Encarcelado por hacer campaña en favor de la justicia, Vladimir Kozlov - periodista, activista político y defensor de los derechos humanos - ha sido durante mucho tiempo una piedra en el camino del autoritario presidente de Kazajstán.
No es el que fue enviado a la cárcel que se pierde, sino el que pierde su espíritu en la cárcel.
El periodista, político y defensor de derechos humanos, Vladimir Kozlov ha sido durante mucho tiempo una piedra en el camino de Nursultan Nazarbayev, presidente autoritario de Kazajstán. El 19 de agosto de 2016, después de cumplir cuatro años de una condena de siete años y medio de prisión, Kozlov fue finalmente puesto en libertad condicional. Su liberación se produjo tras años de campaña por grupos de derechos humanos que habían protestado por el juicio y la condena injustos de Kozlov bajo cargos de «pedir la subversión del orden constitucional del Estado» e «incitar al odio social».
Kozlov, de 56 años, ha sido un firme defensor de la reforma política en Kazajstán durante muchos años. Es miembro fundador de Alga!, un partido de la oposición que fue prohibido y que busca transformar completamente Kazajstán para tornarlo en un país con un funcionamiento plenamente democrático, donde se respete el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Bajo Nazarbayev (en el poder desde 1991), Kazajstán es un país donde las libertades de reunión, expresión y religión están severamente restringidas, donde se cierran los periódicos de oposición, donde se encarcela a manifestantes pacíficos y a los auténticos adversarios políticos, y donde la tortura bajo custodia es la norma: no es difícil entender por qué el presidente quería ver a Kozlov entre las rejas.
Lo que llevó a Kozlov a la cárcel fue su campaña pública pidiendo una investigación independiente sobre la matanza sangrienta ocurrida en diciembre de 2011a manos de la policía donde murieron por lo menos 15 trabajadores petroleros que se encontraban en huelga y estaban desarmados. En el período inmediatamente posterior a la matanza, mientras que las autoridades kazajas pusieron en marcha la maquinaria de la represión – arrestaron a periodistas y activistas de todo el país, encarcelando y torturando a los trabajadores petroleros – Kozlov viajó a Europa y se reunió con miembros del Parlamento Europeo y la Comisión Europea, y pidió públicamente una investigación internacional sobre la matanza. Al hacerlo, le causó una enorme vergüenza a Nazarbayev; el presidente es notoriamente sensible acerca de su imagen internacional.
Cuando Kozlov regresó a Kazajstán el 23 de enero de 2012, fue arrestado por miembros de la Comisión de Seguridad Nacional y puesto en detención. Tuvo que esperar casi ocho meses antes de ser oficialmente acusado de «incitar al odio social» y de «pedir la subversión del orden constitucional del Estado.» Kozlov negó todos los cargos, pero después de un juicio que los grupos internacionales describieron como injusto, fue condenado en octubre de 2012 a siete años y medio de prisión. La embajada de Estados Unidos en Kazajstán rechazó la sentencia y afirmó que el gobierno kazajo había utilizado el sistema de justicia penal para «silenciar las voces de la oposición».
Kozlov tiene un carácter firme, enérgico. En lugar de caer en la autocompasión, dijo que haría que su experiencia en la cárcel sea lo más positiva posible; incluso bromeó que aprovecharía de la experiencia para perder peso.
La indignación internacional por el encarcelamiento Kozlov se expresó en las campañas de grupos de derechos humanos que pidieron su liberación. En junio de 2015, el Relator Especial de la ONU sobre el derecho a la libertad de reunión expresó su preocupación por el encarcelamiento de Kozlov y pidió a Kazajstán que considerara dejarlo en libertad anticipada; el Parlamento Europeo emitió varias resoluciones rechazando la condena «motivada políticamente».
Mientras estuvo en la cárcel, Kozlov leyó y compartió libros que recibió desde el exterior con otros internos. También mantuvo un diario en el que escribió un comentario sorprendentemente optimista sobre su confinamiento.
Pero a partir de julio de 2015, al acercarse la elegibilidad para la libertad condicional de Kozlov, su experiencia en la cárcel comenzó a deteriorarse. Kozlov siempre había sido un preso modelo, pero el 17 de julio de 2015, fue puesto en régimen de aislamiento durante diez días por supuestas amenazas a funcionarios de la prisión que las autoridades afirman que hizo; luego, el 27 de julio, se le ordenó pasar un año en una prisión mucho más severa, donde él y otros 19 fueron colocados en un cuartel de tan sólo 50-60 metros cuadrados, donde se prohibieron las llamadas telefónicas y se limitaron las visitas familiares a sólo tres al año.
Entre diciembre 2015 y febrero 2016, los tribunales kazajos rechazaron las repetidas solicitudes por parte de Kozlov de ser transferido nuevamente a un centro penitenciario regular y ser puesto en libertad condicional. Luego, con la deterioración de la salud de Kozlov, su petición fue concedida. El 2 de agosto de 2016 se lo colocó nuevamente en una cárcel regular y el 4 de agosto de 2016, el tribunal accedió a su petición de libertad anticipada. Once días más tarde era libre.
Mientras Kozlov se acostumbra nuevamente a la vida fuera, está pensando en qué hará con su libertad. Hasta ahora, ha hecho anuncios importantes, pero en una reciente entrevista con Radio Europa Libre Radio Libertad, dijo que «seguiría haciendo todo lo que sea útil para la gente». La cárcel no ha roto su espíritu.