Cómo músicos de cuatro países diferentes están encontrando maneras sorprendentes para derrotar a los censores y mantener vivo el ritmo.
El 3 de marzo de 2015, Mun Awng, un conocido cantante birmano exiliado, celebró su primer concierto en Birmania en más de 25 años.
Mun Awng se hizo conocido en la década de 1980 por sus canciones de protesta en reclamo de democracia, paz y el fin del régimen militar en Birmania. Después de participar en la sublevación democrática de 1988 que fue aplastada por el ejército, huyó del país, luego de haberse frustrado cada vez más con el control de la junta de censura sobre las letras de las canciones. Se le concedió asilo en Noruega, donde continuó escribiendo canciones reclamando por la democracia en Birmania.
Es apropiado que el concierto birmano de Mun Awng se llevara a cabo el 3 de marzo, el Día de la libertad de la música. El día fue introducido en el 2007 bajo la iniciativa de Freemuse, una organización que aboga por la libertad de expresión para los músicos, y es una celebración de la libertad de crear y reproducir música sin intimidación o persecución.
Freemuse y otras organizaciones documentan casos de prisión, ataques, y censura mientras que gobiernos y actores no estatales intentan silenciar la música. Y, sin embargo, a pesar de estos obstáculos, las canciones de carácter político llegan a las ondas y los músicos desafían las prohibiciones. Hoy celebramos a aquellos que encuentran una manera de compartir su música con el resto de nosotros.
Voces en exilio
Cuando los obstáculos son insuperables, a veces tomarse un vuelo es la única opción. Ese fue el caso de la banda de Malí Songhoy Blues, nominada para los premios de Índice de la Censura. El título de su primer álbum “Música en el exilio” cuenta la historia del grupo «en miniatura«. La banda, originaria de Gao, en el noreste de Malí, se vio obligada a trasladarse a la capital cuando los militantes islamistas tomaron el control del norte y prohibieron la música secular. En palabras del cantante de la banda, Aliou Touré, irse era «una cuestión de vida o muerte».
El poder y la influencia cultural única de los músicos de Malí explican por qué los grupos islamistas invasores estaban especialmente interesados en bloquear sus actividades. El Festival del desierto de Malí, que había atraído la atención de todo el mundo y actuaciones occidentales de renombre, llegó a su fin. La condena oficial por el incumplimiento de la prohibición de la música era latigazos en público, aunque se amenazó con cortarles la mano a los miembros fundadores de Songhoy Blues y al guitarrista Garba Touré si seguían tocando.
Afortunadamente, la situación en Malí ha mejorado desde entonces. Ahora es seguro para la banda volver a Gao o Tombuctú, y reproducir música allí. Sin embargo, el Festival del Desierto aún no se ha restablecido en Malí, y es importante que el mundo no se olvide de lo que pasó allí. Songhoy Blues y otros grupos de Malí han participado en la realización de una película, Tendrán que matarnos primero, sobre la prohibición de la música en el norte de Malí.
Voces femeninas clandestinas
Desde la revolución de 1979, las autoridades iraníes han impuesto restricciones a las mujeres que cantan. Al principio prohibieron que cualquier persona cante, pero la restricción ha ido evolucionando hasta prohibirles a las mujeres cantar solos frente a hombres que no estén relacionados con ellas.
Como resultado, será difícil encontrar ejemplos documentados de mujeres cantando solos en el Irán posrevolucionario. Cuando se ha producido, se ha realizado en locales clandestinos o no se ha publicitado. Pero sus voces no se han detenido. Hay sopranos que practican en un apartamento en mal estado en Teherán. Su entrenador, el director de ópera Hadi Rosat, pasa casi todo su tiempo cabildeando para obtener permisos del Ministerio de Cultura y Orientación Islámica, que debe autorizar todas las producciones artísticas. También está la cantante Hannah Kamkar, que realizó un solo de una balada pérsica como parte de una obra -aunque desde detrás de una cortina negra. Cuando la noticia se propagó de boca en boca, la gente empezó a comprar entradas sólo para escucharla. A veces es solo cuestión de asegurarse de que «la voz de la mujer no sea detectable», de acuerdo con uno de los organizadores del concierto. A través de los años, las mujeres han cantado junto a hombres y otras mujeres para enmascarar sus propias voces.
