(IPYS/IFEX) – El 13 de octubre de 2003, efectivos de la Guardia Nacional y de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) intentaron restringir el acceso de la prensa a un conjunto residencial ubicado en las instalaciones de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), en San Tomé -estado Anzoátegui-, ubicado en […]
(IPYS/IFEX) – El 13 de octubre de 2003, efectivos de la Guardia Nacional y de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) intentaron restringir el acceso de la prensa a un conjunto residencial ubicado en las instalaciones de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), en San Tomé -estado Anzoátegui-, ubicado en la zona nororiental del país. Además, un reportero gráfico fue obligado a borrar su material fotográfico.
La corresponsal del diario «El Tiempo» en el estado Anzoátegui, Moreyba Castellanos, relató al IPYS que un grupo de periodistas logró esquivar la barricada que colocaron efectivos del Batallón Bacazaraza, de la Guardia Nacional y de la policía política DISIP, para impedir el acceso de la prensa a una zona residencial donde se realizaban desalojos de ex empleados petroleros, en Campo Norte de San Tomé.
El reportero gráfico de «El Tiempo», Daniel Olivares, fue frenado por un Guardia Nacional, pero logró que no le quitaran su equipo de trabajo.
Entretanto, José Sequea, corresponsal del diario «El Progreso», del estado Bolívar (ubicado al sur del país), y de «La Prensa» de Anzoátegui, logró sacar su cámara digital cuando se estaba desalojando una de las viviendas. Sequea fue visto por un efectivo de la DISIP quien le pidió que le mostrara las fotos. Luego de mirarlas, le hizo borrar todas las gráficas tomadas, lo trasladó hasta la entrada e intentó despojarlo de su cámara fotográfica.
Según Castellanos, ésta no es la primera vez que ocurre una situación similar con los reporteros de la región. El 30 de septiembre, un grupo de unas 15 personas, simpatizantes del presidente Hugo Chávez, intentaron quitarle la cámara a Olivares, cuando daba cobertura a un desalojo en las instalaciones petroleras.
«No tenemos miedo, pero provoca despojarse de la envestidura de profesional y dejar por sentado que aunque nos vean impotentes no estamos dispuestos a bajar la guardia. Seguimos dando el ejemplo de mantener informado al pueblo y, si Dios quiere, seguiremos así», señaló Castellanos al IPYS.