Subirse al transporte colectivo a narrar noticias a viva voz, usar redes sociales personales o crear grupos de WhatsApp entre profesionales son algunas de las alternativas ante el apagón informativo.
Sin luz, sin agua, sin gasolina. Sin internet, sin televisión, sin prensa escrita. Sin vehículos, sin transporte, sin víveres. La escasez es la norma en Venezuela. Todo falta, nada es fácil y la vida normal del común de los humanos es un lujo para un venezolano promedio.
La situación en Venezuela es considerada la peor crisis humanitaria de un país sin guerra de los últimos 45 años. Además de la crisis económica y social, se suma un contexto político complicado. El Gobierno, presidido por Nicolás Maduro, es considerado ilegítimo por medio centenar de países y también por el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, quien invocó en enero de este año la Constitución para tomar el rol de presidente interino y llamar a elecciones.
En ese contexto, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, visitó el convulsionado país entre el 19 y el 21 de junio. Se reunió con Maduro, Guaidó y decenas de actores de la sociedad civil y política. Bachelet emplazó finalmente a ambos sectores políticos a que inicien un “necesario diálogo” y exigió la liberación de los presos políticos.
La situación social se traduce en un serio deterioro de los derechos de libertad de expresión e información, según reportes de nuestros medios locales IPYS Venezuela y Espacio Público. En sus informes, los ataques a la libertad de expresión son constantes y entre estos incidentes sobresalen los bloqueos a plataformas y medios en internet por parte del Gobierno. En su informe más reciente, IPYS Venezuela reveló 86 casos de restricciones a los derechos digitales de la ciudadanía, entre los que se incluyeron bloqueos a Youtube, Google y Bing.
Desde IFEX conversamos con varios periodistas y activistas para entender cómo hace una sociedad tan convulsionada para informarse, para lidiar con apagones, bloqueos, la censura; y con el otro tipo de escasez que todo esto genera: la de la información veraz.
Así, descubrimos varias formas creativas y hasta “offline” que surgieron en Venezuela para que la información pueda seguir circulando.
Sin luz y sin red
Largas filas de coches se amontonan en las gasolineras a la espera de obtener algunos litros de combustible. Para paliar la espera los ciudadanos prenden las radios, pero casi ninguna funciona debido a los cortes casi diarios de electricidad que impiden la difusión de las emisoras. Algunos revisan su celular (aquellos que tienen batería) pero internet o está caída o los portales de noticias bloqueados por el Gobierno.
Otro día cualquiera en Venezuela.
Los testimonios, todos muy similares, se acumulan por decenas. Entre ellos, el de Dayrí Blanco, corresponsal de IPYS Venezuela y del medio Caraota Digital en el estado de Carabobo, que habló con IFEX sobre este difícil día a día.
“En el estado Carabobo es muy, pero muy difícil hacer periodismo actualmente. El acceso a la información pública es nulo. Hay que hacer mil y una maniobras para lograr transmitir información”, dijo Blanco.
“A esto se le suman los problemas que tenemos con el suministro de gasolina, con las fallas en el abastecimiento y las colas interminables. He tenido que hacer colas de cuatro horas para cargar combustible”, explicó. Demoras de esta índole perjudican todos los trabajos, especialmente los que tienen límites de tiempo muy estrechos, como las comunicaciones.
“Para la población no es nada fácil mantenerse al día con lo que ocurre. La mayoría se mal informa sobre todo a través de las redes sociales, donde corren muchos rumores y la gente se deja llevar por todo lo que lee. [Es un espacio] donde no hay verificaciones ni garantías”, advirtió.
“Es muy, muy compleja la situación del país. La desinformación es terrible, los bloqueos informativos son constantes. Hay portales a los que bloquean a diario. [El Gobierno de Maduro] les quita las concesiones [para el uso del espectro radioeléctrico] a las emisoras radiales o las censuran. Hay una cantidad enorme de palabras que no pueden decir porque si no, van y los sancionan, los multan”, dijo.
Ana Méndoza también es corresponsal de IPYS Venezuela, pero ahora está radicada en Río Alto, Colombia. Trabaja para el periódico binacional Wayuunaiki, que cerró sus oficinas en Venezuela, ¿por qué?:
“Cerramos por los problemas eléctricos y de conectividad, pero también aplicamos la autocensura y nos fuimos por temas de seguridad. Esa zona es tierra de nadie”, dijo.
La estrategia para seguir informándose de alguna manera, según Ana, “es crear grupos en WhatsApp [de] colectivos de periodistas donde se emiten comunicados y así se informan y se difunden actualizaciones y boletines de prensa”.
Cortes y más cortes
Marianne Díaz Hernández, también venezolana, es abogada y defensora de derechos humanos. Fundó la ONG Acceso Libre y trabaja como analista de políticas públicas para nuestro miembro Derechos Digitales. Díaz Hernández fue galardonada con el premio “Heroína de los Derechos Humanos” por Access Now, una organización internacional que promueve el derecho al internet libre y abierto.
Díaz es clara al identificar el principal problema para informarse e informar en Venezuela: los cortes de suministro. Ya sea de electricidad, gasolina o internet, los “constantes e impredecibles” cortes “constituyen un enorme obstáculo a sortear para poder obtener información confiable, para comunicarnos unos con otros y para organizarnos en torno a cualquier proyecto”, dijo a IFEX.
