Mozn Hassan, galardonada con el premio Nobel 'alternativo' de la paz, recibió elogios internacionales por su trabajo en cuestiones de género y derechos de la mujer, pero dentro de Egipto es despreciada por las autoridades estatales y atacada por el sistema judicial.
«No somos esta agradable y aceptable organización de mujeres, no somos únicamente una organización para el desarrollo. Creemos que el movimiento feminista es un movimiento político. Siempre hemos tenido una perspectiva de derechos humanos».
En 2007, junto con otros diez jóvenes activistas egipcios, Mozn Hassan estableció Nazra para Estudios Feministas, una organización líder – y ahora amenazada – de derechos de las mujeres en Egipto. El principal objetivo de Nazra es nutrir a las jóvenes feministas y contribuir al desarrollo de un fuerte movimiento feminista egipcio y regional en Medio Oriente y África del Norte.
Con el paso de los años, con Hassan a la cabeza como directora ejecutiva, Nazra ha organizado eventos y programas destinados a fortalecer la posición de la mujer en Egipto, tanto social como políticamente, y brindó una variedad de apoyo legal y psicológico. Desde su fundación, Nazra ha ayudado a varios grupos feministas en todo Egipto. A través de su Academia de Participación Política de la Mujer, asesora a candidatas de todo el espectro político para participar en las elecciones parlamentarias, municipales y sindicales.
En 2011, mientras las protestas masivas que pedían la caída del entonces presidente Hosni Mubarak sacudían las calles de Egipto, Hassan y sus colegas estaban en la plaza Tahrir día y noche. En los primeros días de la revolución, aún no era evidente cuán importante sería el trabajo de Nazra. Pero a medida que los incidentes de acoso sexual masivo y violencia contra las mujeres en las calles se convirtieron en un fenómeno generalizado, tanto durante como después de las protestas públicas, Nazra intervino. La organización coordinó un enfoque de tres frentes junto con socios y organizaciones de base, ofreciendo asistencia médica, psicológica, y apoyo legal a las víctimas. Continúa con una línea directa de emergencia para sobrevivientes de asalto sexual, y su equipo legal ha llevado ciertos casos a los tribunales, obteniendo algunas victorias para las partes defensoras y para los derechos de las mujeres en general.
En 2013, Egipto fue clasificado como el peor país para los derechos de las mujeres en el mundo árabe. Ese mismo año, Nazra lanzó escuelas feministas anuales para educar a hombres y mujeres jóvenes egipcios sobre libertades personales y cuestiones de género. A menudo, las escuelas abordan temas considerados tabú en Egipto.
Después de la revolución, cuando el país comenzó su proceso de reescritura de la Constitución, Nazra, como parte de una coalición de grupos de derechos de las mujeres, jugó un papel importante para garantizar la inclusión de pasajes que protegen los derechos de las mujeres. También presionó con éxito para que las enmiendas al Código Penal incluyeran cláusulas sobre acoso sexual y para ampliar la definición de crímenes sexuales.
A principios de 2016, la esperanza y el entusiasmo por los logros alcanzados inmediatamente después de la revolución habían desaparecido por completo. El ex general del ejército Abdel Fattah el-Sisi se había convertido en presidente, lo que marcó el comienzo de una era de eliminación sin precedentes de la oposición y la disidencia. Poco después, los grupos de la sociedad civil se convirtieron en los objetivos principales en la supuesta guerra contra el terrorismo de Sisi. Como parte de la represión en curso sobre la sociedad civil conocida como «caso de financiación extranjera», en marzo de 2016 las autoridades egipcias iniciaron una investigación contra Nazra, en gran medida centrándose en la propia Hassan. Otras 40 organizaciones egipcias también fueron investigadas como parte de este caso, incluidos los miembros de IFEX: la Red Árabe para la Información de Derechos Humanos (ANHRI) y el Instituto de Estudios sobre Derechos Humanos de El Cairo (CIHRS).
En un patrón similar al impuesto a otros defensores de los derechos humanos en Egipto, Hassan fue citada por primera vez para comparecer ante un juez de instrucción en el Nuevo Tribunal de El Cairo, el 29 de marzo de 2016. Tres meses después, mientras intentaba abordar un vuelo a Beirut desde el aeropuerto internacional de El Cairo, se le informó que tenía una prohibición de viaje que le prohibía abandonar el país.
En septiembre de 2016, Hassan y Nazra obtuvieron el premio Right Livelihood, a menudo denominado «el Nobel alternativo», por «afirmar la igualdad y los derechos de las mujeres en circunstancias en las que están sujetas a violencia, abuso y discriminación continuos». Dada la prohibición de viajar, Hassan no pudo aceptar el premio en persona.
El 11 de enero de 2017, el Tribunal Criminal de El Cairo decidió congelar los bienes personales y organizativos de Hassan. Si Hassan y otros en el caso son declarados culpables de recibir fondos extranjeros de manera ilegal, enfrentan hasta 25 años de prisión.
Frente a esta reacción a su trabajo como defensora de los derechos de las mujeres, humanitaria y activista, Hassan sigue siendo desafiante. En una entrevista de 2016 con el Financial Times, dijo: «Si crees en este tipo de trabajo, también crees que no eres el primero [en luchar] y no serás el último».