La Sociedad Interamericana de Prensa lamenta que el gobierno de Argentina haya calificado de “sicario” y de “asesino mediático” al periodista Jorge Lanata. En un comunicado oficial la oficina de la Presidencia negó información referida a una escala que la presidenta habría hecho a las Islas Seychelles.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) lamenta que el gobierno de Argentina haya calificado de “sicario” y de “asesino mediático” al periodista Jorge Lanata.
En un comunicado oficial transmitido el domingo pasado (18 de agosto de 2013) a la misma hora que Lanata conducía su programa de Canal 13, “Periodismo Para Todos (PPT)”, la oficina de la Presidencia de la Nación negó información referida a una escala que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner habría hecho a las Islas Seychelles – Oceáno Índico – y sus presuntas vinculaciones con una empresa de origen argentino, radicada en esas islas, que sería utilizada para lavado de dinero.
En el comunicado, el gobierno acusa a Lanata de «sicario mediático de Magneto” en referencia a Héctor Magneto, directivo de Grupo Clarín, y de mentir, difamar e inventar “situaciones y hechos con el fin de desprestigiar y descalificar a la presidenta de la Nación”. Por otra parte, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, se refirió a Lanata como “asesino mediático” y “extorsionista” en declaraciones a varias radioemisoras.
Si bien el gobierno descalificó públicamente a Lanata, luego, en otro incidente, desmintió que se lo haya tildado de “gordo chanta” (farsante) en un tuit oficial de la Casa Rosada, al denunciar que esa cuenta de Twitter había sido manipulada por piratas informáticos.
El presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la SIP, Claudio Paolillo, expresó que “más allá de la polémica que podría suscitarse por la información manejada por el periodista, lamentamos que el gobierno haya arrastrado el debate público al campo de los insultos, acusaciones graves e inapropiadas”.
Paolillo, director del semanario uruguayo Búsqueda, advirtió que este “tipo de irresponsabilidades verbales suelen desencadenar ataques más serios contra los periodistas”, recordando que una gran cantidad de actos hostiles contra la prensa argentina ocurrieron después de acusaciones públicas y de «juicios» callejeros en los que organizaciones políticas y gremiales vinculadas al poder «condenaron» a periodistas y medios críticos o independientes, «al mejor estilo fascista».