Luego de años de brutal represión, las elecciones de 2016 le permitieron a Gambia presionar el botón de reinicio. Reyhana Masters habló con Saikou Jammeh de la Unión de la Prensa de Gambia sobre la Comisión de Verdad, Reconciliación y Reparación del país, que ha captado la atención de la nación desde el comienzo de las audiencias.
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Esta es una traducción del artículo original.
“Vas a cualquier lugar público, y ves a la gente mirando o escuchando [las audiencias]. Vas a cualquier oficina del gobierno y no te atienden porque las están mirando. Incluso las personas que sienten que esta Comisión no tiene sentido, son luego los primeros en verlas en la televisión”, dice Saikou Jammeh.
Desde la primera transmisión de la Comisión de Verdad, Reconciliación y Reparación el 7 de enero de 2019, las audiencias se han convertido en “una obsesión nacional”. Los gambianos han podido acceder a las mismas a través de una amplia gama de formatos: radio, televisión, transmisión en vivo en línea y publicaciones impresas. El público puede incluso buscar en los archivos del sitio web de la Comisión para recuperar entrevistas grabadas.
Los relatos van desde lo brutal hasta lo extraño: desde asaltos, torturas, asesinatos y abusos sexuales, hasta cuentos de cazar brujas y magos.
Durante cada historia, se derraman lágrimas. Así lo hacen las víctimas que relatan la brutalidad de la tortura que enfrentaron y también los testigos que suben al podio para contar la historia de sus seres queridos. “Entrevisté a algunas de las personas que aparecieron ante la Comisión. Los visité en sus casas y algunos de ellos lloraron cuando les hablé, y en algunos casos, fui yo quien salió de sus casas llorando”, relata Saikou. Incluso los perpetradores, arrepentidos por la brutalidad de sus acciones, derramaron lágrimas.
Como elemento fundamental para buscar justicia por la intimidación, las agresiones, la tortura, las desapariciones forzadas y los asesinatos extrajudiciales, la Comisión también reveló la agresión sexual de mujeres en una cultura en la que solo se habla en voz baja de las violaciones y los abusos. La ex reina de belleza Fatou Jallow quien se dio a conocer con la etiqueta #IamToufah (Yo Soy Toufah) había atraído la atención de la nación con el relato de su violación por parte del expresidente Yahya Jammeh. Su determinación de viajar de regreso a Gambia, desde el país donde vive en el exilio, para contar su historia ante la Comisión, inició el movimiento gambiano #MeToo (Yo También).
Los gambianos quedaron igualmente atrapados con la confesión del infame Malick Jatta, miembro del escuadrón de la muerte llamado Junglers. Él mismo confesó el asesinato de la destacada periodista Deyda Hydara.
“Durante años atormentamos al gobierno con estas preguntas: ¿quién mató a Deyda Hydara? ¿Dónde está Ebrima Manneh? Para nosotros [la Unión de la Prensa de Gambia], fue nuestra justificación para abogar por el proceso de la Comisión. Llegó al punto de que Manneh e Hydara quedaron grabados en la psique de todos los gambianos que se preocuparon”, explica Saikou.
Saikou se emociona mientras relata su reacción al escuchar la confesión de Jatta: “Para ser honesto, realmente no sabía cómo me sentía en ese momento. Por un lado, estaba enojado. También me sorprendió. ¿Cómo puede uno de mis compatriotas llegar tan bajo? Por otro lado, sentí un poco de alivio. Finalmente, aquí está la respuesta a la pregunta que hemos estado haciendo durante tanto tiempo”.