“La puesta en marcha de cualquier iniciativa, sea un comunicado, una campaña, o una simple entrevista, se ve obstaculizada por cuestiones tan básicas como la imposibilidad de establecer una llamada por Skype o de obtener respuesta rápida a un mensaje de WhatsApp porque la persona con quien intentas comunicarte no tiene electricidad”, sostuvo.
Díaz tiene amplia experiencia en la materia de la falta de información en Venezuela. Uno de sus artículos es una guía muy útil de cómo seguir informándose en el país.
Para Nayrobis Rodríguez, periodista y corresponsal de IPYS Venezuela en el estado Sucre, los cortes son algo diario y afectan “la posibilidad de ejercer cualquier trabajo normal”.
Como el resto de los consultados, Rodríguez explica que se hace “casi imposible” ejercer el periodismo e informar a la población, pero que aún así “no se rinden” y se buscan “métodos alternativos”. Uno de estos métodos es el uso de las redes sociales personales de cada periodista a modo de plataforma de difusión.
Nacer así
Luis Carlos Díaz es quizás uno de los periodistas jóvenes más reconocidos de Venezuela. Su visión crítica del Gobierno de Maduro y su intento por ejercer el periodismo libre lo han hecho blanco de hostigamiento y persecuciones. Fue detenido, desaparecido y encarcelado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional y acusado de “instigación” por ejercer su derecho a la libre expresión. Su caso motivó a que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitiera medidas cautelares para él y su familia.
“El asunto con la censura en Venezuela es que para mi generación no hay nada distinto a esto. No hay nada distinto al chavismo. Entonces, lo que hemos vivido toda la vida es un proceso de avanzada de una censura y un control gubernamental de cada uno de los medios que sean libres, independientes y autónomos; y sobre todo las cosas que sean relevantes, masivas, populares”, dijo Luis Carlos Díaz a IFEX.
“Esta avanzada [de la censura] para mi es como lo normal, lo he vivido toda la vida. Pero como también soy hijo de internet, busco salidas trabajando con ONGs, etc. ¿Cómo se puede trabajar? Básicamente no se puede trabajar. No se puede trabajar libremente, ni con garantías mínimas. Además, no hay un modelo sustentable para el ejercicio de la profesión periodística en Venezuela”, sostuvo.
“Entonces ¿cómo se informa la gente? A retazos, como si fuesen piecitas de lego que se van juntando y armando a lo largo del día básicamente a través del filtro social. Es algo que hace cada uno con sus redes sociales”, explica Díaz.
“La gran consecuencia de esto es una sociedad profundamente desinformada, con problemas para saber qué está pasando todo el tiempo”, sentenció.
La desinformación es la reina
Alba Perdomo es periodista y corresponsal de IPYS en el estado Bolivar, una región minera y con altos índices de violencia “muy cercana a la del tipo que se ve en México”. Esto sumado a la constante del país, con cortes de suministros y bloqueos informativos, hacen la tarea de informar e informarse una labor titánica.
“Hay días en los que te faltan cinco servicios: te falta gas en la tubería, no tienes electricidad, no tienes agua, no hay gasolina y tampoco hay internet. Como periodista me siento en la época de las cavernas. Es, por un lado, no tener contacto con el resto del país y no saber qué está ocurriendo y por otro, no poder transmitir si pasa algo aquí”, dijo a IFEX.
“Tenemos muchos grandes temas que no están siendo cubiertos: la falta de medios ha hecho que la gente se guíe más por las redes, los chats de WhatsApp, los audios y los videos. Eso genera una industria enorme de noticias falsas”, sostuvo. Perdomo agregó también que los bloqueos y la falta de acceso hacen que la sociedad venezolana “sea cada vez más crédula”.
“La desinformación es reina. La desinformación y la opacidad mandan”, sentenció.
BusTV
María Fernández es corresponsal de El Pitazo y de IPYS Venezuela en el estado Mérida. Según cuenta, es una de las regiones más golpeadas por la falta de electricidad, pues está “en la cola del sistema eléctrico nacional”.
“Esto lo vivo de manera dramática porque se me hace cada vez más cuesta arriba enviar mi material” sostuvo Fernández.
Para la periodista el SMS volvió a ser un aliado a la hora de recibir y enviar información. Ha llegado a enviar notas enteras por esta vía.
“La disminución de canales de comunicación y digitales, la censura en internet y su conexión cada vez más lenta hacen que los ciudadanos, tanto en Merida como en el resto del país, tengan menos capacidad de acceder a información calificada, tengan menos tratamiento periodístico”, aseguró.
Sin embargo, no todo está perdido: una iniciativa de periodistas denominada BusTV constituye una ventana de información para estas audiencias desconectadas.
BusTV nació en 2017 como proyecto nacional. Es un noticiero que llega directamente a la audiencia en unidades de transporte público y en paradas donde las personas esperan para abordar el transporte. Allí se leen noticias de actualidad e internacionales.
BusTV es un medio de comunicación offline conformado por equipos de tres personas y se expandió por varias ciudades, explicó Fernández.
La iniciativa, en un país con censura y cada vez menor acceso a internet, ha sido bien recibida por las audiencias.
Son este tipo de iniciativas las que aportan una luz de esperanza en el deteriorado contexto venezolano. Constituyen, además, ejemplos que deben ser difundidos, apoyados y replicados para mantener los canales de información abiertos.
De este tipo de formatos y capacidades depende en gran parte que la libertad de expresión y el acceso a la información siga viva en Venezuela.