(WPFC/IFEX) – El WPFC otorgó un monto del Fondo Contra la Censura al periodista argentino Mariano Saravia, un reportero investigador quien ha sido querellado por difamación civil después de la publicación de su libro en el que nombra a ex miembros de las fuerzas armadas y la policía que, según él, participaron en asesinatos, torturas […]
(WPFC/IFEX) – El WPFC otorgó un monto del Fondo Contra la Censura al periodista argentino Mariano Saravia, un reportero investigador quien ha sido querellado por difamación civil después de la publicación de su libro en el que nombra a ex miembros de las fuerzas armadas y la policía que, según él, participaron en asesinatos, torturas y desapariciones de personas opuestas a la extinta dictadura militar.
Debido a las revelaciones de su libro, Saravia ha sido querellado por un oficial retirado y un ex policía por supuesta difamación. El juez que preside uno de los juicios ha accedido que a Saravia se le secuestre su salario de reportero del periódico «La Voz del Interior» de la Provincia de Córdoba.
El caso – el cual fue incluido en el Informe Anual de 2005 del Relator Especial para la Libertad de Expresión de la OEA – surge a raíz de la publicación del libro de Saravia, «La sombra azul», sobre sus investigaciones de las violaciones de derechos humanos durante el régimen militar argentino de los años 70 y 80. Muchos de los autores de esos crímenes han eludido a la justicia, y Saravia, al igual que otros periodistas y autores argentinos, está sufriendo persecución judicial por hacer estas acusaciones.
«El propósito de los tribunales es administrar justicia y no prestarse a servir como herramientas de censura para silenciar la legítima labor de periodistas investigadores», dijo Mark Bench, Director Ejecutivo del WPFC. «El Sr. Saravia es víctima de acoso judicial para silenciarlo porque su trabajo está develando incómodas revelaciones sobre un penoso periodo de la historia argentina. Esperamos que nuestra ayuda financiera le permitirá obtener la mejor defensa legal posible».
Los fondos contra la censura otorgados a Saravia serán administrados por el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), el grupo de prensa más relevante de ese país, el cual también está asistiendo a otros periodistas en similares circunstancias.
El WPFC cree que este caso contiene un número de componentes fundamentales que podrían convertirlo en un ejemplo histórico de la lucha por una prensa libre no sólo en Argentina sino en toda la región. Los dos querellantes han usado leyes, específicamente el Artículo 1089 del Código Civil, que regulan «insultos» al honor. Este artículo, y muchos otros, deben ser reformados o eliminados a raíz de un acuerdo amistoso de varios casos argentinos ante la Comisión Interamericana sobre Derechos Humanos (CIDH) a cambio de no traspasarlos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El Estado argentino, sin embargo, nunca adoptó las reformas, y estas leyes abusivas siguen usándose para silenciar a periodistas en el país.
El caso también tiene implicaciones que son compartidas por casi la totalidad de la región, ya que, como Argentina, la mayoría de los países latinoamericanos deben confrontar abusos a los derechos humanos sin resolver ocurridos durante pasados regímenes dictatoriales.
El WPFC también cree que éste es un caso arbitrario que atraerá atención internacional a argumentos legales erróneos usados para silenciar a Saravia y a las amenazas e intimidaciones que ha sufrido desde la publicación de su libro. Según el Informe Anual del Relator Especial para la Libertad de Expresión de la OEA, en julio de 2005, Saravia «encontró una docena de balas del calibre 45 frente a su casa». Un mes más tarde, «apareció pintada una svástica en las paredes de su casa». Y en octubre, Saravia «encontró un pájaro muerto colgado en su garaje».
«El caso de Saravia encuentra su génesis en el Código Civil y se extiende hacia temas de más relevancia que competen a la CIDH y que poseen ramificaciones más allá de la simple difamación y el desacato», dijo Kevin Goldberg, abogado general del WPFC.
El WPFC espera que su apoyo financiero y moral logrará las siguientes metas:
– Permitir a Saravia continuar su defensa y evitar pagar abusivas «compensaciones a daños morales» por valor de hasta US$20,400.
– Derogar leyes de prensa anacrónicas y abusivas y ayudar al Estado Argentino a cumplir con sus compromisos ante la CIDH de despenalizar las leyes de difamación y reformar su Código Civil, incluyendo la introducción de conceptos modernos de libertad de prensa, como la real malicia.
– Reanudar el debate dentro de sistema interamericano de justicia sobre las promesas incumplidas de Argentina de reformar sus leyes y poner de nuevo en el tapete la amenaza de llevar el caso a la Corte Interamericana.
– Enviar un claro mensaje a ex miembros de las fuerzas armadas y policía de Argentina que sus intentos de silenciar a periodistas responsables tendrán repercusiones internacionales.
El Fondo Contra la Censura ofrece asistencia financiera para costos legales de periodistas que son víctimas de acoso judicial y otras formas de intimidación. Las donaciones provienen del WPFC en nombre del Comité Coordinador de Organizaciones de Libertad de Prensa, el cual incluye, además del WPFC, International Press Institute (Viena, Austria); la Sociedad Interamericana de Prensa (Miami, EE.UU.); International Association of Broadcasting (Montevideo, Uruguay); World Association of Newspapers (Paris, Francia); Commonwealth Press Union (Londres, Inglaterra); North American Broadcasters Association (Toronto, Canadá); International Federation of the Periodical Press (Londres, Inglaterra); y Committee to Protect Journalists (Nueva York, EE.UU.).
Desde 1977, el Comité Mundial de Libertad de Prensa, una coalición internacional que representa a 45 grupos de libertad de prensa de cinco continentes, ha otorgado numerosas donaciones de asistencia como parte de su programa cooperativo para ayudar a los medios de comunicación y a los periodistas del mundo en desarrollo y más recientemente en Asia, y Europa Central y Oriental. Todas las solicitudes son detalladamente revisadas, y el éxito del programa depende de generosas donaciones de fundaciones, empresas e individuos.