Y hay mujeres cantantes iraníes que viven y trabajan en el extranjero. Los iraníes las escuchan por satélite, lo cual también está prohibido.
Ha habido algunas mejoras para los músicos bajo la administración del presidente Rouhani, incluyendo el permiso para algunas mujeres de participar en determinadas actuaciones solo en público, pero aún hay un largo camino por recorrer.
Evitando la prohibición de YouTube en Pakistán
En zonas como el noroeste de Pakistán, muchos artistas se enfrentan a las amenazas de los talibanes, que consideran ciertas formas de expresión musical como «anti-islámicas». Los ataques a los músicos, tiendas de música y sitios de espectáculos son una preocupación.
La migración a espacios de Internet, como lo han hecho muchos músicos paquistaníes, ha tenido sus propios desafíos. Facebook, Twitter y Tumblr han sido prohibidos en el pasado; y la prohibición nacional sobre YouTube es el acto de censura en línea de mayor duración en la historia de Pakistán. Los paquistanís perdieron acceso al sitio en septiembre de 2012 después de que los clips de la controvertida película «La inocencia de los musulmanes» provocara una prohibición del gobierno.
Hay algunas maneras de evitar la prohibición. YouTube sigue recibiendo tráfico en Pakistán a través de rutas alternativas, tales como sitios web proxy que permiten a los usuarios pasar por alto la prohibición. No obstante, el tráfico se ha reducido drásticamente. Como tantos otros, el rapero y compositor Adil Omar depende de la publicación de videos en sitios de redes sociales. Desde la prohibición, la respuesta del público a su música se desplomó. «Recibo una décima parte de la promoción que recibía antes y obtengo una décima parte de las ventas de las que obtenía inicialmente», dijo el cantante.
Bytes for All, una organización que lucha por los derechos digitales en Pakistán, ha trabajado para levantar esta censura – lanzando una campaña de carteles y luchando contra la prohibición en los tribunales.
«No solution but to persist with YouTube ban» – update from Senate’s proceedings. B4A quoted.
http://t.co/sWAzd36WYl #NetFreedom @MLDI
— Bytes for All, PK (@bytesforall) February 7, 2015
«No hay solución, sino de persistir con la prohibición a YouTube » – Actualización de los procedimientos del Senado. B4A citado.
Mientras tanto, los músicos pueden esperanzarse con jóvenes emprendedores como Zeejah Fazli. En 2004 puso en marcha una ONG para crear oportunidades para los músicos más allá de las bodas y eventos corporativos, y organizó el primer festival de música a gran escala de Islamabad. O del cantante y compositor Haroon Rashid, cuya iniciativa, Taazi.com, es un sitio web donde los músicos pueden subir sus trabajos y cobrar regalías.
Un museo virtual de la censura
El primer paso para luchar contra la censura es saber lo que se ha censurado. Esa es la idea detrás de un Museo Virtual de la Censura, que fue lanzado recientemente en el Líbano, y que aún es un trabajo en progreso. Como lo afirman las instrucciones en el sitio, «Aquí podrá buscar el material que fue censurado desde la década de 1940. Si usted no sabe exactamente lo que está buscando, puede satisfacer su curiosidad simplemente navegando por el material censurado por género o por período».
La categoría de música enumera ejemplos de censura de 2004 en adelante. Casos como la prohibición temporal en 2010 sobre una canción de Lady Gaga por herejía y el oscurecimiento del nombre de Juliette Greco en portadas de discos, debido al hecho de que había tocado en Israel.
Lo que puedes hacer
Esto es sólo una idea de algo de la creatividad y la tenacidad mostrada por los artistas que se enfrentan a la censura y las restricciones estatales. Si quieres leer más sobre la libertad de expresión artística, busca historias etiquetadas bajo «arte» o «artista» en ifex.org, y apoya la importante labor que Freemuse está haciendo en nombre de los músicos censurados y encarcelados en todo el mundo. Debemos destacar que una gran parte del trabajo de campaña de la organización no se hace público ya que podría poner aún más en peligro a los artistas que ya viven en condiciones precarias.
la vocalista Azadeh Ettehad y la violinista Nastaran Ghaffari, miembros de una banda llamada «Accolade», cantan en una puesta en escena no autorizada en Teherán, el 25 de enero 2013AP Photo/Vahid Salemi
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