En la inauguración del Día Internacional contra la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, IFEX pregunta: Si matar periodistas es matar al mensajero, ¿qué mensaje están enviando los gobiernos cuando los asesinos se salen con la suya?
El 13 de noviembre de 2013, David Rohde publicó un artículo titulado «Una epidemia de secuestros de periodistas». Bajo una fotografía de James Foley, quien había desaparecido un año atrás, el artículo ponía de relieve la situación en Siria, donde 30 periodistas, la mitad Sirios y la otra mitad periodistas extranjeros, habían sido secuestrados o se encontraban desaparecidos.
El autor estaba bien posicionado para escribir sobre este tema. Autor y periodista de investigación ganador del Premio Pulitzer, fue secuestrado por los talibanes en Afganistán en 2008 y pasó 7 meses y 10 días en cautiverio.
Hoy, un año después de que saliera el artículo de Rohde, el nombre de Foley se ha añadido a la lista de más de 700 periodistas que desde 1992 han sido asesinados por hacer su trabajo. En el caso de Foley, así como en otros, el horror se ha visto agravado por la posterior utilización de estos asesinatos por los propios asesinos como una herramienta particularmente horripilante de relaciones públicas en las redes sociales.
La situación para los periodistas que cubren conflictos, aunque siempre ha sido peligrosa, se ha agravado en los últimos años. Donde antes se usaba la palabra «Prensa» como medida de protección, ahora la misma es vista como una señal por los grupos militantes que calculan el valor de rehén de los periodistas en sus luchas por el poder.
No todos los secuestros o asesinatos de periodistas se encuentran en los titulares internacionales, tampoco la mayoría de las muertes se producen en zonas de guerra. La mayoría de los que son atacados son periodistas locales, reportando en sus propios países. Cada vez más, aquellos dispuestos a traernos la verdad, cubrir el crimen, el conflicto o la corrupción, se encuentran bajo ataque y son silenciados. Pero aunque se trate de un grupo yihadista ultra violento como ISIS, un sindicato del crimen, o figuras en la sombra haciendo el trabajo sucio de las corporaciones o los gobiernos, los motivos detrás de los intentos de silenciar a los medios de comunicación son claros, y es igualmente claro por qué no podemos permitir que eso suceda.
Aquí es cuando la impunidad entra en la ecuación. Los asesinos se están saliendo con la suya. La realidad de la impunidad sistémica por los delitos cometidos contra los periodistas no está en cuestión. De acuerdo con las últimas cifras de la UNESCO, se contaron condenas en menos del 10% de los casos de periodistas asesinados desde 2006.
Ya se sabe cómo este clima enfría la libertad de expresión y reprime el acceso a la información en todo el mundo. El impacto que la supresión de la libertad de expresión tiene en la capacidad de monitorear y defender todos los derechos humanos es innegable.
En lugar de discutir estos puntos una vez más, queremos enviar un mensaje muy claro: la reducción de la impunidad es una meta alcanzable.
Este año, las acciones de la campaña de IFEX buscan subir el tono en relación al rol de los gobiernos en este trabajo. Algunos ya se han sumado y de hecho se han destacado. Otros necesitan más estímulo.
En las semanas previas a este primer Día Internacional de la ONU para acabar con la impunidad de crímenes contra periodistas, el 2 de noviembre, hemos enviado cartas a todas las misiones de la ONU, instando a los gobiernos a que hagan su parte y que usen los mecanismos de las Naciones Unidas para abordar el problema de la impunidad de los crímenes contra periodistas en sus propios países.
Nuestra atención se centra en dos mecanismos: el Plan de Acción de las Naciones Unidas sobre la seguridad de los periodistas y la cuestión de la impunidad, una estrategia de múltiples partes interesadas que se puso en marcha en 2012, y el Informe Bienal del Director General de la UNESCO sobre la seguridad de los periodistas y el riesgo de la impunidad, que monitorea y reporta los avances en los casos no resueltos de los crímenes contra periodistas. En conjunto, representan una oportunidad de lograr un avance duradero y tangible en la lucha por establecer condiciones más seguras para los periodistas y poner fin al clima de impunidad en los crímenes contra ellos.
Queremos asegurarnos de que todo el mundo entienda el problema de la impunidad, cómo funcionan estos mecanismos de la ONU y cómo pueden participar. Con ese fin, hemos producido recursos de campaña, incluyendo dos hojas informativas, una infografía y un mapa de los puntos calientes de impunidad en todo el mundo.
Sabemos que los gobiernos que actúan solos nunca resolverán el problema. Una sociedad civil fuerte y autónoma, un sistema jurídico creíble y transparente, abogados valientes, acciones apasionadas e implacables de individuos monitoreando violaciones, la divulgación del conocimiento, la promoción de la seguridad de los periodistas y el hecho de exigir justicia – siempre estarán a la vanguardia de la lucha para poner fin a la impunidad.
Este año IFEX está haciendo uso de su voz – la voz de más de 90 organizaciones no gubernamentales en más de 60 países que trabajan para defender y promover la libertad de expresión – para recordarle a los gobiernos su responsabilidad y las acciones que deben tomar – no sólo en noviembre, pero durante todo el año. Nos comprometemos a que rindan cuentas. Para cortar la impunidad de raíz, seremos estratégicos, estaremos unidos y lo diremos fuerte.
Si matar periodistas es matar al mensajero, ¿qué mensaje enviamos cuando sus asesinos se salen con la suya? Por favor, una su voz a la nuestra este año, y envíe un nuevo mensaje. Exija que sus gobiernos hagan su parte para poner fin a la impunidad.
Annie Game
Directora Ejecutiva, IFEX