Omar Radi y Suleiman Raissouni, dos periodistas marroquíes que llevan meses detenidos de forma provisional, están actualmente en huelga de hambre para exigir su puesta en libertad.
Este artículo fue publicado originalmente en rsf.org el 15 de abril de 2021.
Omar Radi y Suleiman Raissouni, dos periodistas marroquíes que llevan meses detenidos de forma provisional, están actualmente en huelga de hambre para exigir su puesta en libertad. Reporteros sin Fronteras (RSF) pide a las autoridades que acaben con los procesos arbitrarios y abusivos que empujan a los periodistas a poner en peligro sus vidas.
Uno lleva ocho meses en prisión preventiva y, el otro, casi un año. Ambos están procesados por asuntos ajenos a su actividad periodística y proclaman su inocencia. Aseguran que el motivo por el que están en la cárcel son sus artículos denunciando la corrupción y las desigualdades en el país. Su juicio, que debería haber comenzado a principios de este mes, ha sido aplazado de nuevo, mientras que sus solicitudes de libertad condicional han sido rechazadas una docena de veces. Víctimas de procesos arbitrarios y abusivos, el redactor jefe del diario Akhbar al Yaoum, Suleiman Raissouni, y el periodista independiente Omar Radi han optado por dejar de alimentarse con el fin de hacerse oír y exigir su liberación.
Suleiman Raissouni fue el primero en anunciar, el 8 de abril, que emprendía un “ayuno de protesta”. Después de un agresivo registro de su celda y de que le confiscaran, en particular, la miel que pretendía ingerir durante su huelga de hambre, el periodista también dejó de hidratarse y manifestó su determinación de llegar hasta las últimas consecuencias. Su esposa difundió un comunicado en las redes sociales en el que declaraba que “su vida iba a dar giro: el de la libertad y la justicia, o de la muerte”. Suleiman Raissouni, que ha perdido 15 kg desde que ingresó en la cárcel y que sufre de hipertensión crónica, se encontraba en estado crítico tras seis días en huelga de hambre y sed. Finalmente accedió a rehidratarse, después de que la administración penitenciaria le devolviera sus pertenencias.
Omar Radi, por su parte, ya ha perdido 10 kg en ocho meses de detención. Padece asma y la enfermedad de Crohn, que le produjo ataque agudo y le expuso, durante dos semanas, a diarreas y vómitos. Dejó de alimentarse el 9 de abril. Su familia, como la de Suleiman Raissouni, responsabiliza al Estado marroquí del riesgo que estas huelgas de hambre suponen para la salud de ambos.
«Es inaceptable que los periodistas acaben poniendo sus vidas en peligro para poder pedir justicia y recuperar la libertad que nunca debieron haber perdido», señala el director de la oficina de RSF en el norte de África, Souhaieb Khayati. “Las autoridades marroquíes deben dejar de recurrir a estos procesos arbitrarios e injustos que empujan a los periodistas a elegir la peor de las soluciones posibles para hacer valer sus derechos”.
Otros dos periodistas marroquíes recurrieron recientemente a la huelga de hambre para reclamar sus derechos. Tras tres meses de prisión preventiva y una condena dictada sin que sus abogados hubieran sido advertidos siquiera de que se celebraba su juicio, el periodista e historiador franco-marroquí Maâti Monjib decidió, el 4 de marzo, declararse en huelga de hambre, a pesar de su frágil salud.
Si bien Maâti Monjib fue puesto en libertad después de 20 días de huelga de hambre, el periodista saharaui Mohamed Lamin Haddi, colaborador de RASD TV, sigue entre rejas y ha sido alimentado a la fuerza con una sonda nasogástrica después de 78 días en los que no se alimentaba con normalidad para denunciar los malos tratos que sufre. Encarcelado desde el 20 de noviembre de 2010, Mohamed Lamin Haddi fue condenado en 2013 a 25 años de prisión.
Marruecos ocupa el puesto 133 entre 180 países en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020 de RSF.