(RSF/IFEX) – En un correo dirigido al Secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, RSF ha declarado sentirse «aterrorizada» por las revelaciones efectuadas por la agencia Reuters sobre los malos tratos que, en enero de 2004, sufrieron tres de sus empleados en Irak, de manos del ejército estadounidense. La organización ha condenado igualmente «el laxismo y […]
(RSF/IFEX) – En un correo dirigido al Secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, RSF ha declarado sentirse «aterrorizada» por las revelaciones efectuadas por la agencia Reuters sobre los malos tratos que, en enero de 2004, sufrieron tres de sus empleados en Irak, de manos del ejército estadounidense. La organización ha condenado igualmente «el laxismo y la total ausencia de transparencia del Pentágono en este asunto. Unas respuestas insuficientes y la evidente ausencia de una investigación seria, a pesar de las repetidas peticiones de la agencia británica de prensa, no hacen honor al gobierno estadounidense».
«Los testimonios de los periodistas de Reuters son aplastantes. Los hechos que cuentan revisten una gravedad extrema. Sin embargo, el ejército estadounidense, creyéndose sin duda por encima de las leyes, desde hace meses no considera útil interrogar a las tres víctimas», ha indicado la organización, que continúa: «Le pedimos que esta vez responda con la mayor honestidad, y una verdadera investigación, a esas serias acusaciones, incluidas las de Hassan Saleh, camarógrafo del canal árabe Al-Jazira, que según dice fue torturado en la cárcel de Abu Ghraib, en noviembre de 2003».
«Deben reabrirse las investigaciones, no con el objetivo de blanquear al ejército, sino con la voluntad de aclarar estas alegaciones de torturas, y castigar a los autores», ha concluido RSF.
Tres empleados de Reuters declararon haber sido golpeados y expuestos a tratos humillantes y degradantes, de orden sexual y religioso, durante su detención en un campo militar estadounidense cerca de Faluya, en enero de 2004. Los dos periodistas y el chofer, todos ellos iraquíes, contaron su calvario a la agencia Reuters, tras su liberación el 5 de enero. Pero se han decidido a hacerlo público solamente después de que el ejército estadounidense recusara cualquier prueba de los malos tratos, y los medios de comunicación revelaran la práctica de torturas, en la cárcel de Abu Ghraib.
En un carta fechada el 5 de marzo, pero recibida el 17 de mayo en la agencia Reuters, el teniente general Ricardo Sánchez, comandante de las fuerzas terrestres estadounidenses en Irak, se declara persuadido de que la investigación ha sido «exhaustiva y objetiva». A la luz de algunos hechos nuevos, relativos a los malos tratos infligidos a los detenidos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib, David Schlesinger, uno de los directores de Reuters, ha pedido recientemente al Pentágono que se efectúe una nueva investigación.
Los malos tratos tuvieron lugar en una base militar cerca de Faluya (Forward Operating Base Volturno). Salem Ureibi, camarógrafo, Ahmad Mohammad Hussein Al-Badrani, periodista free-lance residente en Faluya, y Sattar Jabar Al-Badrani, chofer, fueron detenidos el 2 de enero, cuando cubrían el accidente de un helicóptero estadounidense cerca de Faluya. Los tres quedaron en libertad el 5 de enero, sin que se mantuviera ningún cargo contra ellos.
«Cuando vi las fotos de Abu Ghraib lloré», ha declarado Ureibi, que continúa: «He visto que sufrieron como nosotros».
Un resumen de la investigación llevada a cabo por la 82a Airbone División, fechado el 28 de enero y enviado a la agencia Reuters, concluye: «No se ha registrado ningún abuso específico». Según este informe, ninguno de los soldados interrogados bajo juramento «admitió o contó haber conocido abusos físicos o actos de tortura». El ejército estadounidense nunca interrogó a los tres empleados de Reuters.
Por otra parte, RSF pide al Pentágono que efectúe una investigación separada sobre las condiciones de la detención de Saleh, de 33 años, camarógrafo del canal qatarí Al-Jazira, quien estuvo detenido durante un mes y medio en noviembre de 2003. Según su testimonio, publicado en varios medios de comunicación -incluso al diario británico «The Guardian» y la revista estadounidense «The Nation»-, habría padecido malos tratos en varias ocasiones, entre otros lugares en la cárcel de Abu Ghraib.
El ejército estadounidense detuvo a Saleh el 3 de noviembre cerca de Bakuba, a unos cuarenta kilómetros al norte de Bagdad, cuando cubría un ataque con bomba contra un convoy estadounidense, que acababa de producirse. Sus interrogadores le acusaron de tener conocimiento de la explosión antes de que se produjera. Según su testimonio, en principio le llevaron a la base militar del aeropuerto internacional de Bagdad, y después a Tikrit, antes de trasladarle a la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad, donde le desnudaron, pegaron e insultaron. Los soldados se referían a él llamándole «Al-Jazira», «chico» o «puta». Durante su detención fue obligado a permanecer de pie durante once horas, desnudo, con la cabeza tapada con un saco. Después le pegaron, le pusieron ropa roja llena de vómitos, y le interrogaron dos estadounidenses vestidos de civil, que acusaron al canal Al-Jazira de trabajar con terroristas.
Tras varias semanas detenido, Saleh fue presentado ante el tribunal Supremo Federal, un tribunal recientemente establecido por el Consejo de gobierno iraquí. Según el diario «The Guardian», Saleh fue interrogado en la primera vista de ese tribunal, que le puso en libertad por falta de pruebas. Fue liberado el 18 de diciembre, en el exterior de Bagdad, y continuaba llevando la misma ropa sucia.