El mal desempeño de Venezuela en materia de derechos humanos, incluso como miembro del Consejo de Derechos Humanos, debería evitar su designación para otro período en ese consejo, señalaron 34 organizaciones de derechos humanos internacionales y latinoamericanas.
Este artículo fue publicado originalmente en hrw.org el 22 de 2015.
El mal desempeño de Venezuela en materia de derechos humanos, incluso como miembro del Consejo de Derechos Humanos, debería evitar su designación para otro período en ese consejo, señalaron hoy 34 organizaciones de derechos humanos internacionales y latinoamericanas. Las elecciones para el período 2016-2018 del Consejo serán llevadas a cabo por la Asamblea General de la ONU en Nueva York el 28 de octubre de 2015. Los miembros del Consejo de Derechos Humanos deben cumplir con los estándares más altos de protección y promoción de los derechos humanos.
Las prácticas de derechos humanos del gobierno venezolano, su repudio al trabajo realizado por organismos internacionales de derechos humanos y la forma en que ha votado en el Consejo de Derechos Humanos durante los tres últimos años hacen que sea inadecuado que Venezuela ocupe un lugar en el Consejo, afirmaron hoy las organizaciones.
Mientras integró el Consejo de Derechos Humanos, el gobierno venezolano vulneró seriamente estándares fundamentales de derechos humanos que ese mismo órgano debería promover. En 2014, miembros de las fuerzas de seguridad venezolanas reprimieron brutalmente manifestaciones mayormente pacíficas durante varias semanas. Las fuerzas de seguridad detuvieron arbitrariamente a manifestantes y transeúntes, los sometieron a severas golpizas y torturas durante su detención y les negaron garantías básicas de debido proceso.
El gobierno también detuvo y persiguió penalmente de forma arbitraria a políticos opositores y críticos menos conocidos, inició acciones penales por difamación en contra de propietarios y periodistas de medios de comunicación críticos, y hostigó e intimidó a defensores de derechos humanos que cuestionaron estos y otros abusos de poder.
Además de su indiferencia por las libertades fundamentales dentro de sus fronteras, el gobierno venezolano ha rechazado que diversos órganos internacionales de derechos humanos realicen una evaluación genuina de la situación en el país. Durante más de una década no ha permitido que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visite Venezuela, ni que lo haga ninguno de los relatores especiales de la ONU desde 1996. El Estado denunció la Convención Americana sobre Derechos Humanos en 2012, e impidió así que los venezolanos que sufren abusos puedan solicitar la protección de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. También rechazó recomendaciones clave sobre la situación de los derechos humanos en el país emitidas en el marco del Examen Periódico Universal llevado a cabo por el Consejo de Derechos Humanos en 2011, y no cumplió cabalmente con aquellas recomendaciones que sí aceptó.
Además, Venezuela ha tenido uno de los peores récords de votación en el Consejo de Derechos Humanos. De forma reiterada, ha rechazado resoluciones sobre países destinadas a abordar graves violaciones de derechos humanos, como aquellas que trataban sobre Bielorrusia, Irán, Corea del Norte, Siria, Sri Lanka y Ucrania, que fueron apoyadas por otros gobiernos latinoamericanos. En el Consejo de Seguridad de la ONU, Venezuela bloqueó la aprobación de medidas para detener abusos en Sudán del Sur y Siria.
Las organizaciones afirmaron que reelegir a Venezuela como integrante del Consejo de Derechos Humanos enviaría el peligroso mensaje de que la comunidad internacional es indiferente a las violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno venezolano y a su rechazo de los mecanismos internacionales de derechos humanos. También sostuvieron que la reelección de Venezuela sugeriría que los principios que se pretendía proteger al crear el Consejo de Derechos Humanos no merecen ser tomados en serio.