Arturo Torres investiga como se maneja la desinformación en Ecuador. Evidenció que habían 13 campañas simultáneas de desinformación impulsadas por intereses políticos, con el fin de debilitar a gobierno del entonces presidente Lenin Moreno.
Este artículo fue publicado originalmente en es.globalvoices.org el 24 de noviembre de 2022. Escrito por
Arturo Torres investiga como se maneja la desinformación en Ecuador
Arturo Torres es uno de los únicos periodistas ecuatorianos que le pone foco a un fenómeno global cada vez más presente en nuestras sociedades: la desinformación. Su interés comenzó en el 2020, cuando el COVID-19 comenzaba a tener efectos globales, y evidenció que habían 13 campañas simultáneas de desinformación impulsadas por intereses políticos, con el fin de debilitar a gobierno del entonces presidente Lenin Moreno. Esta investigación la publicó en el medio digital del cual es el cofundador, Código Vidrio.
El trabajo periodístico revelaba la difusión de contenidos alarmistas y videos chocantes que circulaban sobre la ciudad de Guayaquil y que se volvieron virales en el mundo entero. “Nosotros vimos que se trataba de una articulación, que había una maquinaria de cuentas. Todo estaba muy planificado, no había nada espontáneo. Ahí establecimos que había algo mucho más detrás, que había una cabeza que estaba pensando y gente que sabía muy bien lo que hacía”, dice Torres. Esto significaría que habría desinformación, y no misinformación. La diferencia es importante: la misinformación es información falsa sin intención de engañar, mientras que la desinformación es información deliberadamente falsa o engañosa.
El periodista subraya, además, que todo eso evidenciaba un know-how porque era muy “exitoso” ya que focalizaba a un responsable en el manejo de la pandemia —en este caso el gobierno de Moreno—, “que sí cometía errores, como todos los gobiernos en los primeros meses de la pandemia porque estábamos frente a un fenómeno desconocido, pero eso se exacerbó y sobredimensionó mucho. Había un objetivo político de desgastar al gobierno”.
Carlos E. Flores: Pero, Arturo, ¿cómo le explicamos a las personas que no están familiarizadas con este tema? Al decir desinformación parece que todo lo que se dijo de Guayaquil fuera mentira.
Arturo Torres: Al inicio era complicado discriminar. Precisamente ese es el arte de la desinformación porque te venden como información algo que está trucado, que son medias verdades, que básicamente tienen una mezcla de datos reales y falsedades. Eso se complementa y se amplifica muchísimo. Por ejemplo, se están quemando cadáveres en Guayaquil. En Guayaquil, efectivamente, hubo un desborde del problema de muertos que la gente tenía en sus calles y nadie los iba a recoger en sus casas, entonces, se volvieron focos de contaminación los cadáveres y los sacaban a las calles. Eso es real. Pero, luego venía el tema de confundir imágenes ya que en esos mismos sitios se estaban incendiando o quemando muebles, que habían sido utilizados por personas que habían sido contagiadas por el virus. Como no se tenía información, entonces, todos estábamos en pánico sobre si esta persona tocó o estuvo en contacto con ciertos objetos, también está ahí el virus. Entonces, se decía en este caso que se están quemando los cadáveres en las calles de Guayaquil. Eso era falso, porque básicamente lo que utilizaron fueron cadáveres y lo montaron con imágenes de la gente que quemaba los muebles donde habían estado los cadáveres en sus casas. Pero, no estaban quemando cadáveres en Guayaquil. Lo mismo se hacía con las fosas, por ejemplo, ya se hablaba de fosas enormes en Guayaquil para enterrar los cadáveres porque estaba todo descontrolado, y usaban imágenes de otros países que tienen una población mucho más grande. Todo era un tema de sobredimensionar la crisis y, por el otro lado, mostrar a un gobierno totalmente inoperante, desbordado, sin planificación. Esto, evidentemente, causaba un desgaste y una preocupación en la sociedad sobre un tema que era medular en ese momento.
CF: Desde que comenzaste a investigar periodísticamente la desinformación en los inicios de la pandemia hasta la actualidad, ¿en qué situación se encuentra ahora el país?
