Desde Colombia se alza una lucha potente contra la violencia de género online con una herramienta destinada a convertirse en un movimiento por si solo.
«Twitter Storm», «Trolls», acosadores y «bullies». Términos que sirven para definir lo que cualquier usuario de redes sociales tiene claro: hoy Internet está más furiosa que nunca y todos los temas son pasibles de controversias épicas.
En tiempos de intolerancia política, inmediatez de comunicación y facilidad de acceso a Internet, las pasiones corren libres de tapujos en todas las pantallas. Es difícil escapar a esta espiral de violencia digital que hoy se transforma en algo muy real, dado que la división entre el mundo virtual y el real se ha ido difuminando de a poco hasta el punto que hoy las relaciones, las actividades diarias y los contactos se hacen en gran parte a través de la red.
Así las cosas, uno de los problemas que saltó del mundo real al virtual con extrema virulencia fue la violencia de género. Si las sociedades latinoamericanas ya eran violentas y machistas, las redes sociales aportaron un catalizador para este tipo de comportamientos. La inmediatez y el anonimato colaboraron con el crecimiento de estos comportamientos y el tenor de los comentarios son algunas veces, escalofriantes: «vos sí necesitás que te asesine y me encantaría asesinarte y hacerte tira de asado. Luego de eso me voy a la cárcel feliz y lo voy a hacer. Te voy a encontrar», le dijeron a la secretaria del gremio de periodistas de Paraguay, Noelía Díaz.
Por suerte, no todo está perdido. Desde Colombia se alza una lucha potente contra esta violencia de genero online con una herramienta destinada a convertirse en un movimiento por si solo. Una herramienta que nació en 2015, que utiliza el humor pero que denuncia un flagelo social muy doloroso. Su éxito la catapulta hacia adelante, a expandirse a otros países y regiones y a ser un bote salvavidas para otras organizaciones que busquen un formato para combatir las censuras, los ataques y la violencia hacia la mujer y las minorías.
En esta nota te explicamos las principales características de Alerta Machitroll, de la mano de la Coordinadora de Proyectos de la Fundación Karisma, Amalia Toledo. Te contaremos los principales desafíos y las lecciones aprendidas para que puedas replicar esta iniciativa y sumarte a la lucha contra la violencia de género online, ya sea desde tu organización o con tu impulso individual.
La chispa original
Todo empieza en Finlandia: la investigadora en relaciones internacionales, Saara Särmä, empezó a ponerle el foco a un evento tan común que nadie lo denunciaba: los paneles conformados en su totalidad por hombres.
El fenómeno está bien extendido: un grupo de hombres que bajo la categoría de expertos exponen en alguna conferencia o seminario y son moderados o facilitados por… otro hombre. Särmä identificó este tema y comenzó una campaña via Twitter en la que subía fotos de paneles integrados solo por hombres y les daba un «sello» o «certificado» que consistía en un meme de David Hasselhoff aprobando la imagen. La idea se hizo extremadamente popular y fue la chispa original para el proyecto de Alerta Machitroll.
«Esta fue la inspiración que tuvimos en Karisma. Estábamos preocupadas con el avance y la violencia digital de género. En una reunión con varias personas de Karisma y creativos llegamos a la idea de crear nuestro propio sello, el sello Machitroll», explicó Toledo.
El proyecto
Alerta Machitroll es una campaña lanzada por la Fundación Karisma en Colombia en 2015 y que busca combatir la cibermisoginia: la violencia hacia las mujeres en entornos digitales. Karisma es una organización especialista en «tecnología para el desarrollo» y su vinculación con los derechos humanos.
La idea de Karisma es «utilizar el humor y herramientas sencillas de usar para denunciar e identificar la violencia machista en Internet», explicó Toledo.
«Te invitamos a identificar narrativas y discursos que atacan los derechos de las mujeres y las personas no binarias de manera creativa, jocosa y sin amenazas, usando el Generador de alertas«.
El Generador de Alertas funciona de manera intuitiva: cualquier usuario sube una captura de pantalla y escoge un sello para marcar su alerta: el Machitroll Incurable, el Machitroll Rescatable y la Alerta Machitroll. El sello elegido puede ajustarse y moverse por la imagen para que se adapte a las características de la captura.
«Buscamos dar una herramienta sencilla e intuitiva para que se pueda utilizar de manera ágil desde cualquier dispositivo», dice Toledo para quien este proyecto «solo puede seguir creciendo».
Así, Karisma y su Alerta Machitroll se expandieron con el correr de los años y fueron agregando contenidos a esta iniciativa.
