Una bomba en la carretera mató a dos empleados de un canal privado y otros dos murieron a causa de la Covid-19, que continúa propagándose entre los periodistas del país. RSF señala que el personal de los medios debe estar protegido tanto de la violencia como de la pandemia.
Este artículo fue publicado originalmente en rsf.org el 4 de junio de 2020.
La semana pasada fue letal para los trabajadores de los medios en Afganistán, donde una bomba en la carretera mató a dos y otros dos murieron a causa de la Covid-19, que continúa propagándose entre los periodistas del país. RSF señala que el personal de los medios debe estar protegido tanto de la violencia como de la pandemia.
El 30 de mayo, en Kabul, dos de empleados del canal privado Khurshid TV -el reportero de economía Zamir Amiri y el técnico Shafiq Zabih-, murieron en el acto y otros cuatro resultaron heridos cuando un minibús que transportaba a miembros del personal de la cadena fue blanco de una bomba.
“La explosión ocurrió unos minutos después de que saliéramos. Hubo un ruido ensordecedor, el minibús saltó por los aires y fuimos arrojados de nuestros asientos. Vi a colegas cubiertos de sangre y luego perdí el conocimiento. Me desperté en el hospital«, relata Madineh Morovat, una de las periodistas heridas.
El Estado Islámico reclamó ese mismo día la autoría del bombardeo, que ocurrió cerca de la sede del canal de televisión, en el cuarto distrito de Kabul.
«Hacemos un llamamiento para que se abra una investigación exhaustiva con el fin de que los responsables de este ataque sean identificados, localizados y llevados ante la justicia«, exige Reza Moini, jefe del departamento de RSF para Irán y Afganistán. «Deben acabar de inmediato tanto la retirada del gobierno de la lucha contra la violencia hacia los periodistas como la impunidad de los depredadores de la libertad de prensa«.
No es la primera vez que Khurshid TV es blanco de un ataque. Cinco de sus empleados resultaron heridos cuando un artefacto explosivo oculto en una bicicleta se activó cerca de su vehículo, el 4 de agosto de 2019.
El Estado Islámico se ha atribuido la responsabilidad de los bombardeos y ataques que han matado a un total de 15 periodistas y trabajadores de los medios en Afganistán desde 2015. En ocasiones, algunas ramas de los talibanes perpetran ataques contra los medios en nombre del Estado Islámico.
“Varias investigaciones han demostrado que los bombardeos en nombre del Estado Islámico son en realidad obra de los talibanes. Esta ‘etiqueta’ es utilizada tanto por las fuerzas nacionales como por países extranjeros por razones políticas: los estadounidenses, para absolver a los talibanes, y, los iraníes, para reforzar su presencia e influencia en Afganistán”, asegura un agente de seguridad afgano que habla bajo condición de anonimato.
Una de las consecuencias del acuerdo de paz que Estados Unidos firmó con los talibanes el 29 de febrero era reducir la cifra de bombardeos contra los medios, en comparación con años anteriores, pero la violencia contra los periodistas no ha disminuido. RSF conoce al menos 27 casos de amenazas, ataques y otras formas de comportamiento agresivo hacia los trabajadores de los medios desde el 1 de enero.
Al menos 70 periodistas con Covid-19
Los periodistas afganos no solo son víctimas del terrorismo y de la violencia. Según la información recabada por RSF, al menos 70 periodistas afganos se han contagiado de Covid-19 desde finales de marzo, cuando se declaró oficialmente que el virus había llegado al país. Esto significa que los periodistas de Afganistán se han visto más afectados por la pandemia de coronavirus que cualquier otra comunidad periodística en el mundo.
Soliman Yousefi, conductor de Ariana News, de propiedad privada, y Nassir Ahamad Sapi, reportero del canal nacional de televisión RTA en la provincia de Nangarhar, murieron esta semana a causa de la Covid-19. Mientras tanto, casi 50 periodistas en la región de Kabul infectados con el virus aseguran que no están siendo tratados adecuadamente, ya sea por falta de dinero o por falta de suministros médicos.
“No estamos recibiendo ayuda ni del gobierno, ni de los medios, ni de los sindicatos de periodistas. La mayor parte de la ayuda gubernamental es inútil por la incompetencia o la corrupción. Los medios tienen pocos recursos y ni siquiera pueden pagar nuestros salarios. Y los sindicatos y las asociaciones dicen que están en quiebra, que su financiación procede de las cuotas de los socios que los periodistas ya no pagan. He estado yendo al hospital durante cinco días para una prueba, pero el hospital dice que no tiene test. No puedo ser hospitalizado y no puedo permitirme comprar medicamentos«, revela periodista de Kabul presuntamente infectado de Covid-19 que habla amparándose en el anonimato.
“Los periodistas de Afganistán están expuestos a una variedad de males, y practicar su profesión se está volviendo cada vez más peligroso” añade Reza Moini, de RSF. “Es inaceptable un aumento tan dramático de la cifra de víctimas de bombardeos o de enfermedades. El gobierno, los medios y las organizaciones sindicales son responsables en parte y deben hacer todo lo posible por proteger a los periodistas«.
En un comunicado de prensa con fecha del 2 de abril, RSF publicó recomendaciones para proteger a los periodistas contra la propagación de Covid-19.
Afganistán ocupa el puesto 122, de 180 países y territorios, en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2020 de RSF.