(FLIP/IFEX) – El 4 de agosto de 2002 mientras se jugaba el partido de fútbol entre Deportivo Independiente Medellín (DIM) y Junior de Barranquilla, en el estadio Atanasio Girardot de Medellín, se presentaron desordenes dentro y fuera del escenario deportivo. En medio de esos disturbios el jugador del DIM, Roberto Carlos Cortés, amenazo al reportero […]
(FLIP/IFEX) – El 4 de agosto de 2002 mientras se jugaba el partido de fútbol entre Deportivo Independiente Medellín (DIM) y Junior de Barranquilla, en el estadio Atanasio Girardot de Medellín, se presentaron desordenes dentro y fuera del escenario deportivo. En medio de esos disturbios el jugador del DIM, Roberto Carlos Cortés, amenazo al reportero gráfico del diario «El Colombiano», Henry Agudelo, por acercarse a tomar una foto.
La situacion ocurrio a pocos minutos de terminar el partido, cuando el marcador iba 0 – 2 a favor del visitante. El árbitro del encuentro Julio Cesar Mesa anulo un gol a favor del local, de manera airada un hincha entro al campo de juego y agredio al juez – los incidentes de violencia en el fútbol colombiano son frecuentes. El fotografo Henry Agudelo corrio a captar la imagen de lo sucedido, pero se le atraveso el jugador Cortés y lo increpo: «ustedes son los culpables de este tipo de violencia», le dijo.
Agudelo le respondio que solo estaba cumpliendo con su deber de informar y más si se trataba de la agresion de un hincha a un árbitro, argumento que enfurecio al futbolista, al punto que lo amenazo «con partirlo (agredirlo)» si tomaba una foto más. «Me reto a tomarla a costa de que algo me pasara», sostuvo Agudelo, quien decidio retirarse por temor a que el incidente se agravara.
«El Colombiano», el diario de mayor circulacion en el departamento de Antioquia, denuncio la agresion el 5 de agosto y con base en esa informacion las directivas del Deportivo Independiente Medellín sancionaron al jugador con una multa y un llamado de atencion por escrito.
Comportamientos como el asumido por el futbolista Cortés constituyen un irrespeto y una obstruccion al trabajo periodístico y por tanto deben ser rechazados por quienes defienden el derecho a informar.