A lo largo de toda su carrera, Frank La Rue fue una voz constante, valiente y que tuvo un gran alcance en apoyo de los más débiles, buscando que los abusadores de los derechos humanos respondan frente a la justicia.
«[El] Internet tiene que ser vista como la Plaza Pública, el espacio público donde todos nos encontramos, nos relacionamos, socializamos, intercambiamos puntos de vista y nos comunicamos.»
Tanto desde sus primeros años como abogado guatemalteco que trabajaba para presentar cargos de genocidio contra los líderes militares de su país, como durante su mandato de Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, y en su posición actual como Asistente general Adjunto de Comunicaciones e Información de la UNESCO, Frank la Rue ha sido una voz constante, valiente y de gran alcance en apoyo de los más débiles y en la búsqueda para llevar a los abusadores de los derechos humanos ante la justicia.
Nacido en El Salvador, La Rue estudió derecho en la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde se graduó en 1975. Más tarde estudió Política Exterior en la Universidad John Hopkins y Derechos Humanos y el Sistema Interamericano en el Washington College of Law.
Al principio de su carrera, La Rue fue asesor jurídico de la Central Nacional de Trabajadores de Guatemala (CNT), que era la mayor organización de los trabajadores en el país en la década de 1970. Durante este tiempo, los sindicalistas corrían riesgo de persecución e incluso peor en manos de organizaciones paramilitares, y en 1980 la sede de la CNT fue allanada por los militares y 27 dirigentes sindicales fueron secuestrados y desaparecieron.
El peligro que La Rue enfrentó en su trabajo con la CNT lo obligó a exiliarse en los EE.UU., donde vivió y trabajó en Washington DC. Una vez allí, La Rue trabajó para la Comisión sobre las relaciones Estados Unidos-América Latina y fundó el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), un centro específicamente dedicado a los que defienden los derechos de las comunidades indígenas en Guatemala.
En 1993, La Rue se trasladó de nuevo a Guatemala, continuando su trabajo con CALDH, y en 2000 recibió una nominación para el Premio Nobel de la Paz por ayudar a llevar el primer caso de genocidio contra los líderes militares de Guatemala. En 2001, CALDH también presentó cargos contra el general Ríos Montt, quien, como único líder en 1982 y 1983 desató una campaña contra las poblaciones mayas del país que aparentemente tuvo como resultado la destrucción de 600 pueblos mayas. Los riesgos que asumió CALDH con el fin de hacer este trabajo incluyeron amenazas de muerte, robos y secuestros. En 2013, el caso en contra de los líderes militares guatemaltecos finalmente fue llevado a juicio.
De 2002 a 2008, La Rue fue el Secretario Presidencial para los Derechos Humanos bajo la administración del presidente Oscar Berger. Su impacto fue realmente impresionante; resolvió el 90% de los casos relacionados con Guatemala en el sistema interamericano que habían quedado pendientes bajo las políticas de gobiernos anteriores que negaban los abusos a los derechos humanos pasados.
En la década de 2000, asumió también el papel de Presidente de la Junta de Gobierno de DEMOS, una ONG guatemalteca que trabaja con los jóvenes, las mujeres y las poblaciones indígenas.
En 2008 La Rue fue designado como el Relator Especial de la ONU sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión, y ocupó el cargo durante dos mandatos. En una entrevista para IFEX al final de su segundo mandato, La Rue habló de las discusiones sobre la difamación de la religión que dominaron los primeros años de su mandato, y conversó sobre algunas de las nuevas iniciativas que puso en marcha, como las consultas regionales con expertos de los Estados, con académicos y con organizaciones de la sociedad civil.
Cada año de su mandato La Rue presentó un informe anual sobre temas de la libertad de expresión al Consejo de Derechos Humanos y a la Asamblea General de las Naciones Unidas. Quizás uno de los informes más oportunos que escribió, sobre el tema de la vigilancia del Estado y su impacto en los derechos humanos, fue presentado a la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pocos días antes de que el denunciante Edward Snowden hiciera pública la información sobre el programa de vigilancia sin orden judicial de la NSA en junio de 2013
Desde que dejó el puesto de la ONU en el verano de 2014, La Rue siguió influyendo en la conversación global sobre la libertad de expresión, sirviendo en la Junta Directiva Internacional de ARTICULO 19, hablando en numerosas universidades y publicando artículos sobre los derechos humanos como parte de su trabajo para el centro Robert F. Kennedy de Derechos Humanos.
En marzo 2016 fue nombrado para su más reciente rol como Director General Adjunto de la UNESCO para la Comunicación y la Información, un sector de la UNESCO que se estableció en 1990 para trabajar en temas de libertad de expresión y el desarrollo de los medios de comunicación y que es sede de las secretarías de los programas intergubernamentales sobre el desarrollo de la comunicación y el acceso a la información.
En una entrevista, mientras se encontraba en Singapur para una conferencia sobre la libertad de expresión, La Rue hizo hincapié en la importancia de enseñar a las generaciones más jóvenes sobre su derecho a expresarse. Dijo: «Debemos enseñarles a nuestros hijos a pensar desde una temprana edad sobre cómo expresar sus propios valores y cómo tener sus propias opiniones y tomar sus propias decisiones. Y cuanto antes empecemos, mejor resultará para ellos.»
Ya sea como defensor de los derechos, abogado, escritor, facilitador o profesor, La Rue sigue empoderando y luchando por los derechos de los demás, en nombre de la justicia.