Luis Carlos Santiago Orozco fue asesinado y otro compañero resultó herido, luego de ser atacados a tiros por delincuentes en el estacionamiento de un centro comercial.
(CEPET/IFEX) – Luis Carlos Santiago Orozco, reportero gráfico de «El Diario» de Ciudad Juárez, Chihuahua, fue asesinado el 16 de septiembre de 2010, en tanto que otro compañero (cuyo nombre se ha preferido omitir) resultó herido, luego de ser atacados a tiros por delincuentes en el estacionamiento de un centro comercial de esa ciudad fronteriza.
Los hechos ocurrieron aproximadamente a las 14:30 horas en el centro comercial Rio Grande, ubicado entre la avenida Adolfo López Mateos y Paseo Triunfo de la República. Los periodistas, que estaban incorporados a las labores del diario como becarios, fueron a comer a uno de los negocios de esa plaza, apenas a unas calles de las instalaciones del periódico, después de haber pasado la mañana en un curso de fotografía.
Ambos fueron sorprendidos por sujetos armados en el estacionamiento, cuando se encontraban a bordo de un auto Nissan Platina gris, matrícula EBV 7546. Santiago Orozco, de 21 años de edad, quien conducía el vehículo, quedó sin vida en el lugar, mientras el otro fotógrafo, de 18 años, se refugió herido en el interior del centro comercial, donde elementos de seguridad le prestaron ayuda y pidieron la intervención de rescatistas de la Cruz Roja, los cuales lo trasladaron a un hospital, donde recibió atención médica.
Hasta el momento de emitir esta comunicación el estado del periodista se reportaba como delicado, toda vez que tuvo que ser atendido de al menos cuatro heridas de bala que al parecer no tocaron órganos vitales.
Versiones recogidas por reporteros de «El Diario» indican que los delincuentes dispararon desde otro auto en movimiento, alcanzando en la cabeza a Santiago Orozco, quien perdió el control de la unidad, la cual terminó estrellándose contra otros dos vehículos estacionados.
Elementos de la Policía Federal que llegaron al lugar para asegurar la zona, lograron hacerse del equipo fotográfico que el reportero lesionado había dejado en custodia a una compañera de su medio. No obstante, preocupada por la integridad del contenido, la reportera se aseguró de que agentes de la Unidad Especializada en la Escena del Crimen lo recuperaran con el fin de someter a análisis del contenido de la tarjeta de memoria, como parte de las investigaciones.
Además de nueve casquillos percutidos calibre 9 milímetros que fueron asegurados en la escena, pudo determinarse que el Nissan Platina había sido prestado a Santiago Orozco por la familia de Gustavo de la Rosa Hickerson, visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos refugiado fuera del país tras recibir amenazas de muerte, con la cual el fotógrafo mantenía amistad.
Periodistas consultados detallaron que el fotógrafo herido estaba cumpliendo apenas dos semanas de trabajar con el equipo de «El Diario», y la mayoría de sus asignaciones habían estado relacionadas con la cobertura de temas de seguridad. Santiago Orozco, por su parte, estaba por ser dado de alta como empleado a tiempo completo de la empresa «dada la calidad de su trabajo gráfico», dijeron directivos del periódico.
«Es indignante que esté pasando esto, y no sólo lo digo por mis compañeros periodistas. Son más de 2 mil 200 personas las que han perdido la vida sólo este año y hasta ahorita no ha pasado nada. Las autoridades están cruzadas de brazos; no es posible que se siga enlutando a más familias y no se haga absolutamente nada», dijo al CEPET la reportera que tuvo a su cargo la cobertura de la emergencia y quien acompañó al fotorreportero herido durante los minutos posteriores a la agresión.
En su editorial del 17 de septiembre, «El Diario» recordó el asesinato hace casi dos años de su reportero Armando Rodríguez, el cual continúa sin ser resuelto, y destacó que se han acabado los cauces para exigir el esclarecimiento y pedir justicia por este nuevo crimen: «Mientras no sepamos quiénes nos agreden y por qué; mientras ellos tengan la total libertad de permanecer ultrajando en este imaginario Estado de Derecho; mientras la procuración de justicia en este país, en esta entidad, siga siendo una entelequia, en realidad es poco lo que puede hacerse que no sea continuar desarrollando nuestra actividad periodística en la total indefensión».
«¿A quién le reclamamos que no lo hayamos hecho ya?», concluye el texto.
El CEPET considera urgente que las autoridades estatales y federales instrumenten las medidas necesarias para proteger la integridad del reportero gráfico herido, así como del resto de los trabajadores de «El Diario». Esta organización considera que ambos están obligados, en el ámbito de sus facultades, a investigar y juzgar a los responsables de estos crímenes, pero también a prevenir futuras agresiones contra los periodistas y medios de comunicación.