Con motivo de cumplirse el décimo aniversario de la llegada al trono de Mohamed VI, RSF ha hecho un balance de la situación de la libertad de prensa en el país.
(RSF/IFEX) – Con motivo de cumplirse el décimo aniversario de la llegada al trono de Marruecos de Mohamed VI, el 23 de julio de 1999, Reporteros sin Fronteras hace un balance de la situación de la libertad de prensa en el país. Después de unos progresos reales al comienzo del reinado, se han multiplicado los retrocesos y crispaciones, sobre todo a partir de 2002. Actualmente, la prioridad sigue siendo la reforma del código de prensa, que es demasiado severo. En efecto, en el transcurso de los últimos diez años la justicia marroquí ha distribuido 25 años de cárcel entre algunos periodistas, y 2 millones de euros en multas a diversos medios de comunicación.
Es innegable que en estos últimos diez años han mejorado las condiciones de trabajo de los periodistas marroquíes porque las «líneas rojas», si bien siguen existiendo, han retrocedido gracias a la tenacidad de la prensa independiente y al deseo de flexibilización del propio Mohamed VI. A pesar de los riesgos de acciones judiciales, ahora los periodistas marroquíes pueden abordar con cierta audacia temas que hace diez años eran totalmente tabúes, como el rey y la monarquía, el gobierno, el Islam, la sexualidad, el Sahara occidental . . . También hay que aplaudir el hecho de que en este momento no haya ningún periodista encarcelado por un «delito de prensa», aunque también es cierto que sigue habiendo muchos detenidos de opinión.
Desde 1999 la prensa marroquí ha vivido una auténtica explosión de cabeceras de prensa escrita, tanto en diarios como en semanarios. Por otra parte, una primera oleada de liberalización del audiovisual marroquí, iniciada en 2006, tuvo como consecuencia el aumento del número de radios y canales de televisión, que ofrecen al público un pluralismo desconocido hasta entonces en el reino. Sin embargo, la segunda oleada de concesiones de licencias de radios y televisiones, en febrero de 2009, se ha considerado decepcionante por unanimidad, a pesar de la imparcialidad del Consejo Superior de la Comunicación Audiovisual. De hecho solo van a conseguir autorización para emitir cuatro nuevas radios regionales y con vocación temática (de entre 23 candidatas). No se ha concedido ninguna licencia televisiva.
Aunque ahora Marruecos tolera la existencia de medios de comunicación más críticos y una mayor libertad editorial, el palacio sigue sin aceptar el auténtico rol de la información. El poder deja un margen de maniobra a los periodistas de la prensa escrita porque solo el 1% de la población marroquí compra periódicos. Y, además, solo algunas cabeceras, entre las que están «Tel Quel» y «Le Journal Hebdomadaire», son verdaderamente independientes.
Las trabas, arcaísmos y reacciones arbitrarias se mantienen. Hay periodistas y fotógrafos que padecen frecuentemente la brutalidad policial y a los que se confisca el material. El 10 de febrero, veinte agentes de las fuerzas de seguridad hicieron una incursión en los locales del semanario en lengua árabe «Al Ayam», por el único motivo de que tenía una foto sin publicar de una mujer miembro de la familia real. El periódico había solicitado autorización para publicarla.
(. . .)