AT: Creo que Ecuador desde el gobierno de Rafael Correa [2007-2017] tomó la batuta de cómo manejar la desinformación. Ellos eran muy metódicos, eso hay que reconocerlo, siempre se movían mucho con estudios, información con datos, estaban mapeando la realidad permanentemente. Desde el 2010, ellos ya sabían lo que se venía, la potencia que iban a cobrar y la relevancia de los contenidos a través de redes sociales. Esta transición de los medios a las redes ya lo visualizaron y empezaron a trabajar desde ese momento de manera sostenida desde el 2012, creando cuentas, medios articulados todo a redes sociales, sortearon los grandes medios y crearon su propio aparataje de medios digitales y de cuentas digitales en Twitter, Facebook, Instagram —que ya empezaba—, pero sobre todo era en Facebook y Twitter. ¿Por qué empezaron con la desinformación? Porque básicamente el gobierno [de Rafael Correa] empezó a perseguir a los actores de la oposición, a periodistas, a líderes sociales, a defensores de la naturaleza, empezaron a atacarles desde su propio pool de medios y de cuentas en redes sociales […] Desde ahí empezaban las campañas de desprestigio a personajes que a ellos les resultaban incómodos. Entonces, había una narrativa permanente y constante de satanización, de acusaciones […] Ahora mismo el movimiento del expresidente Correa es el que mejor maneja redes sociales. Ellos siempre están poniendo tendencias en Twitter, todo el tiempo. Todas las semanas tú tienes las tendencias que posiciona el correísmo son número uno en Twitter. Además, se han identificado estos patrones irregulares y hasta delictivos, por eso se les ha cerrado cientos de cuentas en Facebook y Twitter…
CF: Si bien nos explicas que con el correísmo hay una especie de génesis de la desinformación en Ecuador, y considerando que estamos a vísperas de elecciones de gobiernos locales el próximo año, ¿qué otros actores apelan a estas prácticas?
AT: Esto [la desinformación] se ha regado como un hongo. Básicamente, la mayor parte de los políticos apela a esta misma táctica de contratar una agencia de publicidad para que divulgue información sobre un candidato, pero está implícito el troll center*, es decir, es parte de ese contrato. Este modelo ha sido muy eficaz y como, después de la pandemia, la exposición que tenemos a los celulares y a todo lo digital es mucho mayor que los medios convencionales, entonces, están definiendo elecciones. Hubo candidatos que se hicieron populares en las redes sociales y llegaron a la segunda vuelta [en las elecciones nacionales del 2021] desde plataformas como Facebook, Twitter y TikTok. Esta práctica la inició el correísmo y ahora creo que la mayoría de los candidatos lo está utilizando.
CF: Entonces, ¿la desinformación es un fenómeno con el que tenemos que vivir?
AT: Sí, es un fenómeno con el que tenemos que vivir. Es lo que pasa también en el mundo real, en las elecciones. Por cómo están dadas las leyes, gana casi siempre el que tiene mayores recursos económicos porque nuestras instituciones son débiles y también la gente se persuade en general. No quiero quedarme solo en Ecuador porque es un fenómeno global. Vemos que pasó con el Brexit, pasó con Trump en EE.UU. O sea, el hecho de caer en las redes de las emociones es una cuestión innata. La emoción es mucho más fuerte que la razón. Entonces, cuando encontraron y descubrieron la fórmula de llegar a las emociones a través de las redes sociales y vender una emoción como un hecho estamos en el campo de las fake news…
CF: Finalmente, para el caso de Ecuador, ¿hay alguna plataforma que se destaque por ser un espacio donde circula mayor desinformación?
AT: Sí, WhatsApp porque en los grupos se comparte cualquier cosa. Es el medio que más se utiliza para desinformar porque te da familiaridad, tú crees en el amigo que te comparte y abres ese contenido, entonces, básicamente no hay filtros […] También creo que en TikTok. TikTok básicamente es el vídeo, pero ahí cómo filtras la desinformación. O sea, es mucho más complicado filtrar desinformación para la plataforma TikTok, que además es china, que filtrar en Facebook o en Twitter que han hecho un trabajo mucho más pormenorizado. Pero, TikTok, por el formato, es más difícil discriminar lo que es desinformación de lo que es información. Creo que ese va a ser un género que va a ser mucho más utilizado por los políticos, y no me meto todavía en el tema de Meta. Es decir, toda la cuestión que se viene con la virtualidad y lo que proyectan hacer con Facebook, de la realidad virtual. Ese también va a ser otro nivel de desinformación que nos obliga a los periodistas a primero interpretar la realidad, analizarla y luego ver cómo vamos a emprender para precisamente concientizar a la comunidad. Pero, claro, también esta crisis es una oportunidad porque la gente de a poco va discriminando la bulla, el ruido. La gente se va ya familiarizando más con la desinformación, con lo que causa y casi siempre acude a medios serios para verificar ciertos datos. Es una práctica que empieza a cobrar mucha más fuerza y eso evidentemente fortalece a los medios que mantienen un rigor la verificación.
*Nota del editor: un troll center es un grupo organizado de usuarios que tratan deliberadamente de causar ofensa o conflicto con la publicación de comentarios polémicos o despectivos en línea.