Hoy Alerta Machitroll cuenta con un «Decálogo» orientado a los machitrolles para controlar al violento que hay en tí.
La campaña fue desarrollada como parte del proyecto Women’s Rights Online, de la World Wide Web Foundation.
Los principales desafíos
Según Toledo, la campaña ha tenido muy buena recepción entre las usuarios y el crecimiento en su utilización trasciende las fronteras colombianas. «La frase se acuñó en toda América Latina y las colaboraciones y denuncias llegan de todos lados», sostuvo.
Para las organizaciones y activistas leyendo esto, un punteo de desafíos que deberán tener en cuenta a la hora de lanzar su herramienta o proyecto:
1) Constancia: es muy dificil mantener a la gente motivada en temas online. «Cuando empezamos en 2015 no había casi nada de contenido sobre violencia digital, ahora en 2018 está lleno. Se hace cada vez más difícil que la gente se involucre». ¿La solución? «No dormirse. Hay que siempre estar innovando, buscando formas nuevas de llegar a la gente». En el caso de Machitrolls será sacar la herramienta del mundo online y tratar de llegar a la gente «físicamente», con talleres y otras iniciativas.
2) Diseño, Diseño, Diseño: En el mundo online casi todo entra por los ojos. Las iniciativas de la sociedad civil casi siempre están sostenidas en profundos principios altruístas o de defensa de los derechos humanos. Eso no basta. El contenido tiene que ser bien presentado. «El diseño es una barrera, si no lo usas bien estás perdido. El alma de esta campaña es el buen diseño alcanzado en la herramienta», señaló Toledo.
3) Ponerle nombre al problema: Un elemento fundamental es que los problemas genéricos no llegan a las personas. No se identifican con ellos. «Nosotros encontramos este nombre que tuvo su origen en España, los Machitrolls. Luego nos apegamos a el y pudimos centralizar en un nombre un problema muy grave y muy grande».
4) Plata o cierre: para casi toda organización civil una de las barreras principales es la económica. Dos salvavidas: «hay que buscar herramientas de uso gratuito, de código abierto y también y sobre todo apelar al voluntarismo, es sorprendente las respuestas que uno recibe a veces», explicó la activista.
5) Contenidos con respeto: el buen contenido vende, el contenido polémico también. Pero si el corazón de tu campaña está basado en denunciar algún tipo de violación de los derechos humanos, de violencia sexista, de ataques, no seas como lo que denuncias: «hay que siempre buscar una manera alternativa. Por eso elegimos el humor», dijo.
Las lecciones aprendidas
No todo fue un camino exitoso. Toledo repite en varios momentos de la entrevista lo «exasperamente difícil» y a su vez «sumamente importante» que es «encontrar a las personas adecuadas» para llevar adelante el desarrollo y diseño de un proyecto online.
«Los temas técnicos son fundamentales, estamos ante un sistema donde si no se trabaja con la persona adecuada te puede salir muy caro, peligra hasta la mejor de las ideas», dijo Toledo al ser consultada por la principal lección aprendida en estos años de Alerta Machitroll.
La activista recuerda que en 2016 tuvieron serios problemas porque los diseñadores y desarrolladores encargados de llevar adelante las mejoras técnicas de la herramienta no lo hicieron y en 2017 «estuvimos todo el año sin herramientas».
«Fue extremadamente difícil encontrar al equipo adecuado, en el mundo online la parte de que tu aplicación sea friendly, amigable al uso, es fundamental. Por suerte la herramienta sobrevivió gracias al hashtag», añadió.
¿Cómo sigue Machitrolls?
Para adelante quedan varias acciones y sueños. El primero ya se está haciendo realidad con la propuesta de sacar Machitroll a las calles mediante una serie de talleres en diferentes ciudades. Los primero cuatro «akelarres» se hicieron entre setiembre y octubre en Bogotá.
«Queremos tantear la posibilidad de que esto camine solo, que trascienda a Karisma y se transforme en un movimiento».
Para Toledo faltan «años» para que ello suceda y los talleres son el «primer paso» para ir avanzando en esa dirección.
«Involucrar a la gente fuera de internet es tan o más importante que hacerlo online, para que se sienta parte y tome acción», agregó.
Mientras, un desafío que tiene la organización «es que la campaña sea útil para las víctimas de violencia machista. Esto es porque hoy identificamos el problema, pero eso no le resuelve el problema a las víctimas».
También está el tema del crecimiento: «hay que plantear una evolución, que por un lado sea sensible a las víctimas y por otro permita llegar a más audiencias, sobre todo a los machitrolles, para contribuir a generar un cambio».