(CESO-FIP/IFEX) – El periodista Rafael Bruno Bruno fue muerto de un impacto de bala en la cabeza, al interior de su casa en el barrio Bellavista de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, en circunstancias confusas, durante la noche del 19 de diciembre de 2007. El cadáver del reportero gráfico del diario «La […]
(CESO-FIP/IFEX) – El periodista Rafael Bruno Bruno fue muerto de un impacto de bala en la cabeza, al interior de su casa en el barrio Bellavista de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, en circunstancias confusas, durante la noche del 19 de diciembre de 2007.
El cadáver del reportero gráfico del diario «La Opinión» fue encontrado en el patio de su vivienda, donde, según versiones de los vecinos, se escucharon varios disparos que, muchos señalaron, parecían producto de un enfrentamiento.
El periodista había llegado a las 9:10 p.m. (hora local) en su vehículo. Antes de ingresar a la vivienda, dialogó con varios niños que, con frecuencia, lo esperaban para que les regalara dulces. Extrañó a los vecinos que el periodista ni hubiera salido con su pequeño radio a escuchar música, como solía hacerlo casi todas las noches. Por otra parte, unos cinco minutos después de cerrar la puerta, se habían escuchado estallidos similares a los de la pólvora de estas fiestas navideñas, y sus perros ladraban sin parar, lo que despertó inquietud en quienes lo conocían.
Luego de golpear en la puerta y marcar a su teléfono celular infructuosamente, solicitaron la presencia de una patrulla de la policía. Cuando los uniformados entraron a la casa, se encontraron con el cuerpo de Bruno bocabajo, y un revólver en su mano derecha que, después se supo, tenía cinco vainillas desocupadas en el tambor.
El día del 19 de diciembre había sido completamente normal para Bruno. Había hecho varias fotografías de un puente para un informe especial de la edición dominical y, al caer la tarde, antes de partir hacia su casa, había compartido varios platos decembrinos con sus colegas y empleados de «La Opinión», donde habló de sus planes para estos días.
Bruno había nacido hace 76 años en Salazar de Las Palmas; era un apasionado de la fotografía que siempre estaba en primera línea a la «caza» de noticias. Su lente captó importantes momentos de la vida regional, como la desmovilización del Bloque Catatumbo de las Autodefensa Unidas de Colombia, en Tibú, a finales del 2004. Cada año, en noviembre, partía hacia Cartagena para registrar el Reinado Nacional de la Belleza, donde siempre acompañaba a al candidata de Norte de Santander.
Fue un comprometido activista de la ciudad de Cúcuta, por lo que presidió las juntas de varias organizaciones sociales: la Federación Nacional de Comerciantes, FENALCO, la Asociación Colombiana de Pequeños Industriales, ACOPI, y el Colegio Nacional de Periodistas, CNP.
«La Federación Colombiana de Periodistas y el Centro de Solidaridad de la Federación Internacional de Periodistas enviamos nuestras condolencias a los familiares de Rafael y a sus colegas del diario ‘La Opinión'», declaró Eduardo Márquez presidente y director de las dos organizaciones gremiales. «Igualmente, hacemos un llamado a las autoridades para que realicen una investigación seria, en la que no se descarte la posible comisión de un crimen, pues la hipótesis de un suicidio, no parece muy creíble, si detallamos sus últimas horas de vida».
La muerte de Bruno se produce en medio de un ambiente de hostilidad de la policía contra periodistas de «La Opinión» en la capital nortesantandereana. El 18 de diciembre, mientras cubrían el desalojo de una vivienda en cumplimiento de una decisión judicial solicitada por un banco, miembros del cuerpo antimotines ESMAD, de la Policía, agredieron física y verbalmente a la practicante de periodismo, Marta Forero y al fotógrafo Carlos Patiño, ambos de «La Opinión», William Pantano de APN TV y otros periodistas que se encontraban en el lugar.
Seis días atrás, el 12 de diciembre, otros dos periodistas – la reportera gráfica Gabriela Sierra y el redactor Hugo González – fueron objeto de empujones por parte de agentes de la policía de tránsito, en momentos en que cubrían el asesinato de un intendente de la policía. Un cabo de apellido Álvarez corrió a empujones a los periodistas, mientras otros intentaron quitar la cámara a la reportera gráfica. El periodista mostró su chaleco que lo identificaba como trabajador de «La Opinión», pero el cabo lo tomó por los bolsillos, lo haló y le exigió mostrar su cédula de ciudadanía; luego lo dejó a disposición de un funcionario de la Fiscalía.
Cicerón Florez, subdirector del periódico «La Opinión», manifestó al CESO-FIP su preocupación por las crecientes limitaciones que existen para el cubrimiento periodístico de hechos judiciales. Florez reconoce que existen unos límites legales que buscan garantizar las investigaciones judiciales, «pero la actitud de la fuerza pública en Cúcuta no es proporcional a esas disposiciones. Cada vez son más frecuentes la actitudes represivas y los insultos por parte de agentes de la Policía Nacional, muchas veces bajo la mirada indiferente de sus superiores», concluyó.
Al respecto, Márquez aseguró que estos nuevos casos de agresión policía serán presentados ante la Procuraduría General de la Nación, por parte de la FIP, para que sean sancionados los responsables.
La FECOLPER representa a más de 1000 periodistas en 18 departamentos del país. La FIP representa a más de 1000 periodistas en 120 países.