(FIP/IFEX) – Agentes de la Procuraduría General de la República (PGR), encargados de la seguridad de la XI Conferencia Nacional de Procuracion de Justicia, realizada en Mazatlán, Sinaloa, México, el 7 de diciembre de 2001, golpearon y despojaron de su grabadora al corresponsal de «Proceso» y de la Agencia Proceso de Informacion, (APRO), Felipe Cobián, […]
(FIP/IFEX) – Agentes de la Procuraduría General de la República (PGR), encargados de la seguridad de la XI Conferencia Nacional de Procuracion de Justicia, realizada en Mazatlán, Sinaloa, México, el 7 de diciembre de 2001, golpearon y despojaron de su grabadora al corresponsal de «Proceso» y de la Agencia Proceso de Informacion, (APRO), Felipe Cobián, al comprobar que pudo ingresar sin obstáculos al auditorio donde se realizaban los trabajos del último día de la reunion.
El grupo de cinco agentes vestidos de civil, que no se identificaron, lo derribaron de un puñetazo para quitarle la grabadora en un lugar cercano a la sala de prensa, localizada en el mismo hotel donde se llevaba a cabo la reunion.
El periodista, informa la agencia de noticias APRO, debidamente acreditado y con su identificacion de prensa a la vista, había avanzado en direccion al auditorio pasando sin problema los diferentes puntos de revision. Ante el detector de metales, coloco en la canastilla especial su grabadora y el celular, y paso sin contratiempos.
En seguida camino unos 50 metros y, entre militares de civil y agentes policiacos que resguardaban el lugar, subio las escaleras. Llego al auditorio donde habían por lo menos cuatro camarografos filmando la reunion. Tomo un lugar y se disponía a grabar, cuando varios agentes policiacos lo «invitaron a salir» del lugar.
«Cuando se dieron cuenta que había fallado su sistema de seguridad, intentaron sacarme a jalones, pero yo les argumenté que no era necesario, que yo saldría voluntariamente. Me acompañaron hasta la salida al lugar donde se encontraba el detector de metales. Me interrogaron para saber a qué medio pertenecía y dijeron que me retirara», preciso el periodista.
Cobián narra que cuando se dirigía a la sala de prensa, localizada en el mismo hotel, «en un pasillo semioscuro y solitario lo alcanzo un grupo de cinco agentes vestidos de civil, y el que parecía el jefe de ellos, exigio que le entregara surabadora o al menos el cassette. Me negué varias veces, traté de seguir avanzando rumbo a la sala de prensa, pero me cerraron el paso cada vez que caminaba. Me amenazaron con que me iban a llevar detenido».
«Molestos, me gritaron que me identificara. Les expliqué que ya me había identificado con sus compañeros, pero me gritaron que querían mi credencial. La credencial la había dejado en la sala de prensa; les dije que fueran allá. Cuando aparentemente habían accedido, en un momento en que subíamos unas escaleras y no había gente, al parecer el que era el jefe -un sujeto moreno, fornido, vestido con pantalon de mezclilla y camisa azul marino, con bigote- me tiro un golpe en la boca que me tumbo. En ese momento aprovecharon para quitarme la grabadora y se fueron».
Cobián dice que minutos después otra persona desconocida le entrego su grabadora, sin que le diera alguna explicacion. En su grabadora tenía registradas entrevistas con algunos procuradores sobre el tema de secuestros.
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