La detención del presidente, vicepresidente y secretario general del sindicato, Yahya Qallash, Khalid el Balshi y Gamal Abdulrahim, es la última acción de una campaña agresiva por parte del gobierno de Sisi para controlar los medios de comunicación.
El reinado de dos años de Abdel Fattah El-Sisi ha estado marcado por muchos acontecimientos sin precedentes en la historia reciente de Egipto. Su cooperación de inteligencia sin precedentes con Israel, su represión sin precedentes contra las ONG, y la cantidad sin precedentes de sentencias de muerte y juicios masivos.
Desde junio de 2014, los egipcios han estado sometidos a la represión estatal a una escala que se compara e incluso supera a los abusos experimentados en la década de 1950, un período que se considera ampliamente como el más represivo de la historia moderna de Egipto.
En la noche del 29 de mayo, el gobierno de Sisi rompió un record más. Los líderes del sindicato de prensa de Egipto fueron detenidos e interrogados durante más de 12 horas, acusados de «difundir noticias falsas» y de darle «refugio a fugitivos». Fueron liberados el día siguiente en espera de un juicio.
«Este incidente es el primero de este tipo en la historia del Sindicato de Prensa, desde su fundación en la década de 1940,» declararon 19 grupos locales de la sociedad civil egipcia en una declaración conjunta el 30 de mayo, «lo que tornó el 2016, y más concretamente el mes de mayo, en un testimonio de las peores y más peligrosas violaciones en lo que respecta a la libertad de prensa y los ataques a los sindicatos profesionales en Egipto».
La detención del presidente, vicepresidente y secretario general del sindicato, Yahya Qallash, Khalid el Balshi y Gamal Abdulrahim, no ocurrió en un vacío. Es tan sólo la última acción de una campaña agresiva por parte del gobierno de Sisi para controlar los medios de comunicación.
En el momento del censo de prisiones 2015 del Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), 23 periodistas se encontraban tras las rejas en Egipto, lo que hizo de este país el segundo más grande carcelero de periodistas del mundo en el 2015 detrás de China. Y en agosto de 2015, se introdujo una ley antiterrorista muy represiva que hizo del Estado «la única fuente autorizada de noticias» sobre las acciones terroristas.
Desgraciadamente, muchas personalidades mediáticas egipcias de alto perfil ya abandonaron los valores de su profesión, convirtiéndose quizás en poco más que portavoces del gobierno.
Es en este contexto altamente restrictivo que el sindicato de prensa de Egipto intensificó su lucha contra las acciones del gobierno para silenciar las voces independientes. El 4 de mayo, miles de periodistas egipcios respondieron a una llamada de los líderes del sindicato para protestar contra una irrupción de la policía en la que se arrestó a dos periodistas que habían informado sobre las manifestaciones de gran magnitud en contra de la decisión del gobierno de entregar dos islas a Arabia Saudita.
En respuesta a la detención e interrogatorio de los líderes del sindicato, Sherif Mansour, coordinador de programa de CPJ para Oriente Medio y África del Norte, afirmó: «Las autoridades están persiguiendo a Yehia Qallash, Khaled al-Balshy, y Gamal Abdel Rahim por tratar de defender a los medios de comunicación egipcios contra un aparato hipersensible a la crítica y fuerzas de seguridad brutales».
Reporteros sin Fronteras (RSF) y la Federación Internacional de Periodistas (FIP) también han intervenido, emitiendo declaraciones que condenan el gobierno por la detención de los líderes del sindicato.
«La crisis que rodea el sindicato de periodistas muestra que el régimen no se detiene ante nada en su campaña para intimidar a los medios de comunicación», dijo Alexandra El Khazen, jefa de la oficina de Oriente Medio en RSF.
«Acusar falsamente a los defensores de la libertad de prensa, inculpándolos y encarcelándolos, sólo puede suceder en un Estado policial opresivo, y Egipto se comporta como uno», dijo el presidente de la FIP, Jim Boumelha.
En la declaración conjunta que se mencionó anteriormente, los grupos de la sociedad civil egipcia le pidieron a todos los que creen en la libertad de prensa en Egipto que apoyen al sindicato, afirmando que el hecho de desafiar al gobierno en estos temas se ha convertido en algo tanto imprescindible como inevitable.