El reciente asesinato del vendedor de periódicos José Darío Arenas a plena luz del día, ha inspirado indignación y llamados a la acción por parte de los miembros de IFEX.
En Colombia, donde la ley de prescripción para los crímenes contra periodistas ha resultado en que cuatro asesinatos de periodistas expiren y queden sin resolver en 2013, el reciente asesinato del vendedor de periódicos José Darío Arenas, a plena luz del día, ha inspirado indignación y llamados a la acción a los miembros de IFEX a nivel local, regional e internacional.
De acuerdo con la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), alrededor de las 8:00 am del 28 de septiembre de 2013, Arenas, el único vendedor en Caicedonia, Valle del Cauca, que vendía el periódico EXTRA del Quindío, comenzó su jornada de trabajo, como de costumbre, leyendo los principales titulares de noticias de la región.
Ese día la noticia más importante fue acerca de las quejas de los familiares de los reclusos de las prisiones de Caicedonia, que afirmaron haber sido maltratados por los guardias bajo la autoridad del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC). Después de vender unas cuantas copias del diario, Arenas fue abordado por sus asesinos, que le dispararon varias veces, asesinándolo en la calle.
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) informó que la noticia más importante de ese día fue escrita por Andrés Mauricio Osorio, pero que la idea de la historia había venido del mismo Arenas, que había ayudado a Osorio a encontrar fuentes y tomar fotografías para el artículo. Osorio también indicó al CPJ que Arenas colaboró regularmente con el diario además de ser un vendedor, ya que el diario no tenía ningún periodista permanente en Caicedonia.
Fuentes de la región, que pidieron anonimato, dijeron que una de las principales teorías sobre el motivo del tiroteo fue la noticia principal. La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) informó que una fuente del EXTRA del Quindío, dijo que Arenas había recibido una amenaza anónima advirtiéndole que no la publicara.
El artículo citaba a José Daniel Ocampo, un vendedor en la prisión, diciendo que él sabía acerca de ciertos incidentes de mala conducta por parte de los guardias de la prisión. La FLIP informó que poco después de que Arenas fuera asesinado, Ocampo recibió el mensaje «ya matamos al primero» en una llamada telefónica anónima.
Según Reporteros sin Fronteras (RSF), la lentitud de los procesos judiciales en Colombia es en parte, responsable de la prescripción en muchos de estos casos, y esto ha dado lugar a un alto nivel de impunidad en el país. El grupo informó que el día en que Arenas fue asesinado fue también el 20º aniversario del asesinato del periodista radial José Manuel Martínez Espinosa. Ahora este, se ha añadido a la lista creciente de crímenes contra periodistas que permanecen sin resolver en el país.
El asesinato de Arenas y la amenaza a una de sus fuentes ha generado preocupación por la seguridad de los periodistas que trabajaron en el artículo sobre la prisión de Caidedonia. Por esta razón, la FLIP no sólo está pidiendo una investigación inmediata y exhaustiva sobre el asesinato, sino también exigiendo mecanismos de seguridad que se deben poner en marcha para proteger a otros periodistas y sus fuentes.
«El asesinato de este vendedor de periódicos es un cruel recordatorio de que la vida de todos los que participan en las noticias y la información en Colombia está en riesgo, ya sean periodistas, trabajadores de los medios de comunicación o entidades de radiodifusión comunitarias», agregó RSF.