Ni la prisión ni las constantes amenazas han impedido que Bopha continúe su lucha contra el desplazamiento de miles de residentes.
… Quiero empujar a las mujeres camboyanas a decir la verdad. Porque si no hablamos, nadie sabrá sobre nuestros problemas y nadie podrá ayudarnos. El hecho de ser una persona que se expresa hace que me enfrente a una gran cantidad de riesgos, como ser asesinada o encarcelada, y otros riesgos también – pero estos no me desaniman.
El drenaje de un antiguo y pintoresco lago en Camboya y el desplazamiento forzoso de miles de residentes que viven a su orilla, ha llevado a la creación de un vigoroso movimiento de derechos a la tierra liderado principalmente por mujeres. Entre ellas se destaca Yorm Bopha, quien se describe ella misma como una simple «ama de casa» convertida en activista. Ella sigue impertérrita en su pasión para detener los desalojos y para que los residentes reclamen sus derechos a sus tierras, a pesar de una temporada en la cárcel y amenazas constantes.
El lago Boeung Kak era un gran humedal urbano en la capital de Camboya, Phnom Penh. Sus cafés y restaurantes ribereños que atraen turistas son una fuente de ingresos para los residentes locales. En 2007 llegó el anuncio de que el lago había sido vendido por US $80 millones a una empresa china que drenaría el mismo, llenándolo de arena, con planes de construir una zona residencial para la élite. Para el año 2010, el 90% del lago había sido llenado, y más de 3.000 residentes fueron desalojados y obligados a relocalizarse en las afueras de la ciudad. El impacto ambiental trajo riesgos de inundaciones, la desaparición de los peces y de las tierras agrícolas en los bancos del lago que habían sido una importante fuente de ingresos para la comunidad local.
Sin derecho a la tierra, los que vivían en el lago luchaban por mantenerse en sus casas y se vieron obligados a aceptar compensaciones inadecuadas. Inevitablemente, esto dio lugar a protestas y en mayo de 2012, 13 mujeres – de 25 a 72 años – fueron condenadas a 2 años y medio de prisión por su participación en las manifestaciones, después de un juicio que duró sólo tres horas. Al explicar por qué los manifestantes de Boeung Kak son principalmente mujeres, Yorm Bopha le dijo a la Women’s News Network (Red de Noticias de la Mujer) en 2013: «En primer lugar, los hombres pierden la cabeza demasiado rápido y como resultado pueden incitar a la violencia, y no queríamos violencia durante nuestras protestas. En segundo lugar, muchos hombres en nuestra comunidad trabajan para la policía o el ejército. Así que si participaban en las protestas, hubiesen muy posiblemente perdido sus empleos.»
Indignados por lo que se conoció como los arrestos Boeung Kak 13, Yorm Bopha y su esposo, Lours Sakhorn, se convirtieron en el centro de la campaña para liberar a las mujeres. Fueron amenazados por la policía, los advirtieron de que estaban en una lista negra y que esperaran lo peor.
Las Boeung Kak 13 fueron liberadas un mes más tarde luego de una intensa campaña desde dentro y fuera de Camboya. Luego fue el turno de Yorm Bopha. Fue detenida en septiembre de 2012 y en diciembre, fue acusada de «violencia intencional con agravantes» contra dos taxistas que habían desafiado los manifestantes en una protesta. Fue condenada a tres años de prisión después de un juicio contencioso. Amnistía Internacional afirmó que no existían «pruebas en contra [de Yorm] y que los testimonios de los testigos eran inconsistentes», citándola como presa de conciencia. Sus partidarios señalaron que su visibilidad durante las protestas y su franqueza en los medios la convirtieron en un blanco. Una vez más, los activistas entraron en acción: realizaron protestas para su liberación y, como había ocurrido en otras manifestaciones, fueron recibidos con violencia. Lours Sakhorn estaba entre seis personas gravemente heridas fuera de la residencia del primer ministro en marzo de 2013. Perdió varios dientes y sufrió lesiones en las piernas. En noviembre de 2013, Yorm Bopha fue liberada bajo fianza.
La experiencia de Yorm Bopha no hizo nada para frenar su entusiasmo y se lanzó nuevamente en campaña. En enero de 2014, estaba entre cinco mujeres que fueron detenidas brevemente por protestar para la liberación de otro activista de derechos a la tierra de cara a una prohibición general contra todas las protestas.
En un video publicado en línea por la Federación Internacional de Derechos Humanos en diciembre de 2014, visualizado en el sitio Boeung Kak, Yorm Bopha le dice a los activistas de los derechos a la tierra de continuar la lucha de cara a las amenazas y a la vigilancia. Llama a los gobiernos y los donantes internacionales a exigir que Camboya respete los derechos humanos, y a la reparación para aquellos que perdieron sus tierras.
En junio de 2014, viajó a Estados Unidos para recibir el Premio James Lawson por logros destacados en la práctica de la acción noviolenta.
El 28 de junio de 2016, el Tribunal de Apelaciones condenó a Yorm Bopha por segunda vez a pesar de la ausencia de pruebas creíbles contra la líder comunitaria. Fue declarada culpable de liderar, presuntamente, el ataque contra dos mototaxistas en 2012 y se le ordenó pagar a las víctimas de dicho ataque.
Los grupos de derechos humanos expresaron su preocupación por las “acusaciones cuestionables” y pidieron la absolución total de Yorm Bopha. Varios grupos de la sociedad civil emitieron una declaración conjunta condenando la decisión judicial. “Está claro que Yorm Bopha está siendo atacada en un intento flagrante de silenciarla como resultado de su activismo en defensa de los derechos de su comunidad”.
En una entrevista con los medios de comunicación en 2017, Yorm Bopha instó a las autoridades a dar prioridad al bienestar de los residentes. «Por favor, consideren a los ciudadanos y sus medios de vida antes de cualquier desarrollo, y eviten hacer cosas sin medir las consecuencias y el dolor provocado en las personas».
También instó a otros defensores de los derechos territoriales a continuar la campaña. “Por favor, continúen con su acción, no se detengan, pero que su argumento provenga de un lugar de verdadera emoción”.
Ilustración de Florian Nicolle