La periodista Reeyot Alemu escribió artículos que cuestionaban la política del gobierno antes de que fuera detenida y condenada a catorce años de prisión por cargos de "terrorismo".
En una entrevista con CBS News en julio de 2015, la periodista Reeyot Alemu reflexionó sobre el trabajo que hizo que terminara en la cárcel: ¿Qué puedo hacer? ¿Estar en silencio, o aportar algo? Elijo aportar algo y estoy dispuesta a pagar el precio. Esta es mi decisión.
Las leyes antiterrorismo son comúnmente mal utilizadas por los regímenes autoritarios para, por un lado, silenciar a sus críticos y, por otro, para buscar la aprobación internacional al tratar de legitimar sus acciones bajo el manto de la lucha contra el terrorismo. Etiopía es uno de esos países donde los periodistas han sido erróneamente calificados de terroristas y han pasado años en prisión. Entre ellos se encuentra Reeyot Alemu.
Detenida en la escuela secundaria donde daba clase en junio de 2011, Alemu fue arrestada primero para ser interrogada en el centro de detención de la policía Maekelawi en Addis Abeba, tristemente célebre por sus condiciones extremas, incluyendo los reportes de palizas y presos suspendidos de los techos. Allí fue detenida hasta su condena de 14 años de prisión en enero de 2012 junto a otros cuatro acusados de planificar «actos terroristas», ser miembros de una organización terrorista y de “lavado de dinero”. Amnistía Internacional los nombró como presos de conciencia basándose en la evidencia de que fueron condenados principalmente por los artículos que habían publicado y sus comentarios en listas de distribución de correo electrónico sobre planes para realizar protestas pacíficas. Esto no podría ser visto como una prueba de conexión con el terrorismo. Human Rights Watch estuvo de acuerdo, afirmando que hubieron irregularidades serias en los juicios, incluyendo el hecho que se les prohibiera reunirse con sus abogados en sus tres meses de detención preventiva, y que el tribunal se negara a escuchar sus denuncias de tortura y malos tratos.
El Comité para la Protección de los Periodistas ha citado a Etiopía como el cuarto país más censurado en el mundo en 2014, y el «peor carcelero de periodistas de África». Su legislación antiterrorismo ha sido denunciada por las Naciones Unidas, que emitió un enérgico comunicado exigiendo que ya no se utilice la ley antiterrorismo para frenar la libertad de expresión. Alemu escribió que el propósito de la ley «es permitir que el régimen actual pueda gobernar cómodamente sin ninguna crítica, oposición o competencia».
La débil evidencia que existe en contra de Alemu es un excelente ejemplo de la mala utilización de esta ley. En agosto de 2012, un tribunal de apelación abandonó cargos en su contra en relación con el dinero recibido del extranjero, reconociendo que estos habían sido los pagos por artículos que había escrito para Ethiopian Review con sede en Estados Unidos, y que los cargos de conspirar para organizar ataques terroristas eran infundados. Sin embargo, confirmó la acusación de que sus escritos podrían haber promovido el terrorismo. La sentencia de Alemu se redujo a cinco años.
No había pruebas de que los escritos de Alemu celebraban el terrorismo. En cambio, sus artículos desafiando las políticas gubernamentales publicados en el semanario Feteh (Justicia) pueden ser la verdadera razón por la que estaba en la mira. Por ejemplo, tan sólo unos días antes de su detención, había escrito sobre el controversial proyecto de la presa Abay (Nilo), cuestionando la forma en que se estaba financiando. En los meses previos a su arresto sufrió una campaña de acoso en los medios progubernamentales y recibió llamadas amenazantes.
Alemu fue liberada inesperadamente en julio de 2015 junto con varios otros detenidos bajo las leyes antiterrorismo, apenas unos días antes de que el presidente estadounidense Obama visitara Etiopía. Durante la mayor parte de sus cuatro años en prisión, Alemu estuvo detenida en la tristemente célebre prisión de Kality, donde se le negó la atención adecuada después de la extirpación de un tumor de su pecho, y el tratamiento esencial para sus otros problemas de salud.
Ganadora del Premio 2013 UNESCO-Guillermo Cano de Libertad de Prensa y el Premio al Valor en el Periodismo 2012 de la International Women’s Media Foundation, Alemu se graduó en Inglés y asumió el periodismo en 2009 junto con la docencia. Ella escribió para Awramba Times, y luego para Feteh. En 2010, creó su propia editorial y un revista mensual, Change, las cuales fueron cerradas.
Tras su liberación, Alemu le dijo a Voice of America: «Estoy segura de que voy a seguir con mis escritos porque es mi trabajo, y también es mi pasión, y además quiero servir a mi país. Quiero hacer de Etiopía un país democrático. Es mi responsabilidad como ciudadana y como periodista también.»
Ilustración de Florian Nicolle