Aunque en general en las últimas dos década Europa ha visto avances en lo que atañe a derechos LGBTI+, los cielos se han oscurecido recientemente en algunas partes de Europa Oriental y Asia Central, donde se ha introducido legislación para silenciar las voces LGBTI+. La Federación de Rusia ha liderado el camino.
Cualquier persona que dude que los derechos LGBTI+ son un tema de libertad de expresión debería hablar con Sergei Alekseenko.
Alekseenko fue director de Maximum, una ONG rusa que solía ofrecer apoyo legal y psicológico a las personas LGBTI+ en Murmansk. En 2015, publicó un poema del siglo XIX sobre dos amantes masculinos en la página de Maximum que por entonces existía en VKontakte – una red de medios sociales rusos. También volvió a publicar la siguiente frase: «¡Niños! Ser gay significa ser una persona valiente, fuerte, confiada, persistente, que tiene un sentido de dignidad y autoestima.» La frase era una referencia al trabajo de otra organización que proporciona consejería a menores LGBTI+ suicidas. Por estas publicaciones, Alekseenko fue procesado y condenado por promover “propaganda gay” en línea. Se le impuso una multa de US$ 1.300; se obligó a Maximum a registrarse como «agente extranjero» y luego fue cerrada. «Para la sociedad», dijo cuando entré en contacto con él, «ahora soy un criminal».
Más de 70 países de todo el mundo tienen leyes que restringen los derechos de las personas LGBTI+ a la libertad de expresión, libertad de reunión y acceso a la información. Aunque en general en las últimas dos década Europa ha visto avances en lo que atañe a derechos LGBTI+, los cielos se han oscurecido recientemente en algunas partes de Europa Oriental y Asia Central, donde se ha introducido legislación para silenciar las voces LGBTI+. La Federación de Rusia ha liderado el camino.
Rusia ha estado llevando a cabo una guerra legislativa y cultural contra su comunidad LGBTI+ por lo menos durante los últimos cinco años. En 2013, los legisladores aprobaron lo que los críticos a menudo se refieren como la ley de «propaganda gay»; al hacerlo, impusieron severas restricciones a los derechos de libertad de expresión de las personas LGBTI+ a la vez que alentaron a quienes intentan perseguirlos. La ley de «propaganda gay» es en realidad un puñado de enmiendas a la ley federal sobre la «Protección de los niños contra información perjudicial para su salud y desarrollo», y el Código de Violaciones Administrativas. La nueva ley, defininida de manera imprecisa, hace que la «propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre menores de edad», sea una ofensa criminal y prevé multas de hasta US$ 155 para individuos y US$ 31.000 para organizaciones. Si, como en el caso de Alekseenko, esta «propaganda» se lleva a cabo en línea o a través de medios de comunicación, las multas son mucho más altas.
A la fecha, ha habido un pequeño número de procesamientos bajo esta legislación. Entre ellos se pueden destacar: Elena Klimova, fundadora de la página web LGBTI+ Deti-404, condenada en 2015 y multada con US$ 1.400; Alexander Suturin, editor en jefe del periódico Molodoi Dalnevostochnik, que fue multado con US$ 1.400 en 2014 después de publicar una historia sobre un maestro que supuestamente había sido despedido por ser gay; Nikolai Alexeyev y Yaroslav Yevtushenko, activistas LGBTI+ que fueron condenados en 2013 después de que protestaran la nueva ley frente a una biblioteca infantil con pancartas que decían: «La propaganda gay no existe, la gente no se hace gay, la gente nace gay».
Pero no se trata sólo de procesamientos. La ley de «propaganda gay» trata de fomentar la intolerancia y de cambiar la forma en que la sociedad ve a algunos de sus miembros más vulnerables. La campaña contra personas LGBTI+ por parte de los legisladores rusos recibió la ayuda y el apoyo de personalidades de alto perfil, aparentemente no involucradas en la política. En 2013, el presentador de televisión Dmitriy Kiselyov (ahora jefe de Rusia Today, la agencia de noticias del gobierno) anunció en el aire que a los gays se les debe ser prohibir donar sangre y esperma y que sus corazones deben ser quemados en lugar de ser utilizados para la donación de órganos. El jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Patriarca Kirill, afirmó en 2016 que el ascenso del ISIS / Estado Islámico se debió a la aceptación mundial de la homosexualidad.
