A los sesenta años, la periodista y activista Teresa Toda es partidaria de la autodeterminación pacífica de la región vasca. Encarcelada en 2007, es una de 30 periodistas procesados por cargos relacionados con el terrorismo. Ahora hace campaña por la libertad de expresión y los derechos de los prisioneros.
Cathal Sheerin: Cuéntame sobre tu historia como defensora de la libertad de expresión.
Teresa Toda: Toda mi vida he estado involucrada en el periodismo y el activismo. Durante el periodo franquista, uno de mis primeros trabajos fue trabajar para ABC. En aquella época no existía una verdadera libertad de expresión en España. Todos los periódicos apoyaban al régimen, y uno trataba de ser profesional, pero había ciertos temas que no podías tocar, como las huelgas. Sin embargo, yo también estaba involucrada en el periodismo independiente y subterráneo. Contrarrestábamos el periodismo «oficial», manteniéndonos informados a través de periódicos clandestinos. Cuando Franco murió, hubo un florecimiento del periodismo y me involucré en los sindicatos de Catalyuna. En 1984, Egin [diario vasco] me contrató como corresponsal en Madrid.
CS: Cuando comenzó a trabajar en Egin, ¿se intensificó el conflicto entre ETA y el gobierno español?
TT: Sí. En 1989, estuve con Josu Muguruza e Iñaki Esnaola [un político vasco y un activista vasco respectivamente] cuando los fascistas les dispararon en Madrid. Ver a un amigo morir con una herida de bala en el cuello te cambia. Egin me trajo de vuelta al País Vasco por mi propia seguridad. La violencia empeoró en los años 90. ETA y la policía estaban matando gente; esos años son conocidos como «los años de plomo».
CS: Los periodistas también sufrieron – Egin fue cerrado por el gobierno en 1998 como parte de una represión de todas las manifestaciones del movimiento de la independencia vasca. Usted fue encarcelada por «colaboración» con ETA [la principal evidencia contra Toda fue que ella y su editor habían entrevistado al líder de ETA]. ¿Cómo ocurrió eso?
TT: Egin fue el primer periódico que se cerró. Dijeron que financiábamos y colaborábamos con ETA, lo cual no era cierto. Muchos de los arrestados sólo estaban promoviendo la autodeterminación. Nuestro juicio comenzó en 2005 en la Corte Especial Antiterrorista de Madrid y fue increíble: ¡los mismos investigadores que nos arrestaron fueron llamados como expertos para evaluar las pruebas contra nosotros! Dos periodistas de Egin (incluida yo) y ocho miembros del consejo fueron encarcelados en 2007. Recibí 10 años, que fueron reducidos a 6 en 2009.
CS: ¿Cómo la afectó la prisión?
TT: Fue terrible: dos años de prisión en Salamanca, luego cuatro años en una de las cárceles más duras de Córdoba, a 860 km de mi familia. Nos mantuvieron en nuestras celdas durante 20 horas al día, con sólo 4 horas en el patio. Tomábamos todas nuestras comidas solas en nuestras celdas: era una forma de aislamiento. No podías participar en actividades con otros prisioneros. Leían tus cartas; tus conversaciones eran grabadas. Nos observaban constantemente: eso se convierte en otro límite a tu libertad de expresión. Formar amistades en la cárcel es muy importante; aprendes mucho acerca de cómo la gente reacciona a las cosas – a la bondad, a la ira. Uno pasa su tiempo tratando de mejorar, desarrollar su lado artístico con muy pocos materiales – ¡la imaginación es muy importante! Además, aprendes a reciclar todo, desde sobres a botellas de agua.
CS: ¿Regresó a la actividad después de su liberación en noviembre de 2013?
TT: Me involucré aún más en la libertad de expresión y en la lucha por los derechos humanos de los prisioneros vascos. Según la ONU, los prisioneros deben mantenerse en las cárceles lo más cerca posible de sus familias, pero eso no sucede aquí, donde existe una política de dispersión de prisioneros vascos en toda España. También existe el derecho de cuidar adecuadamente su salud. Estar enfermo en la cárcel es muy duro: ahora hay 10 prisioneros vascos gravemente enfermos que todavía mantienen en condiciones duras muy lejos de sus familias – podrían recibir libertad condicional o medidas especiales para cuidar su salud. También hay prisioneros que han estado en la cárcel por más de 24 años: son 24 años durante los cuales sus familias han tenido que viajar 2.000 kilómetros cada semana para visitarlos. Aparte de los gastos de viaje, 16 personas han muerto en accidentes de carretera en estos viajes, muertes que no habrían ocurrido si sus seres queridos hubiesen estado más cerca de casa.
CS: Por último, ¿puede comentar la recientemente introducida ley llamada «mordaza», que ha sido criticada por las restricciones draconianas que impone a la protesta popular y a la libertad de expresión?
TT: Sí, es la principal amenaza a la libertad de expresión en España. Se deriva de la legislación que ya estaban aplicando en el País Vasco – restricciones a las manifestaciones, etc. Pero la ley de mordaza está teniendo un impacto especialmente duro en los fotógrafos – no se puede tomar fotos de la policía ahora. Hubo un caso de un joven fotógrafo en el País Vasco que fue multado en unos 600 euros porque tomó una foto de una mujer arrestada. Sólo se ve al policía de espalda, pero eso fue suficiente porque supuestamente estaba «poniendo sus vidas en peligro». También se está convirtiendo en un gran negocio en Internet. Hoy en día, cualquiera puede decir «me ofende» esto o aquello y los llevan a los tribunales: eso ya está sucediendo con bastante frecuencia.
No podías participar en actividades con otros prisioneros. Leían tus cartas; tus conversaciones eran grabadas. Nos observaban constantemente: eso se convierte en otro límite a tu libertad de expresión.Teresa Toda sobre su vida en la prisión