miembro del proscrito Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), cuyo relato luego fue considerado inadmisible, pues había sido obtenido bajo tortura. Luego negó conocer a Selek. Dos años y medio después, los cinco fueron puestos en libertad después de que expertos concluyeron que la explosión había sido causada por el encendido accidental de una fuga de un contenedor de gas.
Lo que debió ser el final de la historia terminó siendo el comienzo de uno de los juicios más complicados de la historia reciente de Turquía. La fiscalía apeló la decisión de dejar en libertad a Selek, y en diciembre de 2005 se abrió un nuevo juicio en su contra. Una vez más, la corte concluyó que no había suficiente evidencia de que la tragedia del Bazar de las Especias no fuera más que un accidente, y en junio de 2006, Selek fue exculpada. Los fiscales apelaron la decisión y, en marzo de 2009, el caso volvió a los tribunales, solamente para terminar con una segunda absolución en mayo de ese año. Empecinados en su persecución contra Selek, los fiscales solicitaron otra revisión, y en febrero de 2010 el juicio fue reabierto una vez más. Un año después, en febrero de 2011, la absolución de Selek fue ratificada –por tercera vez.
Aparentemente empeñados condenar a Selek, de nuevo la fiscalía apeló la absolución, y su caso regresó a la corte en diciembre de 2012. En enero de 2013 llegó la impactante noticia de que había sido sentenciada a prisión perpetua. Para esa época. Selek había salido de Turquía para estudiar un doctorado en Sociología en Estrasburgo, Francia. La juzgaron en ausencia, y se emitió una orden de arresto internacional en su contra.
Selek apeló la sentencia, que resultó en su absolución por cuarta vez, en diciembre de 2014. La corte concluyó que la insistencia del fiscal de que había habido una bomba en el Bazar en 1998 contenía “contradicciones irreconciliables”.
En 2022, el Tribunal Supremo de Turquía revocó la decisión de absolución de 2014 y Selek fue juzgada nuevamente en marzo de 2023. Tras una nueva audiencia en septiembre de 2023, el juicio se aplazó hasta el 28 de junio de 2024. La orden de arresto internacional en su contra seguía vigente.
Hasta en Turquía, donde son comunes los procesos contra quienes se involucran en asuntos kurdos, la experiencia de Selek es extraordinaria y su caso generó protestas entre escritores, abogados y académicos, quienes acudieron en su apoyo. Ellos y las ONG se reunían afuera de los tribunales en protesta cada vez que había una audiencia. El caso fue llevado a la Corte Europea de Derechos Humanos.
Desde mediados de los años 90, Selek ha trabajado con las personas sin hogar, los romaníes, niños de la calle, trabajadores sexuales, transgénero y otras personas vulnerables. Luego de obtener su maestría en Sociología en 1997, empezó una investigación sobre asuntos kurdos, y entrevistó a más de 60 personas para un proyecto de historia oral.
Lo que está detrás de esos insólitos juicios podría ser la negativa de Selek de dar nombres de personas vinculadas con el PKK durante su investigación. También podría ser su compromiso con los derechos de los marginados, combinado con su apoyo hacia los derechos kurdos que la convirtieron en un chivo expiatorio. Cualesquiera fueran las razones, no solamente ha habido injusticia contra Selek, sino que tampoco ha habido justicia ni reparación para las víctimas que estaban en el Bazar de las Especias ese terrible día.
Luego de ser puesta en libertad en 2000, Selek inició Armagi, una organización que combate la violencia contra la mujer, y fue una de las editoras fundadoras de una revista feminista turca del mismo nombre. Sigue en el exilio en Francia, y publicó varios libros sobre asuntos feministas y de minorías.
En 2019, Selek recibió el Premio Cultura Mediterránea, que reconoce las contribuciones al diálogo intercultural. Al aceptar el premio, Selek dijo: “Estoy aquí como alguien del Mediterráneo, como una mujer en el exilio, como escritora, investigadora y activista. Trato de resistir con mi trabajo … y estoy intentando contribuir al crecimiento de una contracultura basada en la libertad, la justicia y la solidaridad.”
Ilustración de Florian Nicolle