Según una encuesta realizada en 2015 por la encuestadora estatal VTsIOM, esta propaganda real está funcionando: el 80% de los rusos están ahora contra el matrimonio gay (un aumento de más del 20% desde 2005); el 20% de los rusos cree que las personas LGBTI+ son «peligrosas» y por lo tanto deben estar «aisladas de la sociedad» (frente al 12% de 2005); y un asombroso 41% cree que las personas LGBTI+ deben ser perseguidas por las autoridades con el fin de «exterminar el fenómeno».
Lo que es aún más alarmante, otras estadísticas muestran un incremento en los ataques a las personas LGBTI+.
La legislación homófoba de Rusia no terminó en 2013. En 2014, se prohibió a las parejas LGBTI+ adoptar; en 2015, a las personas transgénero se les prohibió conducir y se presentó un proyecto de ley que, de ser aprobado, haría efectiva la prohibición de «salir del armario».
Tatiana Vinnichenko, profesora, es presidenta de la Red LGBT de Rusia. Su organización ha colaborado recientemente con otros grupos LGBTI+ rusos para presentar un informe al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU que detalla todas las formas en que las personas LGBT son discriminadas en Rusia. Ella me contó cómo el reciente aumento en el sentimiento anti-LGBTI+ había afectado su propia vida y trabajo.
«Recibo regularmente amenazas e insultos en Internet», dijo. «Siento que mi orientación sexual y mi posición como activista de las libertades civiles me han convertido en una marginada de la sociedad. Ha habido persecución de maestros LGBT y profesores universitarios: decenas de maestros que no ocultan su orientación sexual han abandonado sus escuelas y universidades – también amenazaron con despedirme. Mientras se han alentados a los grupos extremistas y fundamentalistas, las personas LGBT se han vuelto más vulnerables; nuestra posición fue completamente ignorada cuando estas leyes estaban siendo discutidas. La discriminación ha llevado a los grupos LGBT a la clandestinidad y restringió su acceso a la información sobre atención médica».
Se suma otra capa de dificultad sobre todo esto. Bajo la ley rusa de «agentes extranjeros», las ONG que reciben fondos del extranjero deben registrarse como agentes extranjeros, una etiqueta estigmatizadora que sugiere «espías» en la imaginación popular rusa. Muchas organizaciones LGBTI+ entran en esta clasificación y es una situación peligrosa. Vinnichenko, que ha sido un activista LGBTI+ por diez años, no ve que la situación mejore en el corto plazo:
«Hace diez años, la gente creía en la posibilidad de un cambio para mejor, en el sentido de que la gente podía ser educada. Ahora, esa fe se ha perdido. En su lugar está el deseo de salir de Rusia, sentimiento típico de tantos jóvenes LGBT. Aquellos que deciden seguir viviendo aquí están bajo estrés constante debido a la necesidad de ocultar su orientación e identidad de género, o debido a que esperan ataques y presiones psicológicas y físicas».
Entonces, ¿por qué Rusia está en esta trayectoria regresiva, anti-LGBTI+? Muchos activistas creen que es, esencialmente, una táctica política. Andrei Nekrasov, un disidente cineasta ruso, y Jenny Curpen, un periodista de la oposición, han dicho que la ley de «propaganda gay» es en parte un intento del presidente Vladimir Putin de asegurar el apoyo de su base conservadora y religiosa. Cuando le pregunté a Alekseenko su opinión, señaló la pobre situación en la que se encuentra Rusia, golpeada por las sanciones a su economía, y la necesidad del gobierno de chivos expiatorios.
«Hoy el Servicio de Seguridad Federal de la Federación de Rusia controla todo», dijo. «Utiliza los mismos métodos utilizados por la KGB en la Unión Soviética. Para reunir al pueblo, es necesario crear enemigos internos y externos: el enemigo externo es Estados Unidos y el interno es la comunidad LGBT. [Dicen que] los activistas LGBT son pedófilos o agentes estadounidenses y europeos. Cegados por esas «importantes» preocupaciones, la gente no ve los problemas sociales y económicos: culpar a los estadounidenses y a los gays – es un método para desviar la atención de la gente de los problemas reales «.
Preocupa que el enfoque tóxico de la Federación de Rusia a las cuestiones LGBTI+ también ha estado contagiando sus fronteras, envenenando los Estados que caen dentro de su esfera de influencia.