Mucho tiempo después del testimonio de Jatta, Saikou lo volvió a encontrar. “Las semanas ya habían pasado, y la ira que había acumulado en mi corazón se había disipado. Cuando lo miré a los ojos pensé que iba a ver un león. Vi a alguien que en realidad sentía algo de miedo”. Saikou relató estos encuentros: “vas a sus casas y ves su lado humano, no son como algunos Rambo que viven en la selva. Tienen sus esposas, tienen a sus hijos caminando alrededor, tienen a sus hermanos allí. Entonces ves su lado humano”. “Eso no me impidió hablar de Deyda Hydara. Se enojó un poco y dijo algo así como que no quería que se lo recordaran todo el tiempo, y que le duele cuando piensa en lo que hizo. Le dije que es importante para mí y que entiendo si no quiere hablar sobre eso, y voy a respetar eso, pero no puedo evitar preguntar porque es importante para mí como periodista”.
El establecimiento de la Comisión
El concepto de una comisión de la verdad se previó incluso antes de que el presidente Adama Barrow llegara al poder.
La idea fue discutida en 2014, cuando diferentes partidos políticos debatían la idea de formar una coalición para garantizar la derrota de Jammeh en las urnas. Cuando finalmente se unieron como la Coalición de Gambia en 2016, su manifiesto electoral contenía cláusulas específicas sobre el establecimiento de una comisión de la verdad. En el mismo, se puede leer:
El Gobierno de Coalición establecerá una comisión de verdad y reconciliación para ayudar a curar las heridas que han causado dolor y trauma a través de un ciclo de confesión, arrepentimiento, perdón y reconciliación. La Comisión estará facultada para recomendar soluciones a la injusticia, incluido el pago de una indemnización por parte del Estado, según lo considere conveniente.
El enfoque unido, junto con las promesas de reformas institucionales y el deseo de remediar el pasado de un país torturado, parece haber jugado un papel importante en la sorpresiva victoria de Barrow sobre el dictador Jammeh en las elecciones de 2016. Jammeh inicialmente admitió la derrota, pero luego se negó a renunciar. Se evitó una crisis gracias a la presión y a un acuerdo de última hora negociado por la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) que garantizaba “la dignidad, el respeto, la seguridad y los derechos del expresidente Jammeh”. Esto fue reforzado por el presidente Barrow que aseguró que, aunque tenía la intención de establecer una comisión de la verdad al estilo de Sudáfrica, descartaba una cacería de brujas política y prometió que su predecesor “podría vivir en Gambia como cualquier ciudadano común”.
El triunfo del presidente Barrow en las urnas preparó el escenario para “corregir los errores” del pasado. Para los gambianos, este liderazgo interino proporcionó el botón de reinicio para la justicia transicional, luego de años de brutal represión.
El 20 de julio de 2017, seis meses después de que Barrow asumiera la presidencia, el nuevo fiscal general designado de Gambia, Abubacarr Tambadou, anunció que un proyecto de ley para establecer la Comisión de Verdad, Reconciliación y Reparación (TRRC, por su sigla en inglés) estaba siendo revisado por expertos internacionales.
En agosto, se inició un proceso de consulta a nivel nacional dirigido por Tambadou. Durante el proceso de dos meses, la delegación dirigida por el gobierno se acercó a todos los gambianos, incluidos los grupos a menudo marginados, como las mujeres, los jóvenes, las minorías religiosas y los gambianos en la diáspora.
Incluir a los jóvenes en la conversación ha estimulado su compromiso sostenido con el proceso de justicia de la transición, después del diálogo nacional.
El vicepresidente en ese momento de la Unión de la Prensa de Gambia (GPU, por su sigla en inglés), Namory Trawally, formó parte de dicho proceso. Como recuerda Saikou: “La GPU abogó seriamente por el establecimiento de la TRRC. Se habían quemado periódicos y herido gente. Queríamos saber quién lo había hecho. No pudimos obtener respuestas, el Estado ni siquiera lo investigó. Para nosotros, la TRRC fue una plataforma muy importante para que finalmente obtuviéramos respuestas a algunas de las preguntas”.
