La costumbre de interrumpir emisiones en medios privados para transmitir cadenas está establecido en la ley de radiodifusión de 1974, promulgada bajo un gobierno militar. Actualmente, críticos aseguran que las cadenas son abusivas porque el gobierno tiene numerosas formas de comunicar su perspectiva.
(CPJ/IFEX) – 4 de febrero de 2013 – Lo que sigue es parte del blog del CPJ:
Por John Otis/corresponsal del CPJ en los Andes
El 11 de septiembre de 2012, el gobierno ecuatoriano interrumpió el noticiero de la mañana en el canal de televisión Teleamazonas para transmitir un boletín oficial. ¿Qué podría ser tan urgente? ¿Un golpe de Estado? ¿Un terremoto? ¿Un brote de cólera?
Nada de eso. El gobierno sólo buscó aclarar detalles del desayuno del Presidente Rafael Correa.
La cuestión surgió una semana antes cuando una legisladora de la oposición afirmó en una entrevista en Teleamazonas que el desayuno de Correa en un mercado local durante su visita a una ciudad del interior había sido en realidad preparado en un hotel cercano. No era exactamente un escándalo político. Sin embargo, la secretaría de comunicación montó una refutación completa de tres minutos con entrevistas a las vendedoras del mercado que confirmaron que habían preparado las empanadas y el café consumido por Correa.
Bajo la Constitución de Ecuador de 2008, que garantiza el «derecho de réplica» a los que afirman haber sido difamados por la prensa, Teleamazonas, un canal privado que es a menudo crítico con el gobierno, no tuvo otra opción que emitir el segmento.
Esta costumbre de interrumpir emisiones en medios privados para transmitir anuncios oficiales, conocidos como cadenas, está establecido en la ley de radiodifusión de 1974, promulgada bajo un gobierno militar. En ese entonces, el estado no tenía ningún canal de televisión y la cláusula fue diseñada para garantizar espacio para importantes anuncios de gobierno y comunicados en tiempos de crisis, según afirmó César Ricaurte, director ejecutivo de Fundamedios.