Uno de los ejemplos más notables de esto es Kirguistán, donde los legisladores están considerando su propia ley de «propaganda gay». «Sobre la introducción de adiciones a algunos actos legislativos de la República Kirguisa» fue introducido en el parlamento de Kirguistán en marzo de 2014 y desde entonces ha pasado por dos lecturas; otra lectura fue propuesta el año pasado por un subcomité parlamentario. Si se aprueba, la ley (que es muy similar en los términos usados a su precursora rusa) criminalizaría la «propaganda» de las relaciones «no tradicionales». También sería mucho más severa que la ley rusa, con penas de hasta un año de prisión.
Es difícil saber si esta ley será finalmente aprobada o si sólo permanecerá en el limbo. Lo que no está en duda, sin embargo, es que la mera existencia del proyecto ha dado luz verde (como lo hizo su precursor en Rusia) a aquellos que quieren atacar a los miembros de la comunidad LGBTI+. Se ha informado sobre un aumento del 300% en la violencia homofóbica desde que se introdujo la legislación. La organización LGBTI+ más antigua de Asia Central, Labrys, ha registrado numerosos ataques, incluyendo el bombardeo de su propia oficina en 2015.
La comunidad LGBTI+ de Kirguistán es particularmente vulnerable. La homofobia abunda en todo el país. La violación «correctiva» de mujeres transexuales, lesbianas y bisexuales es frecuente y los hombres gays o bisexuales que no «salieron del armario» son blancos frecuentes de extorsión por parte de la policía.
Los activistas LGBTI+ y los defensores de los derechos humanos generalmente coinciden en que hay tres fuerzas principales que exacerban la atmósfera anti-LGBTI+ ya existente en Kirguistán. Una de ellas es obviamente la creciente influencia de Rusia en la región. Otra es la promoción por parte del gobierno de una identidad nacional conservadora, étnicamente kirguisa, que interpreta la homosexualidad como una importación extranjera decadente. La tercera es el creciente interés por la religión, específicamente de una interpretación particularmente conservadora e intolerante del islam. Dastan Kasmamytov, un miembro de Labrys, conoce esto por experiencia directa. En 2014, Human Rights Watch publicó un informe sobre la violencia homofóbica en Kirguistán, y Kasmamytov fue invitado a participar en la conferencia de prensa de Bishkek en la que se lanzó el informe. «[El día después del evento] el Gran Mufti emitió una fatwa diciendo que los gays deben ser asesinados», afirmó Kasmamytov en una entrevista en 2014. «También atacaron a activistas LGBTI+ y se realizaron dos protestas contra los homosexuales, una de ellas frente a la embajada de Estados Unidos, culpando a Estados Unidos».
Otros países de la ex Unión Soviética que también han seguido el mal ejemplo de Rusia son Kazajstán, cuyo proyecto de ley que prohíbe la «propaganda de orientación sexual no tradicional» fue rechazado por el Consejo Constitucional en 2015, y Lituania, Bielorrusia, Ucrania y Moldavia que han aprobado o considerado una legislación similar.
En Kirguistán, los activistas LGBTI+ con los que he hablado a lo largo de los años han pasado sucesivamente entre la esperanza y el pesimismo cuando se les pregunta si piensan que el país finalmente aprobará una ley de «propaganda gay». En Rusia, donde la situación jurídica es ya mucho más sombría, los activistas pueden no tener esperanzas, pero son resistentes. «Maximum puede haber cerrado», dijo Alekseenko, «pero todavía estoy colaborando con nuestro grupo: seguimos con el mismo trabajo».
Pero no se trata sólo de procesamientos. La ley de «propaganda gay» trata de fomentar la intolerancia y de cambiar la forma en que la sociedad ve a algunos de sus miembros más vulnerables.
Tatiana Vinnichenko, profesora, es presidenta de la Red LGBT de RusiaAlexander Borisov
La discriminación ha llevado a los grupos LGBTI+ a la clandestinidad y restringió su acceso a la información sobre atención médica.Tatiana Vinnichenko
Sergei Alekseenko, ex director de Maximum, ONG rusa que ofreció apoyo a personas LGBTI+Sergei Alekseenko
Para reunir al pueblo, es necesario crear enemigos internos y externos: el enemigo externo es Estados Unidos y el interno es la comunidad LGBTI+.Sergei Alekseenko