Incluir a los jóvenes en la conversación ha estimulado su compromiso sostenido con el proceso de justicia de la transición, después del diálogo nacional. La voz de estos jóvenes, que muchas veces se desconoce, sale en parte a través del colectivo de artistas «Our Nation Our Voice» («Nuestra nación, Nuestra voz”), un movimiento de jóvenes artistas gambianos, activistas y defensores de la justicia transicional cuyo objetivo es que se oigan las voces de los jóvenes gambianos en el marco del proceso. La activista de hip hop Killa Ace, la rapera y cantante Awa Bling, el artista Fulu Bobo Dimo, la poeta y líder juvenil Lala Tourey y Bright Stars Entertainment Gambia están recorriendo el país, mostrando su música y un breve documental sobre los jóvenes músicos y activistas que participan del proceso de justicia transicional que se desarrolla en el país.
La consulta nacional también acogió a los detractores. “Hubo algunas voces que sintieron que no había necesidad de una comisión de investigación sobre las violaciones de los derechos humanos. Lo que se necesitaba como país era reconciliarse y olvidarse del pasado y seguir adelante. Pero, por supuesto, ese tipo de voces no ganaron”, dijo Saikou.
La inclusión de “reparaciones” en el título fue una decisión deliberada. La idea fue asegurar la provisión de compensación. Además del daño y el trauma sufrido por los gambianos, hubo familias que perdieron su único sostén a través de arrestos, detenciones, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Esto dejó a las familias desoladas y tuvo un efecto dominó devastador.
“Los padres fueron asesinados, las madres no trabajaban y los niños tuvieron que abandonar la escuela. Entonces, perdieron sus fuentes de ingresos y todo lo que poseían. Al abordar ese tipo de problemas, no es suficiente que alguien revele la verdad sobre lo que ha hecho. Puede que ni siquiera sea suficiente que alguien vaya a prisión por tres a cinco años. Es muy importante que los niños que tuvieron que abandonar la escuela tengan la oportunidad de regresar”, explica Saikou.
La exclusión de la palabra “justicia” también fue calculada. No hay duda de que la palabra habría mantenido a raya a los responsables.
La integridad de la TRRC ha sido difícil de criticar en términos de diversidad en su composición. De los 11 comisionados, cuatro son mujeres. Representan sectores de la sociedad jurídica, religiosa y cívica. El presidente, Lamin Sise, fue asesor principal de Kofi Annan cuando este último era el Secretario General de las Naciones Unidas.
Sin embargo, las familias han criticado lo que consideran una falta de justicia. Estaban particularmente molestos por la liberación de los cuatro miembros de los Junglers que confesaron numerosas atrocidades. La respuesta habitual del ministro Tambadou frente a estos cuestionamientos, fue que los procesamientos tendrían que esperar los dos años programados, hasta que la comisión de la verdad haya completado su trabajo. Como dijo en una conferencia de prensa, “por lo tanto, no podemos adelantarnos al trabajo de la TRRC tomando medidas contra nadie en esta etapa”, y agregó que entendía que esto sería una “píldora difícil de tragar” para las víctimas y sus familias.
Durante las audiencias, las heridas del país se vuelven a abrir continuamente, con la esperanza de que algún día se curen. Para muchos, para que esto suceda, se debe hacer justicia a través de la rendición de cuentas por parte de Jammeh y su cohorte por las atrocidades que cometieron. Fatoumatta Sandeng, portavoz de la campaña “Jammeh2Justice”, cree firmemente en el proceso: “Al llevar a Jammeh ante la justicia, también le decimos a los tiranos de todo el continente que estamos decididos a luchar contra la impunidad”.
El presidente Barrow dice que tomará medidas, basadas en las recomendaciones de la Comisión, al completar el proceso de la TRRC. Esto, por supuesto, depende de si su carrera política sobrevive al período inicial de la TRRC, que es de dos años y que puede ser extendido por el presidente.
A pesar de que la coalición que dirige parece estar desmoronándose, que su popularidad esté disminuyendo y que es posible que enfrente un futuro político incierto, el presidente Barrow quedará grabado en el paisaje político de su país como el hombre que allanó el camino para la verdad, la reconciliación, y las reparaciones en Gambia, después del reinado de un tirano.